Sobre las defensas a Tulio Hernández y cómo la oposición demuestra que se trata de una simple lucha por poder

El 21 de abril del presente año comenzó un debate sobre la figura de Tulio Hernández. La razón: días antes había publicado un tuit en el que pedía a las personas defenderse como pudieran del "Plan Zamora", incluso lanzando materos por la ventana. Casualidad o no, poco después de su comentario una persona afín al gobierno moría a causa de una botella que le fue lanzada desde un apartamento en La Candelaria. Otra en Táchira, moría de un disparo realizado desde una ventana contra "Colectivos"

La excusa que Tulio Hernández esgrime escuetamente por el Twitter, luego de borrar el tuit por las acusaciones de instigación a la violencia, es la primera gran demostración de la hipocresía en las filas de la oposición. Su único comentario al respecto decía: "Bernal amenaza con un Kalashnikov y todos los rojos los celebran, yo solo pido que defendamos nuestro hogares con materos y soy un asesino". Bien pudiera Bernal esgrimir el mismo comentario, sumando que en su caso no hay aún ningún muerto por fusil.

La crítica total por parte de los partidarios del gobierno, y el silencio que (como siempre cuando la violencia viene de su lado) se evidenció entre los líderes de la oposición, hicieron mella en la reputación del intelectual, hasta el punto de ser despedido del cargo de vicepresidente de un banco importante del país. Ese despido generó en los grupos de la cultura de las elites una respuesta inmediata: no podían permitir que a uno de sus más respetados miembros lo magullaran de esa forma. En pocos días, varias voces salieron en defensa de Tulio Hernández, coronando la retahíla de justificaciones a su accionar en el Papel Literario del Diario "El Nacional"

Allí una dama, comienza su discurso diciendo "Es una gran injusticia que dos hechos aislados hayan sido tramados de una forma tan perversa y baja para criminalizar a un hombre que ha dedicado su vida a la cultura", luego intenta suavizar las palabras de Tulio engañando a sus lectores y parafraseando mal el texto escrito por Hernández: "El texto en cuestión fue subido por Hernández el 18 de abril en la noche a su cuenta de Twitter; hablaba de su voluntad de ir a marchar y recomendaba neutralizar la acción criminal de los colectivos armados desde sus hogares con cualquier cosa, incluso con un matero". Para finalizar refiere la supuesta razón del artículo que publica: "Escribo este texto porque respeto no solo la entereza, la trayectoria y la dignidad de Tulio, sino porque valoro su humanidad, su generosidad y su entrega. Sé quién es y sé todo lo que ha dado por este país y sé que padece los desmanes que todos vivimos"

En estas tres citas se define claramente la verdad sobre el conflicto en Venezuela. No el conflicto de abril 2017, sino el que hemos llevado desde el mismo día que el Presidente Hugo Chávez tomó las riendas del país. Primero, ha sido la oposición quien por años ha asociado cada dificultad, cada muerte, cada golpe, cada error, al gobierno Revolucionario. En 2002 acusaron incluso de forma absurda al presidente Chávez de haberse realizado un "autogolpe" de estado (¿Suena familiar no?), luego lo acusaron de llevar a un paro nacional por sus políticas y en los años posteriores decidieron en sus laboratorios mediáticos, que todas y cada una de las muertes en Venezuela fuesen asociadas con la figura de Chávez (y no por ejemplo con los gobernadores de oposición que regían en los Estados con mayor índice delictivo). Criminalizar al gobierno con hechos aislados, o peor aún, motivados por la oposición, ha sido siempre la estrategia de la derecha, que al mismo tiempo que criminaliza a Maduro por la muerte accidental por electrocución de unos saqueadores, pide que no se acuse a Tulio Hernández por incitar directamente a la violencia.

La segunda cita es la representación perfecta de la criminalización del pueblo que por años ha realizado la derecha venezolana y las élites culturales que la siguen. Realmente Tulio Hernández llamó públicamente a asesinar a miembros del "Plan Zamora", es decir, asesinar soldados, milicianos y efectivos de seguridad. Lorena González elimina esta verdad para indicar que el llamado era a "defenderse" de los colectivos armados. La idea simple es generar en la psique de las clases media y media trabajadora, una imagen que equipare a cualquiera de un sector popular con un malandro armado. Para Lorena González no importa si quienes marchan en favor del gobierno son ancianos, madres del barrio, jóvenes de la Bolivariana, etc. Todo el que lo haga es un criminal que merece ser asesinado, y por eso es legítimo el llamado de Tulio Hernández. Los Círculos Bolivarianos de antes, que ahora son llamados Colectivos, no son otra cosa que una clase despreciando a otra, y legitimando cualquier acción en su contra.

Por último, el razonamiento lógico opositor. Si una persona es "estudiosa", merece ser defendida. Si una persona es "culta", merece ser defendida. Si una persona vinculada a la oposición incita al odio, llama al asesinato y luego se lava las manos, merece ser defendida, con la absurda justificación de "ustedes también lo hacen". Esa estrategia del "ojo por ojo", de recordar incitaciones al odio del rival para justificar las propias, es lo que convierte el conflicto venezolano en una simple lucha de poder, en una lucha de clases, en la que no importa si los míos delinquen, si el resultado es que el otro sea "neutralizado". Lorena González, Leonardo Padrón y todos los que defendieron a Tulio Hernández, serán los que mañana en un potencial gobierno de oposición aplaudirán todo acto represivo real al pueblo, o se harán la vista gorda, ya que esas luchas no les pertenecen.

cultureresist@outlook.es



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