Defendiendo la Constitución Bolivariana

En enero del año 2016 el jefe de la tribu adeca en la Asamblea Nacional, el roñoso Ramos Allup, en representación de toda la extrema derecha interplanetaria, anunció iracundo y exultante desde su curul, que en tan solo seis meses arrasarían con la Revolución Bolivariana, desalojando del Poder Ejecutivo al Presidente Maduro y que además descabezarían a todos los otros poderes del Estado. Pura soberbia.

Pasaron los días, los meses y hasta más de un año, y ese triste personaje se fue derrotado y en silencio por la puerta trasera del Hemiciclo (su nuevo antojo es batirse en primarias con los protopróceres Capriles y López). Después de tanto pataleo, del griterío histérico ante los medios y luego de docenas de ataques rastreros contra el país, aquí sigue el Gobierno Bolivariano junto al pueblo, en ofensiva, luchando día a día contra las vicisitudes y terribles consecuencias de la guerra económica. Mientras, la derecha no encuentra camino.

Esta capacidad de resistencia del pueblo y su gobierno no es obra del azar. Es el resultado del esfuerzo y sacrificio del pueblo y las acertadas estrategias de nuestra dirección política para mantenernos perennemente por la senda de la paz y de la Constitución Bolivariana, trabajando mancomunadamente junto al resto de los poderes del Estado. La paz ha sido nuestro norte más preciado en los últimos años, a pesar de las acciones violentas de la derecha.

La cúpula opositora se sorprende porque la contraofensiva revolucionaria para contener sus intentos de romper el orden democrático, dieron sus frutos y logramos mantener la paz. Y entre torpezas y errores de la dirigencia opositora (mantenerse desacato) y su incapacidad de maniobrar en el escenario político (Mesa de Diálogo), ahora se ahogan inertes entre la inoperancia parlamentaria y sus propias divisiones y peleas internas.

Se sorprendieron también que ante las amenazas de golpe parlamentario, el pueblo Chavista se unió junto a su gobierno en una ofensiva política, organizativa, social, legal y productiva para revertir y desmontar sus nuevos intentos de romper el hilo constitucional. La derecha tiene 17 años ininterrumpidos en la agenda del golpe y la sedición. La sabemos sin escrúpulo alguno, por lo que no es difícil predecir sus ataques.

Todas las fuerzas del Estado, los movimientos sociales, el Poder Popular y los partidos aliados se han alineado para defender la Revolución. Esto nos coloca en ventaja frente a una pauperizada derecha que nuevamente ha quedado en la lona y en la desbandada.

La tozudez del liderazgo opositor en la Asamblea Nacional por mantenerse en desacato ha obligado al resto de las instituciones a tomar medidas para garantizar la legalidad y permitir el funcionamiento con normalidad del resto del país. Son los diputados opositores los que persisten en su inocuo papel de golpistas, de picapleitos y camorreros.

Ante la falta de apoyo en el ámbito nacional (sin masas), la derecha criolla ha salido nuevamente en busca de la injerencia extranjera, añorando el bloqueo y el aislamiento total del país. Por eso, la derecha mundial ha arreciado en sus ataques y sus agresiones. Sin ninguna ecuanimidad y respeto por nuestra soberanía, desde la propia sede del imperio norteamericano en Washington han ordenado a los lacayos de sus países satélites una agresiva ofensiva intervencionista desde la OEA y sus Ong y medios tarifados.

Para esta fauna rabiosa y llena de odio contra Venezuela, cualquier suceso es magnificado (como las diferencias entre la Fiscalía y el TSJ), y se desbocan a anunciar la llegada del apocalipsis y el día final. Sin embargo, hay un tema que está claramente expresado en los argumentos del TSJ y que no tiene objeción, y es la persistencia de "…encontrarse la Asamblea Nacional en desacato a las sentencias del Tribunal Supremo de Justicia, pero además advirtió que existe la clara intención de mantenerse en franco choque con la Constitución, sus principios y valores superiores, y que la actitud que ha asumido la Asamblea Nacional no sólo responde a una conducta de omisión, sino a un acto de manifiesta agresión al pueblo como expresión directa de la soberanía nacional". Está en evidencia el espíritu sedicioso y conspirativo de la cúpula opositora.

El pueblo ya los conoce y por eso no se lanza al vacío, ni quiere acompañarlos en esta nueva intentona. Nadie quiere su agenda de destrucción y siembra del caos. La gente quiere paz. Y más el pueblo Chavista que está resurgiendo moralizado, unido, movilizado, con lealtad y alta conciencia. Los verdaderos revolucionarios se mantendrán siempre "firmes y leales hasta el final", enfrentando cualquier amenaza que invente la derecha. Que nadie tenga dudas en este frente de batalla, que debemos contrarrestar con firmeza todos los intentos de Golpe Parlamentario. Dentro de la Constitución todo, fuera de la Constitución nada.

Para destrabar el acabose político que padece la derecha (infinidad de facciones sin fuerza o poder real), sus dirigentes deben avanzar por el camino del Diálogo Político. Deben dejar el miedo, el culillo, y reconocer con humildad que deben mantenerse en la senda de la paz y trabajar con honestidad y transparencia por la resolución de los problemas del país.



 



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Richard Canán

Sociólogo.

 @richardcanan

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