Los besitos de la Fiscal, dardos venenosos de la traición, repercuten en la vista y los oidos de los venezolanos dignos, que tenemos años en el trazado de un camino democrático para conquistar la Patria soñada por el Libertador de Libertadores.
¿Quién puede negar que desde el momento mismo en que nuestro hermano Hugo Rafael lideró al grueso de los venezolanos al ganar la Presidencia de la República, todos los demonios del fascismo se unieron para derrocar el bien ganado sitial de conductor de la Patria? Una vergonzosa colusión de la derecha, eterna beneficiaria de los bienes de la nación, sin el menor asomo de pudor, han llevado la conspiración a tierras lejanas para mendigar que intervengan en el destino de nuestro suelo natal. No han vacilado en acudir a los extremos de la traición para solicitar apoyo en los decadentes países europeos, y donde quiera que pueda aquí repercutir que no están solos en la destrucción de Venezuela. No les importa copiar lo que ha llevado al sufrido hermano sirio a la más espantosa destrucción del que fue el país de mayor desarrollo del Medio Oriente
Para ejemplo, uno solo basta con la foto de Mister Julio Borges con el Asesor de Defensa de los Estados Unidos. Honor que no se hace a cualquiera, sin que eso conlleve la promesa de la deseada intervención que la MUD espera para hacerse con el gobierno, sobre las tumbas de más de 500 muertos y 5.000 heridos que se le pueden acreditar a lo largo de los veinte años en que los Borges, los López, los Ramos, los Capriles, y una caterva de catrines envilecidos por las drogas y el odio, donde hasta un tal guevara, personajillo sin mayor importancia, funge ante las huestes de los cuerpos de asalto neonazis, como si fuese un hitlersillo de pacotilla. Más de 500 muertos y 5000 heridos, todos seres humanos, se le acreditan a la "Memoria y Cuenta" de la oposición, desde los dramáticos días iniciales del golpe de abril, el golpe petrolero, y todas las guarimbas en actos de salvajismo, los cuales no pueden tener otra calificación que el más desenfrenado terrorismo.
Con ansiedad esperamos el inicio de la Asamblea Nacional Constituyente, para que los elegidos, bien compenetrados de la misión histórica encomendada, aprueben las reformas para retomar el camino de la democracia.