Respuesta a Juan Eduardo Romero: Venezuela, una dictadura indisimulable

Me he tomado un tiempo para leer su artículo, Dr. Juan Eduardo Romero J., con el afán de considerar un punto de vista distinto, ya que va a contrapelo de lo que usualmente se puede leer o escuchar sobre Venezuela. Esperaba encontrar una argumentación que me muestre de modo claro en qué consisten todas esas guerras contra Venezuela que continuamente se denuncian, en particular la guerra económica, la psicológica, la informativa y la No Convencional (GNC) o Guerra Híbrida (GH).

La verdad es que no he encontrado la argumentación que esperaba. Es más, me ha causado enorme decepción imaginar que este artículo pueda resumir y sintetizar todo lo que se suele decir para mostrar y justificar todas esas guerras sobre las que continuamente se habla. Si se ha puesto toda la carne al asador, debo decir que es muy poca, muy insípida y no alcanza ni para poner en remojo la expresión dictadura, mucho menos para retirarla. Es un fiasco que no pasa de una mera contra argumentación sin sentido que de algún modo pueda justificar tanto atropello, inquina, odio y desmán contra el pueblo venezolano.

La teoría de la “ruptura cultural” que esboza en su nota, recurriendo nada menos que a Gramsci, no resiste el menor análisis, ya que esas supuestas discrepancias entre diversas culturas han sido producidas en gran medida a costa de mucha prebenda y clientelismo, por lo que cuando mucho se puede hablar de discrepancias circunstanciales de intereses. La razón de ello es muy clara: hasta el presente no hemos visto una doctrina Chávez, un "catecismo", unos lineamientos que señalen horizontes futuros imprescindibles, de aquellos que debemos aprestarnos a alcanzar porque allí se juegan nuestros porvenires. Nada de eso: ni libro rojo, ni verde, ni amarillo, solo una colección de errores, esa es la herencia de Chávez, la que buenamente me es posible registrar. Que ello provoque un movimiento social delirante, una “ruptura cultural”, resulta a todas luces forzado, exento de base y contenido, una quimera ilusa, producto de unos tiempos de exceso y de derroche.

Pero llego al punto principal de su artículo orientado a desmontar toda suerte de injurias en sentido que Maduro corporice una dictadura. Se atiene a 10 puntos que caracterizarían una dictadura y los desmenuza, destaca algunas de sus aristas y contornos, como para mostrar que en ningún caso son expresiones o manifestaciones claras y evidentes de una dictadura. Buen intento, pero a mi entender totalmente insuficiente, y por tanto fracasado. Resulta fácil escogerse unos rasgos que usualmente caracterizan una dictadura, desmontarlos de cualquier forma y decir, aquí no pasa nada. Pero ese es un juego muy infantil.

Qué tal si analizamos cada una en detalle, verdaderamente. El resultado sería: cada panadero alaba su pan, cada quien lleva el agua a su molino, en pocas palabras: cada uno interpreta las cosas como mejor se le antoja, como mejor se avengan a sus intereses, tal como sucede en este caso. Por ejemplo, cuando se trata de explicar la falta de elecciones, se habla de “rezago”, cuando se habla de conculcar los derechos y atribuciones del poder legislativo, es “situaciones de emergencia”, etc. En suma, no hay argumento que penetre el duro cuero de quien ya ha tomado partido, pero pretende actuar objetiva y equilibradamente, como si el resto de la humanidad estuviera compuesto por una manga de imbéciles. La regla básica o elemental de la objetividad, base de toda ciencia, es la posibilidad de demostrar la falsedad de una afirmación. En sus aseveraciones no existe esa posibilidad, por lo que en medio de un manto de objetividad usted hace escarnio de ella.

Pero vamos un poco más allá. Le propongo una nueva lista de rasgos que también ayudan a caracterizar una dictadura, descarnada y desembozada como la que ya se ha perfilado en Venezuela. He aquí la lista complementaria a los rasgos ya expuestos: 11) control, saboteo y persecución de la prensa 12) represión de manifestaciones 13) irrespeto de los poderes del estado 14) desconocimiento del poder legislativo, 15) manipulación de los fallos judiciales 16) completa e irresponsable desatención de las necesidades básicas de la población 17) sometimiento a poderes ajenos a la voluntad colectiva nacional 18) socapar y encubrir a miembros del gobierno sometidos a denuncias internacionales y falta de investigación de múltiples actos de corrupción 19) descontrol total de seguridad del estado, de la protección de los ciudadanos 20) No convocatoria a procesos electorales previstos 21) control y censura de las redes sociales 22) Fomento de los colectivos y sus desmanes… Me imagino que desde la perspectiva y ángulo de quienes están sufriendo directamente los embates de esta dictadura podrían agregarse aún muchos otros elementos más.

Permitir manifestaciones, convocatorias, el funcionamiento de medios, no significa en absoluto que cuenten con las garantías, los respaldos, el respeto al ejercicio de esos derechos. Están permitidos pero no autorizados, tienen la potestad pero por razones de seguridad o de limitaciones de diverso tipo, incluso amenazas y falta de garantías, prefieren no ejercerlas. O sea, de forma, Maduro no encabeza una dictadura. No obstante, actúa exactamente como toda dictadura, que intenta guardar algunas formas aparentes y justificar las intervenciones al margen de la ley como “rezagos”, “olvidos” o razones de fuerza tan mayor que puede elegir el camino de la dictadura (romper el orden constitucional y ejercer el poder discrecionalmente), “autonomizarse” de los otros poderes, posponer reelecciones, etc. o elegir el camino que se le antoje sin ningún empacho. Esa es una dictadura plena, madura.

Qué pena que un medio de comunicación que pretende ser expresión de la verdad y lo dice, publique semejantes análisis dirigidos a desvirtuar toda acusación de dictadura al gobierno ya de fuerza que encabeza Maduro, cuando en realidad lo único que consigue es demostrar que se encuentra en la fase de intentar todavía mantener algún rastro de legitimidad, aunque ya se halle plenamente instalada en ella y sin ningún ánimo ni voluntad de dar marcha atrás, lo que significa que se dispone a pasar a la fase de dictadura plenamente desembozada. El retiro de Venezuela de la OEA es un primer síntoma en esa dirección.

Qué pena Venezuela. Tus días de dolor son inevitables, pero tampoco hay un anochecer interminable. Como sabemos, también tiene las horas contadas.

carlosrodrigozapata@gmail.com
Bolivia



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