Hablando claro

Incapacidad de asombro

Confieso que ya no tengo capacidad para medir mi capacidad de asombro. Soy un incapaz. Mi ignorancia no da para más. Creo en la hipocresía, el cinismo, la doble moral; también creo en la brujería, malos espíritus, mala vibra, mal de ojo, envidia. Creo en el estado de inconsciencia provocado por el poder de la ignosis. En el estado de sumisión de la persona que, por un efecto casi sobrenatural, cae en el poder y a las órdenes de quienes lo ignotizan.

La vaina se pone maluca cuando una persona da un viraje tan radical sin importarle qué pasó ayer, cómo actuó ayer, que hizo ayer, que dijo ayer. Eso da mucho que decir y lo primero que se piensa es que esa persona, o actúa por manipulación, o está verdaderamente enferma. Muchas veces sucede para el disfrute de su media hora microfonera; la media hora mediática; luego viene la patada por el trasero. La utilizaron y chao pescao.

Para nadie es un secreto que hasta hace un poquitín más de un año, a pesar de los problemas, el país estaba medianamente tranquilo, pero la sentencia, no solicitada por la fiscal, sino por boca de Ramos Allup, de que en seis meses Maduro pegaría la carrera de Miraflores, alebrestó a los violentos, terroristas, fascistas y dictadores.

Se desató la furia. La incapacidad política y el poco liderazgo opositor, ha hecho de un pequeño de sector del país, una desgracia tanto estructural como humana, hasta llegar al punto de cometer crímenes de lesa humanidad. Crímenes que, hasta la fecha, no tienen culpables, no hay presos, no hay castigo, no hay justicia, y por supuesto, no hay paz.

La Fiscalía veía vecerreao cada caso. Una mirada de reojos a crímenes cometidos por personajes convictos y confesos; pero cuando muchos creían que podía haber castigo ejemplar, ¡zas! la fiscal se quitó de pendejada y brincó a la acera de enfrenta y se colocó al lado de los criminales, tanto de los autores materiales como intelectuales.

Si la señora fiscal, con el respeto que merecía, hubiese actuado como lo está haciendo ahora al otro lado del ring, la vaina no hubiese llegado a tanto, pero los violentos se engrincharon cuando Luisa se mudó de la Fiscalía a la MUD y sus terroristas. Allí comenzó la ceguera de una persona que tiene que estar enferma, porque en su sano juicio jamás podría dejar pasar por debajo de la mesa crímenes tan horrendos sin castigo.

Ver cómo la fiscal está siendo tristemente manipulada por personajes nefastos como Ramos Allup, es para pensar que sí está enferma. Hay que hacerle un chequeo. Tiene que examinarla un psicóloco; un psiquiatra, o un brujo de esos vergatarios que adivinan y dan con la enfermedad cerebral de una persona que no se acuerda de nada.

Ya lo mío es incapacidad de asombro. No me da la vaina para concluir de cómo una persona puede ser tan hipócrita, tan cínica. Está enferma o hay una vaina rara. De lo que sí se está claro es que ahora está donde se baila la danza de los millones. Donde hay dólares, donde se reparte miles de millones a violentos, donde se compró miles de votos, donde hay centavo por sacos.

Además he leído por ahí que hay un peo con un avión. Se habla de una demanda mil millonaria. Los paseos con el jevo pueden salir caros si es que llegara a ser cierto. De ser así, entonces hay razones suficientes para pedir la cabeza de los magistrados; para convertirse en un Julio Borges cualquiera. Y si el peo del avión es verdad, soy un incapaz, tengo menos capacidad para medir mi capacidad de asombro. Ya no le importaría que digan que está enferma, fuera de control, que no está en sus cabales, o que está meando fuera del perol.



Esta nota ha sido leída aproximadamente 1151 veces.



Pedro Alfonzo Rojas

Antiaco, columnista, premio regional de periodismo de opinión 2016, telegrafista, tipista, montador, diagramador, coordinador, gerente de producción, editor de noticias TV; y sobreviviente de las violaciones de derechos humanos y laborales en gobierno de AD.

 pedrorojas56@hotmail.eso

Visite el perfil de Pedro Alfonzo Rojas para ver el listado de todos sus artículos en Aporrea.


Noticias Recientes:

Comparte en las redes sociales


Síguenos en Facebook y Twitter



Pedro Alfonzo Rojas

Pedro Alfonzo Rojas

Más artículos de este autor