Este 14 de agosto estaría cumpliendo el camarada Jerónimo Carrera Damas, 95 años de edad. Una vida consagrada a las luchas sociales fundamentadas en el marxismo y el humanismo. Militó durante 67 años ininterrumpidos en el Partido Comunista de Venezuela, en el cual ocupó cargos de notable trascendencia política. Desde el año 2006 hasta su fallecimiento el 29 de abril de 2013 se desempeñó como presidente de esta organización partidista, la del gallito rojo..
El 14 de agosto de 1922 vio la luz en Cumaná, Estado Sucre; hizo sus estudios superiores en la Escuela de Estudios Internacionales de la Universidad Central de Venezuela, donde ejerció la docencia. La diplomacia marcó su trashumancia en Europa y América Latina; lector y viajero infatigable.
Jerónimo Carrera, fue cofundador de la Central de Trabajadores de Venezuela (CTV), miembro destacado de la Central Única de Trabajadores de Venezuela (CUTV), y Secretario durante siete años de la Federación Sindical Mundial. En París militó en el Partido Comunista francés y en Praga, capital de la recodada Checoslovaquia, formó parte del equipo redactor de la Revista Internacional del Partido Comunista. En Caracas fue director del periódico Tribuna Popular, órgano oficial de difusión del Partido Comunista de Venezuela (PCV).
Por sus compromisos sociales e infatigables luchas en las filas comunistas purgó prisión en la Cárcel Modelo de Caracas, bajo el régimen dictatorial del general Marcos Pérez Jiménez y también en la penitenciaría de San Juan de los Morros durante la Cuarta República, siendo presidente Rómulo Betancourt, del partido Acción Democrática.
Aquí en Hanoi, Vietnam, conversábamos con uno de sus amigos vietnamitas, el colega periodista Le Duy Truyen, sobre los conceptos humanistas y densidad intelectual del pensamiento político de Jerónimo Carrera; yo recordaba, entonces, la última vez que nos encontramos en el edificio Canta Claro, sede del Partido Comunista de Venezuela, en la parroquia San Juan. Luego de un saludo cordial y afectuoso a los miembros del Buró Político, Jerónimo me acompañó hasta la salida. Mientras subíamos los escalones de la escalera, para apoyarse me tomó por un brazo y dijo:
¡Caramba¡ Nelson, yo no tenía idea de lo que pesan noventa años. Nos miramos y sonreímos.
Hasta siempre, camarada.
*Periodista en funciones diplomáticas
