Binóculo Nº 285

Un personaje que admiras

"Un personaje que admiras"

Siempre he sido un convencido de que la única forma de hacer buenos ciudadanos es en la escuela.

Reza un viejo dicho venezolano "Loro viejo no aprende a hablar". Porque después de que ese niño es un hombre, para cambiarle sus conductas, sus mañas y su forma de ser, no queda otra salida que la represión; pero como también reza otro refrán "la cabra siempre tira pa´l monte".

Durante las gratas conversaciones que alguna vez tuve con mi amigo, colega y compañero de clases, William Lara, durante el interesantísimo proceso de la Asamblea Nacional Constituyente de 1999, le hacía hincapié en dos temas fundamentales: uno, el diseño, la creación y la aplicación inmediata de una Escuela de Formación Política y Administración Pública, cuya consecuencia inmediata sería la depuración de una burocracia estatal. En un proceso de cinco años, solo los que pasen por esa escuela de formación política puede optar a ser funcionarios del Estado.

El otro tema se refería a la escuela. Cómo hacer que esa escuela que tenemos ahora, que no sirve para nada sino para reproducir los vicios del capitalismo, iniciara un proceso de transformación estructural a fin de que esos niños al final de sus estudios tuvieran una conciencia real de qué era su país, qué eran ellos y para qué servían. Ya vemos que nada de eso ocurrió. Y por cierto que los niños que estaban en la escuela en ese momento, y tenían cinco años, ahora tienen 24. Son los que ponen guayas para degollar gente, incendian personas o se van del país.

Es una angustia que me ha perseguido siempre. El centro de la atención debe estar en el niño. Saldrán malos algunos, pero la mayoría será muy buena. Y la atención no solo es un problema social, que incluso ejecute al director hampón que negocio los alimentos de la escuela, sino profundamente estructural cuyo contenido académico se parezca al país, pero viendo hacia el mundo. Si ese niño no conoce historia -y no la conoce- porqué suponemos que deba creer en lo que hace. Si a ese niño no le enseñan sus raíces culturales, no puede aspirar otra cosa que no sea los valores culturales que le enseñan los medios de comunicación. Si ese niño no tiene héroes -todo niño tiene héroe- pues sus héroes serán los que les indiquen los medios de comunicación y el maestro, tan alienado como él, porque que raya escuchar música venezolana o ser un artista.

Dicen los números que el 75% de la población venezolana tiene de 35 años para abajo. Es decir, los viejos recién comenzamos a aparecer en las estadísticas. Por ello, tratando de ver por dónde iba mi preocupación, y a propósito de que cada vez veo más mediocridad en la población, me contacté con un grupo de amigos-colegas en todo el país, realmente solo diez estados. Les dije que empíricamente solo quería que les hicieran una pregunta a personas de 17 a 50 años. ¿Si te pidieran que hablaras de un personaje que admiras, de quién hablarías y por qué?

La muestra duró dos semanas y mis amigos, gentilmente dedicaron muchas horas a este menester. Les impresionó tanto la respuesta que estaban empeñados en que ampliáramos más la encuesta. Pero en verdad, sin recursos es imposible hacer nada. Al final, lograron entrevistar a 887 personas entre 17 y 50 años. Escogí 17 años porque es el punto de partida de la conciencia y 50 años porque es una persona no solo activamente laboral, sino intelectualmente madura para tener conciencia real de las cosas que dice. Usted amigo registre bien la pregunta: "un personaje que admiras".

Reconozco que las respuestas casi me hicieron llorar y es la razón real de porqué el país se desintegra sin que nos estemos dando cuenta. Solo un hombre de 51 años dijo que para él ese personaje era Simón Díaz. Mi amiga me aclaró que tuvo que dejarlo solo casi de inmediato, porque se despepitó a decir barbaridades en contra del proceso, que debían matar a Maduro y etcétera y etcétera. Cabe aclarar que ese hombre tenía 30 cuando este proceso comenzó.

Un joven de 21 años, dijo que esa persona era Miguel Cabrera.

El resto de los entrevistados, es decir, 885 personas admiraban a Jenifer Aniston, Adam Sandler, Willy Smith, Britney Spear, Jackie Han, Amy Winehouse, Grace Vanderwaal, Katy Perry, Selena Gómez, Justin Beaber, Taylor Swift, Kate Moss, Adele, Winston Churchill, Freddie Mercury y Donald Trump, la guinda del helado.

Es decir, no hay ni un solo personaje histórico mencionado, pero ni siquiera un latinoamericano, ni de otra parte del mundo que no sea Estados Unidos o Inglaterra.

Cuatro de los encuestados que tenían 17 y 18 años, respondieron que Grace Vanderwaal. ¿Quién carajo es Grace Vanderwaal? Pregunté. Resulta ser una niña de 13 años de Kansas que canta y que ya tiene hipnotizados a estos niños y a cientos de miles de niños en el mundo entero. Mi amiga, sorprendida igual que yo cuando le pregunté, me dijo que con la garganta arrugada: "sabes que es lo peor Rafa, que cuando le pregunte a una de esas encuestadas, que tenía 17, quién era Hugo Chávez, me respondió que a ella le habían dicho que era un asesino".

No sé si los sesudos genios del Ministerio de Educación, necesitan más elementos de estos para entender que la educación está en crisis, pero no hay duda de que estamos mal.

Creo que el mejor tratado de educación, por lo menos que yo conozca, se escribió en Venezuela. Se llama Plan Maestro Nacional Simón Bolívar, con el que se limpiaron el c… los políticos. Pero en ese texto -o serie de textos- maravilloso, están todos los contenidos, formas y procesos para llevar a un niño, integrado a su comunidad, desde la infancia hasta su edad productiva. Allí está el marxismo-leninimos plasmado en toda su esencia.

En el Golpe de Timón Chávez se refirió al tema. Y fue mejor definido aún en el Plan de la Patria. Pero ya sabemos que Chávez es cada vez más, menos.

Creo que aún no se entiende que el imperialismo cultural es mucho más poderoso que la fuerza de las armas. Los gringos lo aprendieron bien después de Vietnam y usan la fuerza para propósitos concretos. Pero el poder de la televisión, no tiene parangón en los registros de la humanidad, más ahora que les aplican todas las teorías de la comunicación

Lo primero que me pregunté es qué pasa con un muchacho de 20 años que vive en un barrio cuyo personaje más admirado es Willy Smith. Cómo serán sus hijos. Qué tipo de hogar tendrá y cómo conducirá a su familia si admira a un personaje cuyo único hijo es gay, la hija lesbiana y la esposa bisexual, a decir de la farándula. También me pregunté si ese muchacho sabe quién fue Fernández Morán o Jacinto Convit, o Luis Beltrán Prieto Figueroa. Sabrá ese muchacho que un aborigen de la etnia curripaco estuvo a punto de ser Premio Nobel de Química hasta que un grupo de cabezas rapada lo mataron a golpes en una plaza de Alemania. Le habrán informado cuántos venezolanos hay en la Academia real de la Lengua.

Valdría la pena haberle preguntado al admirador de Simón Díaz y enemigo del proceso, si conoció u oyó al Quinteto Contrapunto, génesis de la música a capella y parámetro del mundo del canto.

En realidad, se me genera una mezcla de risa y arrechera cuando oigo a nuestros líderes hablar de la revolución. ¿Van a seguir con eso? Están diciendo mentiras y se están diciendo mentiras. Deberían ir pa´l diccionario para que entiendan que revolución, viene de revolucionar, es decir, transformar. Acabar para comenzar a construir, o aplicar un término muy de moda: deconstruir. Y yo no ve eso por ningún lado.



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Rafael Rodríguez Olmos

Periodista, analista político, profesor universitario y articulista. Desde hace nueve años mantiene su programa de radio ¿Aquí no es así?, que se transmite en Valencia por Tecnológica 93.7 FM.

 rafaelolmos101@gmail.com      @aureliano2327

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