Recomendaciones a mi querido amigo Urosa Savino

Mi estimado Jorge Liberato, hace un buen rato quería conversar contigo, pero mis muchísimas ocupaciones me mantenían alejado y distraído, al igual que tu dedicado a tus oficios divinos. Ahora que has quedado «jubilado, pensionado» al igual que yo, entre lo humano y lo divino compartimos un mismo destino. Es ahora, Jorge Liberato, que puedo llamarte mi amigo.

Amigo, desde que nacemos la naturaleza nos hace diferentes en todo, en cuanto al carácter, conformación física, habilidades y destrezas etc. La sociedad, tiende a uniformar para que exista paz por los siglos de los siglos. En ese proceso de socialización e individualización, influye la naturaleza y las leyes, determinando la cultura, como hecho humano social inherente.

Cuando revisamos las primera formas de organización social, existe la idea común del colectivo para enfrentar a un enemigo: la naturaleza, bendición y castigo, sólo unidos, en colectivos se superaban las acechanzas y maluqueses del camino y las fuerzas telúricas de la lluvia y los remolinos. Sólo en colectivo, se cosechaban los frutos que el buen creador nos había prometido. Así siempre había, sido hasta que unos hermanos, valiéndose de prerrogativas de poder sobre la naturaleza ( Estudios de los astros, determinación del tiempo de lluvias, sequías, siembra y cosecha, pastoreo de ganados, almacenamiento y preservación de alimentos, herramientas etc) dieron al traste con lo convenido. La igualdad social, el respeto a las diferencias, las manos juntas para producir alimentos, seguridad y abrigo, todo esto fue echado de golpe y porrazo al olvido

Jorge Liberato, no pienses que este su querido amigo, pretende darle clases a usted, de un tema, que domina a mayor profundidad por los libros que ha leído y la muchísimas vivencias que ha tenido.

No señor, sin embargo le voy a dar unas recomendaciones que lo van a acercar mas a lo humano y también a lo divino.

. Sea peregrino de la esperanza, láncese por los caminos de su patria sin atuendos suntuosos, crucifijos dorados colgados en gargantillas, solo y sin otra compañía de la curía (para evitar desmotivación y lejanías), viva unos días, en los barrios de urbes y campos, mares y selvas donde habite el que sufre, el que ríe y el que llora, no tenga miedo a sus hermanos, tóquelos, sus manos callosas, salitrosas. Huela sus sudores corporales con aroma a pescado, bosta de ganado, a caramelos y golosinas. Oiga sus lamentos y proyectos, oriéntelos y brinde complementos espirituales y materiales. Asista a sus asambleas, tome la palabra con humildad e hidalguía. Enseñe al que sea rudo, a como escribir y leer poemas, dedicados a la vida, al amor entre los hombres, al trabajo, a la familia, a Dios el patrón de acá abajo y de allá arriba.

. Funde escuelas granjas para niños y niñas, donde aprendan a producir vida, manualidades y artesanía, a compartir como el nazareno nos mandó un buen día: -Dejad que los niños vengan a mí.

. Funde y sostenga espacios de convivencia social y de trabajo, para jóvenes y mujeres. Donde aprendan a un oficio manual, que los capacite para trabajar en equipos, en colectivos, entreayudandose

. Promueva espacios para la distribución de productos alimenticios y mercaderías a bajos costo para la familia

. Visite Universidades, liceos, escuelas y guarderías, dicte charlas sobre la humildad como fuente de energía, el trabajo sin explotación y alienación, para superar las carestías. Sobre el rechazo a los vicios, juegos, lujurias y pornografía que convierten al hombre en un ser de alcantarillas.

. Organice centros de atención de salud, recreación y alimentación para ancianos como usted y yo que todavía luchamos por la arepa de todos los días.

Amigo Jorge Liberato Sabino, mi amigo, no hace falta que te despojes de tus riquezas, no señor, ya que se trata de una gran inversión, que te pondrá en buena comunicación con nuestro padre, cuando el quiera entrevistarse contigo. Te imaginas, escrito esta:- El buen hijo, vuelve a casa para ser bien recibido.

Anda pues Jorge Liberato, ve corriendo a grandes pasos a rescatar tu condición de buen hijo.



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