¡Ya es hora de sacudirnos!

 

 

 


"Los líderes políticos tienen opiniones sobre todo lo que existe, y todo lo prometen solucionar, pero no tienen conocimientos de nada en particular." Jacque Fresco

“Ganaremos la guerra cuando el poder del amor supere al amor del poder.”

Daniel Estulin



Estamos viviendo una era de altísimo adelanto tecnológico en todo el mundo, pero sin embargo, nuestro país se encuentra enormemente rezagado, estancado, sumergido en una enorme pobreza y miseria a pesar de haber disfrutado recientemente de inmensos ingresos económicos por el orden de los tres billones de dólares ($3MM), que hubiesen sido suficientes para haber construido una Venezuela totalmente nueva, con más de 15.000 Km de modernos ferrocarriles, un excelente sistema de transporte urbano e interurbano absolutamente gratuito, cientos de autopistas, puentes, hospitales, incontables complejos industriales, millones de viviendas, etc., (para dar una idea de esa inmensa cantidad de dinero, podemos afirmar que se hubiesen podido construir más de 150 millones de viviendas de 20.000 dólares c/u). Pero lo único que observamos por todas partes es desabastecimiento total, pobreza franciscana, escasez general, desnutrición infantil, deuda externa e interna, industrias paralizadas, el sector agrario improductivo, salarios miserables de un dólar diario para la gran mayoría de la población, hospitales sin insumos básicos, corrupción general, nepotismo, funcionarios públicos enriquecidos, misiones abandonadas, un enorme desfalco nacional de más de quinientos mil millones de dólares, etc.

De manera similar, desde los años treinta hasta finales del siglo pasado, Venezuela obtuvo también enormes ingresos económicos, los cuales igualmente fueron despilfarrados, y en parte regalados al imperio capitalista por un reducido grupo de privilegiados que gobernaron y detentaron el poder político y económico de nuestro país.

No hay ninguna diferencia con lo que ocurre actualmente, como no sean algunos nombres y apellidos. La historia se repite.

El actual gobierno miente, engaña, se autodenomina socialista, usa la imagen y el discurso de Chávez, pero falsifica el Plan de la Patria, y viola la CRBV, usa máscaras y se las hace usar a la policía, persigue la crítica y a los críticos.

La Asamblea Nacional controlada actualmente por la “dizque oposición”, que a su vez es controlada y dominada por la mud, insulta a los dirigentes del gobierno, amenaza con derrocar al presidente, pero no presenta ni una sola propuesta racional para ayudar a resolver los problemas del país, ya que sus integrantes son cómplices de este desastre que vive el pueblo venezolano.

Desgraciadamente hemos sido gobernados durante mucho tiempo por dirigentes políticos ineptos, embaucadores, irresponsables y corruptos.

Este saqueo que hemos sufrido en estos últimos diez y ocho años, lo hemos venido padeciendo desde que apareció el petróleo en nuestro país.

Ahora, dirigentes de uno y otro bando, incitan a la guerra a un pueblo fanatizado, unos hablando de patriotismo y otros de democracia y libertad, pero lo único que les importa es administrar las riquezas de Venezuela a su antojo.

Durante más de cinco siglos hemos sido gobernados por dirigentes políticos y religiosos y específicamente durante los últimos doscientos años, por caudillos que han administrado el país como su hacienda particular, pero en los últimos cien años el saqueo ha sido histórico, y la entrega de nuestras riquezas al capital internacional ha aumentado como nunca antes.

Y ahora nos vienen con el cuento de que nos tienen montada una guerra económica.

Pero esta situación no es exclusiva de Venezuela. Se presenta en muchos lugares donde abundan las riquezas de recursos naturales, o se caracterizan por su estratégica ubicación geográfica o comercial y que por supuesto está presente la cultura de la codicia y la ambición perniciosas que acompañan a muchos gobernantes, las cuales se han visto estimuladas por el uso del sistema monetario, principal mecanismo del comercio mundial, tanto dentro del capitalismo, como en el comunismo y el socialismo.

Dichos dirigentes constituyen usualmente dos bandos que se alternan periodicamente, y su único propósito ha sido apoderarse, de las riquezas y la renta de los países que gobiernan, para lo cual utilizan todos los medios a su alcance, desde el poder mediático, el poder militar, el poder judicial, el poder electoral, el poder eclesiástico y el poder económico. Poderes que han logrado usurpar a los pueblos que han sometido. Esto es característico de la mayoría de los países que, sumidos en la ignorancia y en medio de la más alta corrupción, a su vez están sometidos al sistema monetario internacional.

Como nos enseña la historia, el capricho de la acumulación, aumenta en proporción directa a los bienes acumulados, lo cual significa que las desigualdades que estamos padeciendo a nivel mundial permanecerán aumentando mientras no se sustituya el modelo económico actual, basado en el dinero, y se pueda reemplazar por un modelo diferente.

Estamos viviendo una era de altísimo adelanto tecnológico en todo el mundo, pero paradójicamente, nuestros pueblos están sumergidos en una enorme pobreza y miseria, a pesar de haber recursos suficientes en el planeta para todos los habitantes.

Los dirigentes políticos, una vez llegan al poder, se aferran a él y convierten al Soberano en súbdito. Olvidan que prometieron ser servidores públicos y se convierten en amos del pueblo. Se apoderan de todos los Medios Públicos de Comunicación e Información que pertenecen al pueblo. Dedican todo el poder mediático para sobreinformar, desinformar y generar información banal como son los temas de farándula, las modas, el horóscopo, el estado del tiempo y el tránsito en las ciudades, el crimen, los deportes profesionales, con el fin de mantener distraída a la población para impedir que se acuerde de sus problemas de salud, hambre y demás necesidades. Le hablan al pueblo del terrorismo, de la paz, del amor, etc. pero no divulgan sus inquietudes, sus necesidades, ni le solucionan sus problemas que son predominantemente sociales, técnicos y científicos. Le mienten de manera sistemática al pueblo. Pactan a sus espaldas con otros gobiernos, con empresas transnacionales, con partidos políticos. Violan la Constitución y las leyes cuando se les antoja.

Volviendo a nuestra situación en Venezuela, hoy resulta que, después de diez y ocho años diciéndonos que teníamos “la mejor constitución del mundo”, ahora, los mismos que la han irrespetado, quienes la han violado constantemente, nos quieren convencer de que ya no sirve, que hay que cambiarla. A los que hay que cambiar es a ellos.

¿Qué sentido tiene por ejemplo apoyar una Asamblea Constituyente si el Pueblo Soberano no cuenta con medios de comunicación para manifestar lo que quiere o no quiere cambiar?

Es necesario que las decisiones importantes para el país sean tomadas en base a criterios bien claros y definidos y no a caprichos e intereses particulares o acuerdos y componendas entre élites, con oscuras intenciones, (como vaya viniendo vamos viendo, dicen) y luego nos aseguran por los medios de comunicación que todo marcha muy bien, que el pueblo puede estar tranquilo; hasta que finalmente nos enteramos del desastre a que nos han conducido, cuando ya es demasiado tarde.

Esos dirigentes alientan las divisiones, las pasiones y el fanatismo, el paramilitarismo, narcotráfico, etc. Hablan de democracia, paz, libertad, etc., mientras cometen las más grandes injusticias, amparan la corrupción y crímenes contra el pueblo, como ha sucedido también en Colombia, México, Honduras y ha pasado en muchos otros países del mundo como Siria. Alimentan conflictos, guerras, la explotación del pueblo, destrucción, contaminación del medioambiente y entregan territorios a empresas extrajeras.

¡Necesitamos un Gobierno Científico!

Ya basta de que nuestro país sea gobernado por líderes políticos y religiosos ignorantes, deshonestos, mediocres, desleales y tramposos, que viven engañando al pueblo con promesas hipócritas, que de antemano saben que no van a cumplir.

¡No es con marchas y concentraciones llenas de empleados públicos, ni con e l pueblo en la calle, que vamos a sacar adelante el país!

Nuestra Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, tiene que ser acatada y debemos impedir, de una manera científica, que sea violada impunemente por cualquier dirigente, partido o institución política, como está sucediendo en la actualidad, y luego, con el auxilio del aparato mediático terminan dando una infantil explicación ante un grupo de fanáticos y clientes políticos.

De nada nos sirve, por ejemplo, una Fiscal General que no atiende la solicitud de una Auditoría Pública Ciudadana, cuando ésta puede ser ordenada por un sistema automatizado siempre que se encuentren determinadas condiciones que la hagan necesaria, o un Defensor del Pueblo, que "no hace lo que tiene que hacer", aunque se lo pida su hijo, o un Poder Electoral que se subordina ante la decisión de un juez regional, todo esto, a pesar de los enormes presupuestos consumidos por estos entes ornamentales.

Y mientras todo esto sucede, nos preguntamos:

¿Qué hacen las universidades que no se manifiestan ni plantean una alternativa seria?

¿Por qué no se han constituido en un gran movimiento, esa gran cantidad de gente tan valiosa que se encuentra dentro de las universidades pero al margen de la sociedad?

¿No se han dado cuenta que el mundo requiere su colaboración?

¿Qué esperan?

Es lamentable que tanta gente honesta y con tan amplios conocimientos no reaccione ante estas contradicciones, no diga nada, no levante su voz en defensa de un gobierno científico que termine con la hegemonía de los dirigentes políticos y religiosos que han causado tanto daño a los pueblos en todas partes.

Nuestras universidades están obligadas y capacitadas para diseñar, formular, integrar y divulgar conocimientos, métodos y tecnologías que impidan que nuestra Constitución y nuestras leyes sean violadas. Tenemos el personal, el conocimiento, los equipos y la tecnología no solo para controlar, sino para orientar y dirigir los actos de los funcionarios y evitar que se burlen del pueblo y destruyan el país.

Un Sistema Protector de nuestra Constitución Nacional, debe estar integrado para impedir automáticamente que el Poder Ejecutivo ordene caprichosamente al Poder Judicial o al Poder Electoral y viceversa.

Ya basta de que sean los pillos y embaucadores quienes gobiernan y no tengamos mecanismos científicos para defendernos.

Es insólito que esto suceda en esta era de Alta Tecnología. La Constitución debe estar completamente vigilada y protegida automáticamente, porque existen los mecanismos para ello.

Un gobierno científico no significa que los científicos nos gobiernan para tenernos dominados o controlar nuestras mentes, o para experimentar con nosotros. Nada más absurdo. Lo que significa es que se tienen los mejores medios, los conocimientos y las tecnologías suficientes para construir sistemas eficientes de control, transporte, vivienda, producción de alimentos y los mejores métodos para limpiar la atmósfera o para restaurar los océanos, etc.

Si la tecnología no nos libera, entonces todo su potencial carecerá de sentido.

Durante mucho tiempo, tal vez demasiado, hemos sido gobernados, controlados y dominados por líderes religiosos y políticos deshonestos, ignorantes, embusteros, desleales y corruptos, que prometen puentes donde no hay ríos, que prometen lo que saben que no van a cumplir, pero tienen las disculpas preparadas para cuando tengan que explicar sus fracasos o sus traiciones al pueblo, que acuerdan pactos, sin importarles en lo más mínimo, el daño que puedan causar a sus electores. Que una vez electos, convierten al Soberano en súbdito. A pesar de que existen las tecnologías, los métodos y los conocimientos que pueden ponerle fin a esta situación.

La mayoría de los problemas de la población del planeta no son religiosos ni políticos, son técnicos y científicos. Pero lo que sucede es que tanto los líderes políticos como los religiosos siempre han prometido resolverlos, y nosotros les hemos creído el cuento. Evidentemente, ellos no saben nada de tecnología y por esta razón no tienen ninguna capacidad para resolverlos. Está en manos de la ciencia y la tecnología la solución de dichos problemas.

Por otra parte, hasta ahora, la educación ha sido orientada por esos dirigentes hacia el estudio del pasado, hacia la historia, con el argumento de que su conocimiento arroja luces sobre el presente; que quien no conoce el pasado está expuesto a repetir los errores en el presente. Si bien esto es verdad, no es menos cierto que no hemos tenido un estudio coherente de lo que pudiera ser el mundo en el futuro, lo cual también ayudaría a iluminar el camino que estamos recorriendo y esto seguramente ha influido en la población para tolerar y aceptar el viejo modelo económico basado en la propiedad, el abuso y el dinero, y a oponerse en cambio, a cualquier otro modelo económico alternativo, como es el planteado, por ejemplo, en el Proyecto Venus, a pesar de las enormes, nefastas y fatales consecuencias que estamos sufriendo a causa del anticuado e injusto modelo monetario. Aceptamos como normal y lógico que existan esas enormes desigualdades, e injusticias. Que una persona, empresa o país se haya apropiado por la fuerza de las armas o del dinero y la complicidad de los políticos y gobernantes, de aquello que le pertenece a toda la humanidad, como son los recursos naturales, las tecnologías y las patentes.

Como hemos dicho, la mayoría de nuestros problemas y sus soluciones son técnicos y científicos: la contaminación ambiental, el cambio climático, la mega minería a cielo abierto que destroza el planeta, el uso exagerado y la absurda explotación de energías fósiles, la irracionalidad en el transporte, la depredación y devastación del planeta, la descontaminación de los ríos y de las tierras agrícolas, el desordenado crecimiento de las ciudades, etc., todo lo cual es debido al modelo económico basado en el dinero. Estos problemas se podrán resolver cuando la tecnología y los métodos científicos sean empleados para servir a todo el mundo y no solo a un selecto y privilegiado grupo.

Pero nunca les hemos pedido o planteado a nuestros científicos que nos resuelvan el problema de cómo diseñar una sociedad que elimine el aburrimiento y el trabajo monótono, que elimine los accidentes de transporte, que le permita a toda la gente tener un alto nivel de vida, que elimine los tóxicos de nuestra comida, que nos proporcione otras fuentes de energía que sean limpias y eficientes. Es decir que podamos contar con un gobierno científico.

¡Pero podemos y debemos hacerlo!

Primero que todo, nos deberíamos preguntar:

¿Qué es lo que queremos?

Queremos vivir en un mundo donde no tengamos guerras, donde no exista esclavitud ni enfermedades, donde tengamos una alta calidad de vida, donde no haya pobreza ni corrupción.

¿Sabemos cómo construir un mundo así?

No, no lo sabemos.

Entonces,

¿Cómo pretendemos construirlo?

Tenemos que convocar a las diferentes áreas de la ciencia y presentarles los problemas que nos gustaría resolver.

Lo primero que tenemos que hacer es fijarnos una META, y esa meta es SOBREVIVIR, y no solamente sobrevivir, sino hacerlo de una manera digna, óptima, saludable, con alta calidad de vida para todos, pues no se justifica un mundo en el que vivir bien solo sea patrimonio de un pequeño grupo de privilegiados. Todos debemos vivir bien, con todo lo necesario, pues existen recursos suficientes y tecnología para satisfacer las necesidades de todos los seres humanos en el planeta. La mayoría de la gente desearía vivir y preferiría hacerlo sin tener que sufrir. Por lo tanto, la base de esta civilización debe ser de apoyo, solidaria y por consiguiente, Sostenible para todos. Debemos tomar en cuenta las necesidades materiales de todas las personas del mundo y a la vez evitar cualquier comportamiento que pudiera causarnos daño a largo plazo. Con esa meta de sostenibilidad máxima, el siguiente paso sería definir el método o enfoque empleado.

Hemos observado que el enfoque basado en el sistema monetario (doctrinas políticas, capitalismo, socialismo, comunismo, fascismo, credos religiosos, dogmas etc.) no ha funcionado bien y está a punto de colapsar, especialmente por la corrupción generalizada que inevitablemente, de él se deriva, y además, hemos permitido que sea dirigido por políticos y líderes religiosos.

Además, los líderes políticos y religiosos generan pasiones, odios, venganzas, discusiones estériles, que impiden que impere la racionalidad y la armonía en la sociedad.

Es preferible un gobierno automatizado, que un gobierno dirigido por fanáticos o locos que engañan y son malintencionados.

Por consiguiente, lo más razonable y sensato es intentar diseñar una nueva sociedad basada en el método científico.

La ciencia merece especial consideración para diseñar una nueva sociedad, porque sus métodos exigen que, a partir de la observación de los hechos, las ideas y propuestas sean explicadas, verificadas y se puedan formular leyes.

En otras palabras, a diferencia de la religión y la política, la ciencia no tiene ego y todo lo que sugiere es verificable, es decir, acepta la posibilidad de resultar erróneo. La ciencia no altera sus principios, no se ata a nada, acepta los cambios, la crítica, no es fanática ni apasionada, no tiene prejuicios, ni se parcializa. Experimenta y evoluciona constantemente.

Toda nuestra infraestructura debe ser rediseñada y operada como sistemas coherentes, completos e integrados. Esto significa que debemos considerar toda nuestra comunidad como una unidad que nos incluye a todos y planificar en consecuencia. Evitando la improvisación. Solo de esta forma podremos usar la tecnología para superar la escasez, proporcionar abundancia, proteger el medio ambiente. Y lograr la sostenibilidad.

La clave para lograr pronto la abundancia y un alto nivel de vida para toda la población, es automatizar todo, lo máximo posible y en el tiempo más corto posible.

Las computadoras pueden atender las necesidades de todos cuando en última instancia se integre la cibernetización (sistemas auto-regulados). Se puede pensar en la auto-regulación como si fuera un timonel de un barco, que en medio de una tormenta no deja de observar el faro y todos sus movimientos (retroalimentación) son encaminados a recuperar el rumbo, o también como un sistema nervioso electrónico que se extiende por todas las áreas del complejo social. Las decisiones se deben basar en la directa retroalimentación medioambiental, humana e industrial, para satisfacer las necesidades de la sociedad, en lugar de intereses privados o corporativos.

Si la tecnología no nos libera, entonces todo su potencial carecerá de sentido.







Atentamente;



Gilberto Hernandez O.

Prof. Jubilado de la Univ. de Oriente

Cel.: (0416) 580 41 81

e-mail: gilnandez@hotmail.com
 

 

 

 



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Gilberto Hernández Ortíz

Graduado en la universidad Nacional de Colombia en Licenciado en Ciencias de la educación especializado en el área de Física y Matemáticas Postgrado en Educational Media en la Universidad de North Carolina A&T State University año 1984 - Greensboro, N.C Prof. Jubilado de la Univ. de Oriente (Núcleo Anzoátegui)

 gilnandez@hotmail.com

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