BINÓCULO Nº 248

Comenzó la nueva batalla

Está por concluir el primer trimestre del año y Venezuela sigue recibiendo una andanada de agresiones, todas externas, que evidencian la decisión del imperio de acabar este mismo año con el proceso político, no importa los costos.

Y ciertamente cabe la aclaratoria de que el enemigo es metódico. Es decir, pisa con pie firme, evitando tener reveses en las decisiones que tome. Por ello fue que Barack Obama no derogó aquel pérfido decreto de declarar la tierra de Bolívar como una amenaza inusual y permanente. Lo dejaron abierto para poder actuar legalmente en los próximos pasos a seguir.

Pero además, es necesario preguntarse, cuál es la relación del mandatario peruano Pedro Pablo Kucsinski en todo este problema, cuando el personaje de marras pertenece a un sector de la burguesía peruana que bastante poco le importó Venezuela tiempo atrás, cuando conspiraron para acabar con el gobierno de Velasco Alvarado en tierras incaicas. ¿Es mentira que Kucsinski fue a Washington a recibir líneas de acción contra Venezuela?

Más patética es la votación que se produce en la OEA donde un personaje como Luis Almagro, demuestra –ya sin importarle la vergüenza- que más que un cachorro, es una especie de Celestina del amo, quien pareciera no tener otra meta en la vida que acabar con el gobierno de Nicolás a como dé lugar.

No hacía falta ser un genio para entender que si Venezuela es imprescindible para los planes de la administración Trump, y si ya no había oposición que hiciera algo con sentido dentro del país, vendría la ofensiva externa.

Una cosa que me molesta es que el gobierno no explique las consecuencias de esa agresión, como por ejemplo la declaración soterrada de los agresores imperiales de convertir al país en un cliente pre-pago, lo que simplemente se traduce en que si no hay dólares en el momento para pagar lo importado, no se despacha la mercancía.

Es el tema de la gasolina por ejemplo. Los barcos con los catalíticos (materia prima para la elaboración de la gasolina) que son importados, debe cancelarse antes, o no se despacha. Por ello, una decena de barcos estaban anclados en el mar, esperando el pago. Con el agravante de que por cada día de un barco anclado afuera, el Estado debe pagar 24 mil dólares adicionales. Y eso sin duda, una guerra económica.

Igual ocurre con los alimentos, las medicinas, materias primas y tantos productos importados, de hecho casi todos. Porque para desgracia, con Chávez se importaba el 75% de lo que se consumía, ahora se importa el 95%.

Es la nueva embestida del enemigo. No debería extrañarnos. Igual hicieron en Chile, Irak, Irán, Afganistán, Libia, Siria y pare de contar.

Y a esa arremetida por la vía de las necesidades cotidianas del venezolano, se suma la presión, con los cachorros de turno, del tema institucional, comenzando con una campaña feroz por vía de las redes sociales.

En artículo publicado el 9 de enero por este portal y por el semanario Kikirikí (con 58 años de vida y aún en circulación), comencé a alertar sobre cómo sería la ofensiva contra Venezuela y de dónde vendría. Algunos párrafos dicen así: "Todo esto, obligatoriamente nos trae a Venezuela. De entrada porque es el país con las mayores reservas petroleras del mundo, pero además porque tiene gas para 600 años, el alimento principal de la industria petroquímica. Y por otra parte, por su enorme y casi ilimitada cantidad de riquezas naturales de todo tipo, incluyendo la maldición amarilla, el oro, gigantescas betas que están destruyendo el sur del país…

Estados Unidos necesita de por sí ponerle la mano al país. Tener control sobre la explotación de todas sus riquezas. Eso llega directamente al plano político. Pero resulta que sus frentes políticos en Venezuela se sumergen cada vez más en el fracaso, en un mar de confusiones y de contradicciones, con una ausencia total de norte y una carencia absoluta de liderazgo. Necesariamente tiene que apostar a otra salida y siente que se le alarga el tiempo. Es por ello que hará lo imposible para subvertir el orden este año a como dé lugar, sin importar las consecuencias. Y creo que para ello no está contando con la dirigencia de la oposición, sino que está apostando a otras vías. Eso apunta a que comenzaremos un año con conflictos que no se detendrán con tanta facilidad…

La otra parte es el gobierno que intenta avanzar con un asomo, por fin, de política económica y con una presión en las políticas sociales, manteniendo sus tres principales banderas: la construcción de viviendas, el otorgamiento de pensiones y el incremento de la matrícula escolar.

Pero todos sabemos que no es posible sentarse en un pupitre con el estómago vacío porque simplemente los ingresos no están alcanzando. Debió ser interesante hacer una encuesta para saber cuántas familias hicieron hallacas este año, pero seguramente que fueron muy pocas. No debemos olvidar que la hallaca tiene una razón cultural, no es una comida simplemente. No fue posible hacerlas por culpa de la crisis económica.

Y el otro problema es la corrupción que no tiene parangón en la historia del país. Ha crecido y se ha generalizado y el gobierno se niega a diseñar una estrategia para frenarla. Al menos para minimizarla. Hoy día, es un factor de gobierno y un problema de Estado.

De tal manera que la batalla de este año no será un juego, sino un problema profundo que deberá medirse con mucha cautela para no caer en errores de los que luego nos podamos arrepentir. Salimos de un 2016 que fue difícil, claramente difícil, pero este será el doble de complejo, y de paso, no habrá prisioneros. Al que caiga le pasarán por encima, y si le pueden pegar fuego ahí mismo, así será..."

El artículo que le siguió, publicado el 16 de enero, se tituló "La Batalla II", y comienza de la siguiente manera: "La decisión de Barack Obama de no derogar el infeliz decreto según el cual Venezuela es una amenaza inusual y permanente, anuncia el principio del gobierno de Donald Trump, que aunque no haya informado las medidas contra esta amada patria, sin embargo, ya declaró que debía tomar políticas distintas con respecto a Venezuela en cuanto a su economía, la supuesta hambruna, los presos políticos y bla, bla, bla.

Esa no derogación del decreto, tiene lecturas puntuales y concretas que no deberíamos perder de vista, tomando en cuenta que Estados Unidos tiene el firme propósito de reconquistar su patio trasero y que no en todos los países de la región ha encontrado eco, como precisamente esta patria Bolivariana…"

Es decir, si alguien pensaba que las cosas iban a mejorar, se equivocó. Todo apunta a lo contrario. Aún los Clap no son una política económica, el desempleo comienza a tener números realmente preocupantes, muy posiblemente la inflación se acerque a cuatro dígitos y la batalla política con un enemigo ahora frontal, apenas comienza, pero sin duda se profundizará. Es casi una analogía a la batalla política que dieron los chilenos en 1971. La pregunta es si hemos formado al pueblo lo suficiente para resistir, porque es sin duda una nueva batalla.

rafaelolmos101@gmail.com



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Rafael Rodríguez Olmos

Periodista, analista político, profesor universitario y articulista. Desde hace nueve años mantiene su programa de radio ¿Aquí no es así?, que se transmite en Valencia por Tecnológica 93.7 FM.

 rafaelolmos101@gmail.com      @aureliano2327

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