Proceso Constituyente: Tres escenarios

Para nadie debe ser un secreto o un nuevo descubrimiento que el Proceso Constituyente se da en circunstancias complejas y peligrosas, y puede significar una derrota o un triunfo para las fuerzas revolucionarias. El fundamento, la base para esta disyuntiva radicará en el grado de entendimiento que tenga en su haber la Militancia Revolucionaria y los simpatizantes del Proyecto Socialista después de todos estos años de luchas, batallas, victorias y derrotas.


Nos dice Fidel que “Revolución es sentido del momento histórico, es cambiar todo lo que debe ser cambiado”. Hoy, no existen dudas sobre el trance histórico que vivimos y de todo lo que debemos comprender, y tampoco hay vacilación sobre los cambios que debemos proponer, impulsar, instaurar, defender y mantener para prolongar la permanencia de las Fuerzas Revolucionarias en los pocos espacios conquistados hasta ahora. Dice Luis Britto García que “Pongamos sin temor la primera piedra del socialismo venezolano”. Tampoco es secreto que el socialismo no ha pasado del discurso a la concreción. Por si quedan dudas, el Secretario Ejecutivo del PSUV, Eduardo Piñate, en su libro “El Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y su relación con el movimiento de masas”, dice: “Denunciamos… las tendencias que intentan frenar los avances del Partido para asumir el programa socialista.


Y es que debemos expresar que la Constituyente debe servirnos, al Pueblo, al Poder Popular, para algo. El Proceso Constituyente no es tema de leguleyadas, de técnicas jurídicas, de abogados acartonados. La Constituyente es para el Pueblo y su poder creador, modificador, transformador, eliminador, reorganizador, atendiendo a sus intereses materiales, a sus necesidades, a la superestructura que debe imponer para que cobre vida el Estado Comunal Socialista. Chávez en el Golpe de Timón no dijo Ministerio o nada, no dijo Gobernación o nada, no dijo Alcaldía o nada, ¡carajo!, dijo ¡COMUNA O NADA!


Nuestro combate más feroz, más descarnado, más cruento es a lo interno, contra el enemigo cercano, contra el burócrata, el corrupto, el “dirigente” del Partido, el funcionario, Gobernadores y Alcaldes que convirtieron los espacios ganados por el Pueblo, por la Militancia Revolucionaria en las batallas electorales, en sus feudos, en antros de corrupción, negocio y vicios.


Son tres escenarios que debemos vislumbrar en la batalla por la constituyente:


Escenario del triunfo: Si el Pueblo organizado, el Poder Popular, la Militancia Revolucionaria logra imponer a sus mejores y más confiables Cuadros como Constituyentes, para imponer los criterios e intereses de las mayorías, con lo cual el Estado Burgués, Capitalista y Corrupto estaría sentenciado a muerte, o por lo menos se sentarían las bases para un nuevo Estado.


Escenario del aparente “triunfo”: Donde las fuerzas reformistas (que hoy impiden asumir el Proyecto Socialista) con sus maniobras, coacción, mentiras, bajezas y miserias logran imponer a sus operadores y lacayos para defender sus intereses, que no son otros que los de la burguesía, de viejo y nuevo cuño, y continuemos, muy precariamente, en la actual situación hasta que se llegue o a la elección Presidencial o a un escenario donde la derecha nos barra del escenario político por un largo periodo de tiempo.


Escenario de la derrota: Donde la Derecha Fascista a las órdenes del imperialismo obtenga un contundente triunfo que coloque a la Patria en una situación mucho más peligrosa de la que vivimos hoy.


Por supuesto, solo en el primer escenario, el del triunfo, tendríamos opción de resistir y avanzar. Pero para ese escenario se debe entender que la Lucha es de Clases y que nuestros intereses, los del Pueblo, están por encima de un Ministro, Viceministro, Gobernador o Alcalde, ello atendiendo a que representa actualmente los intereses de la burguesía. En otras palabras, y citando a Mao, debemos preguntarnos “¿Quiénes son nuestros enemigos y quiénes nuestros amigos? Esta es una cuestión de importancia primordial para la revolución. Si todas las anteriores luchas revolucionarias… sólo obtuvieron exiguos resultados, fue esencialmente porque los revolucionarios no supieron unirse con los auténticos amigos para atacar a los verdaderos enemigos. Un partido revolucionario es el guía de las masas, y no hay revolución que no fracase cuando ese partido las conduce por un camino erróneo. A fin de conquistar con seguridad la victoria en la revolución y no conducir a las masas por un camino erróneo, tenemos que cuidar por unirnos con nuestros auténticos amigos para atacar a nuestros verdaderos enemigos. Y para distinguir a los auténticos amigos de los verdaderos enemigos, tenemos que hacer un análisis general de la condición económica de las diversas clases de la sociedad… y de sus respectivas actitudes hacia la revolución.”


Comencemos, como dice Britto García, por proponer que, en ejercicio de su soberanía, el pueblo consagre “la declaración de la propiedad social de los bienes de producción” y, agrego yo, seguro “verán, señores, al Diablo pasar trabajo”, y no me refiero solo a la oposición.


En todo caso, sea triunfo o derrota, debemos salir fortalecidos, con una nueva correlación de fuerzas que desplace a la Quinta Columna, a los reformistas, a los corruptos, a los traidores que vistiendo una camisa roja mantienen secuestrado los Partidos y las estructuras del Estado.


Debemos recordar que el 15 de Marzo de 2017 el Camarada presidente Nicolás Maduro aseguró que hay un “grupo de traidores” en el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) algunos, dijo, se han ido a EEUU y otros siguen saboteando desde lo interno.

manueljgomezc@gmail.com


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