El pasado 16 de julio se asomó con fuerza arrolladora ante el llamado al simulacro por parte del CNE, salió desde las catacumbas como respuesta a la convocatoria de la Asamblea Constituyente por parte del presidente Nicolás Maduro emulando a nuestro comandante eterno Hugo Chávez Frías a la salida de la cárcel de la dignidad y de esa manera, respondió el pueblo a la derecha fascista para decirle que ya no hay vacilación alguna sobre el rumbo que debe tomar la revolución bolivariana y que esa acción histórica, memorable, fue el preludio de lo que ocurrirá el 30 de julio, cuando este mismo pueblo salga en cambote a respaldar el proceso constituyente.
La aptitud de la derecha fascista desde que se hizo del poder en la Asamblea Nacional que se puede resumir en un solo objetivo, el de derrocar al presidente legítimo mediante el uso de la violencia bajo las órdenes de Donald Trump como ha sido recientemente evidenciado, ha servido para que se fortalezca la conciencia del pueblo de manera tal que hoy estamos dispuestos una vez mas, a enfrentar la guerra de cuarta generación a la que se nos ha sometido durante 17 años y salir a respaldar la elección de una nueva Asamblea Constituyente con la que retomaremos el rumbo perdido, fortaleceremos la Constitución del 1999 y con ello profundizaremos en el único camino que nos garantizará la paz, la independencia, la justicia, la equidad y el humanismo, que no es otro que el Socialismo del Siglo XXI o si lo preferimos, el Socialismo Bolivariano.
Las cartas están echadas, el destino del país estará a partir del primero de agosto de 2017, en manos del poder originario para que según el artículo 5 de la CRBV, ejerza su soberanía; profundice las normas, establezca los correctivos necesarios con base a las 9 líneas de acción propuestas por el convocante de la ANC y las que sin duda alguna surgirán de las propuestas del soberano y que serán objeto del debate constituyente.
El pueblo entiendo yo, elegirá esta nueva ANC con la esperanza puesta en que la Carta Magna fortalecida, que surja de su seno nos permita no solamente lograr la paz y la armonía entre los venezolanos, constitucionalizar los logros alcanzados hasta ahora a través de las diferentes misiones sociales y económicas, sino también erradicar del ejercicio del gobierno revolucionario, las desviaciones que nos hacen ser ineficientes e ineficaces como son la corrupción y el clientelismo entre otras.
Salgamos pues una vez más el 30 de julio desde las catacumbas, como pueblo organizado y consciente a defender con votos nuestra revolución, sufragando por nuestros candidatos territoriales y sectoriales; pero también alertas y dispuestos a no perder lo más preciado que hasta ahora hemos logrado, nuestra independencia y soberanía políticas, aun a costa de nuestras propias vidas.
