Los lideres del PSUV han mostrado sorpresa, disgusto y alarma ante las incoherentes declaraciones de la Fiscal General Luisa Ortega en las cuales parece deslindarse del PSUV y tomar distancia del entorno del Presidente Maduro, por ésta razón no es novedad que hayan empezado los insultos, los agravios y las descalificaciones: saltatalanquera, transfuga, cobarde...etc.
Ahora bien, si se leen y revisan con cuidado sus actuaciones y sus dichos tratando de entender su nuevo posicionamiento se puede decir con certeza que no son razones de justicia lo que la motiva porque de ser así fuera más comedida y no emitiera conclusiones sin bases ni pruebas sólidas, por otro lado no pueden ser razones políticas (no partidistas) porque si así fuera se comportaría con moderación y no buscara generar conflictos sino acuerdos y soluciones.
Yo creo que la más probable motivación de la conducta de la sra Ortega es la misma que en su momento impulsó a otros tristemente recordados personajes , a saber: Luis V Alvaray, Eladio Aponte, Guaicaipuro Lameda, Francisco Uzón..etc.
Lo que tienen en común estos individuos y que generó una conducta igual tiene una explicación sencilla:
Si un gobernante o jefe designa sus más altos funcionarios sólo basado en algún tipo de relación o afinidad (familiar, partidista..) sin tomar en cuenta capacidad, formación, experiencia..etc y el elegido lo sabe, se establece un "contrato" donde el Jefe espera y exige fidelidad, lealtad, obediencia ciega y sumisión incondicional y promete poder, figuración, privilegios, impunidad y oportunidades de hacer negocios; el nuevo jerarca está muy conciente de estas condiciones y, en consecuencia, no incluye dentro de sus obligaciones o prioridades la necesidad de cumplir recta y eficientemente con los objetivos del cargo, además nadie se lo demanda ni él tiene la capacitación, ni el interés o el amor al trabajo que le encargan.
En vista del "contrato", el elegido se conducirá sabiendo los beneficios que recibirá por sus servicios y su moneda de cambio siempre será la lealtad, la sumisión y la obediencia ciega, cuando por cualquier razón no recibe un ASCENSO, UN APOYO O UN BENEFICIO que esperaba y deseaba, no le cuesta mucho romper el contrato y volverse contra su favorecedor porque en primer lugar se siente seguro de ser inmune a una posible mala reacción del jefe porque conoce muchos secretos que le protegen, en segundo lugar no tiene ningún nexo o apego o compromiso con el cargo y por último los enemigos del jefe lo recibirán con los brazos abiertos y jugosas ofertas.
Resulta sorprendente que el gobierno persista en esta política de premiar militantes de partidos con altos cargos donde harán mucho daño a la institución donde vayan destinados; y lo peor es que esta nociva política la han aplicado de manera continua en altos cargos, pero también a nivel medio (directores, gerentes..) y a nivel operativo, con resultados desastrosos.
Actualmente yo presiento que varios candidatos seguirán el mismo camino de la sra Ortega si la oposición mantiene el asedio o saboteo al gobierno.