Binóculo Nº 275

"No nacimos pa´semilla"

Hace 25 años, en una investigación que hice sobre la violencia en Colombia, cuyos reportajes se publicaron en el diario Economía Hoy, ya desaparecido, me topé con un libro recién publicado en 1990 titulado "No nacimos pa´semilla" de Alonso Salazar. El autor hizo una amplia investigación sobre la violencia y sus formas en la Colombia de entonces. Hay narraciones allí que hielan la sangre. Hubo a principios de los 60 una modalidad impuesta por el Estado colombiano de pagar cazadores de recompensa para que buscaran asesinos que estaban esparcidos por todo el país. A uno de esos cazarecompensas lo enviaron a buscar a un personaje llamado "Gorra negra" a quien finalmente capturó, mató y decapito y anduvo por días con la cabeza putrefacta y llena de gusanos hasta llegar a la policía para que le pagaran. También había una modalidad en los asesinatos llamado el "corte de franela", el cual consistía en poner la cabeza de la persona viva en la baranda de un puente y decapitarlo con un machete a la altura del hombro. La intención era que la cabeza cayera al vacío. Eran "chusma liberal matando conservadores y chusma conservadora matando liberales", tal cual narra uno de los entrevistados por el escritor y a las fuerzas armadas colombianas aliados de ambos. Esa violencia nació el 9 de abril de 1948 con el asesinato del líder político Jorge Eliecer Gaitán. Una violencia que no se detiene. Hace apenas cuatro días, soldados colombianos detuvieron a una ex guerrillera de las Farc incorporada al proceso de paz ya en la vida civil. La decapitaron viva, según narran ellos mismos y publicaron las fotos.

Narro estos hechos porque hace poco vi el video de unos terroristas que mataron a un motorizado en Puerto la Cruz, y no se conformaron con matar al "sucio chavista", sino que le pegaron fuego y luego entre todos le tiraban piedras al cadáver para ver si ya lo era. Casi paralelamente hacían lo mismo con otro joven en Altamira. Van 23 asesinatos por fuego, con el más notorio de todos, el asesinato de Orlando Figuera a quien incluso apuñalaron en la cabeza. Otro video muestra a un grupo de terroristas en el estacionamiento de un edificio rompiendo vidrios y faros de los carros y robando todo lo que había dentro de ellos, con un nivel de impunidad que alarma. O las fotos de dos tipos que fueron acusados de chavistas, desnudados y amarrados a postes de alumbrado, luego de la respectiva coñaza.

Es decir, llegaron a tal nivel de impunidad que se sienten no solo con autoridad para cometer estas fechorías, todos delitos y no políticos por cierto, sino que ya deciden sobre quién vive y quién muere durante las guarimbas. El desquiciamiento llegó a niveles en que se están produciendo enfrentamientos entre ellos mismos por las agresiones de que son objetos. Como el video del cobarde que le dañó el carro a una mujer que iba con su hijo, un empresario por cierto, quien recibe todo tipo de maldiciones de la dama. A ese nivel de enfermedad mental llegaron los que dicen que en Venezuela hay una dictadura, pero se encargan de obligar a todo el mundo a quedarse en su casa mientras ellos destruyen el entorno. Están generando uno de los mayores ecocidios del país, tumbando árboles centenarios con moto sierras y nadie dice nada. Destruyen bienes públicos y privados, y nadie es capaz de reclamar por temor al castigo. Increíble.

Cabe destacar que por ningún lado en esas acciones se ve al pueblo. Es menos del uno por ciento de la población la que hace esto en las zonas de clase media del país. Ni de vaina en zonas de la burguesía. Por ejemplo, destruyen todo en Chacao pero no se asoman al Country Club, urbanización de Los Amos del Valle que también está en Chacao. Igual ocurre en Valencia, Barquisimeto o Puerto la Cruz. Por ningún lado están los barrios participando, que es la inmensa mayoría del país. No vimos a la gente Antímano, La Yaguara, Caricuao, El Valle, Las Mayas, Petare, Lídice, Manicomio, 23 de Enero, Miguel Peña, Las Palmitas, Yagua, Guacara y miles de sectores que concentran millones de personas que todos los días van en busca del sustento y que cada vez se arrechan más cuando encima de la falta de transporte, se encuentran con que dos malvivientes le cerraron el paso con un pedazo de árbol arrancado de su proceso natural.

Hay allí en esa Guarimba un peligroso coctel: uno) los hijitos de papá con todo tipo de patologías. Jóvenes con hogares destruidos, padres maltratadores, madres sumisas, alcohólicas o drogadictas. Chicos carentes de afecto, drogadictos a quienes antes les daban dólares para viajar cuatro o cinco veces al año. La arrechera es que ahora solo viajan una, aunque siguen viajando. Son muchachos carentes de afecto y de respeto. Por ello uno los ve en ese sanguinario comportamiento violento contra todo aquello que se le oponga. En ellos descargan su frustración de lo que sufrieron con sus padres. Dos) delincuentes, malandros, pranes, bichos de mala calaña, capaces de hacer cualquier cosa por la tarifa respectiva. Esos no tienen padre, ni madre, ni saben lo que es ética o moral. Tres) paramilitares conocedores de las formas de violencia y las cosas que se pueden hacer con una simple botella de refresco y unos clavos. Son contratados para sembrar el terror, que es lo que hemos visto cuando se meten a las comunidades indefensas. Eso es lo que ellos llaman "la resistencia" una resistencia que ya asusta a los mismos que los contrataron porque se les fueron de la mano y muy pronto serán sus víctimas.

Lo más preocupante de todo esto, es que los sectores pensantes de la oposición, gente con niveles de formación, profesionales universitarios, sacerdotes, madres, padres, tengan todo tipo de justificación para que estos hechos se produzcan. Como mi amiga, siempre ecuánime, siempre ponderada, siempre humana y siempre cristiana, de la noche a la mañana me dijo que Armelina Carrillo era una víctima de esta guerra. Es decir, estaba justificando que un tipo le tirara una botella con agua congelada desde un edifico para matarla en seco, condición sine qua non para sacar a Maduro del poder. Recuerdo que le dije "supongo que le dijiste eso a Dios, porque vas a misa casi todos los días".

La pregunta es cómo el odio puede llegar a generar tales niveles de irracionalidad. Algunas religiones aseguran que estamos cerca de una cosa que llaman "el Armagedón". Algunas dicen que estamos cerca del fin. En lo personal no lo creo, porque cuando analizamos los hechos a nivel mundial, encontramos que estos niveles de violencia son iguales en países donde se ha pretendido derrocar un gobierno por simplemente afecta los intereses del Big Brother. Y qué curioso que los métodos son iguales.

La tragedia de esta oposición es que no tiene ni idea de qué hacer, ni por donde comenzar. Insiste en promover tales niveles de violencia, sin entender que su propia gente, al menos la que queda sana mentalmente, también se niega a participar en barbarismos de esa calaña. Lo otro es seguir viendo cómo queman a seres humanos sin culpa alguna, o envían a sus propios muchachos a volarse el pecho con morteros. Y son los pensantes los que deben detener toda esa violencia, porque de lo contrario, no estamos lejos de que comiencen a decapitar personas.

Caminito de hormigas…

Así como el gobernador de Anzoátegui y el jefe de la Zodi allí, debieron renunciar por incompetentes, por permitir que quemaran un depósito de alimentos, también debe renunciar quien le dio el cargo a Isaías Medina. Es imperdonable que en momentos de guerra como estos, aparezca un tipo que supuestamente era revolucionario, con un altísimo cargo en la diplomacia venezolana, diciendo las barbaridades que dijo. Así hay miles en el gobierno. Una estupidez que no se puede permitir. Me pregunto qué hubiera hecho el Che.



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Rafael Rodríguez Olmos

Periodista, analista político, profesor universitario y articulista. Desde hace nueve años mantiene su programa de radio ¿Aquí no es así?, que se transmite en Valencia por Tecnológica 93.7 FM.

 rafaelolmos101@gmail.com      @aureliano2327

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