Es triste ver a nuestro alrededor como existen personas que realizan actos en forma inconsciente, de una manera se pudiera decir ingenua, y no se dan cuenta de la magnitud del daño que hacen. Cuando un poderoso atenta contra las clases sociales que él considera inferiores, éste lo hace conscientemente. Sabe lo que quiere y lo obtiene. Pero cuando el pobre atenta contra los de su misma clase, convirtiéndose en un individuo servil que se arrastra ante los designios del poderoso, crea en el resto de sus congéneres una gran desconfianza y hace que las condiciones sociales se contaminen, de tal manera que el ambiente cordial o de camaradería donde se desenvolvía una determinada comunidad o conglomerado humano, pasa a convertirse en un verdadero infierno. A este tipo de personas se les llama serviles.
La palabra "servil" viene del lat. Servi¯lis. Y se refiere a un ser humano bajo, humilde y de poca estimación. Se dice también de las cosas del ánimo. Rastrero, que obra con servilismo. Esta definición la podemos encontrar en el Diccionario de la Real Academia Española. Es que al servil lo podemos definir, sin temor a equivocarnos, como un ser invertebrado. Pertenece a la dinastía de los abyectos, de los tránsfugas y de los trepadores. Carece, en su estructura morfológica, de columna vertebral. Es un cetáceo con estampa humana y nada más.
Su paradigma es ser el amanuense del dispensador de favores; tiene una pasión irresistible por la prebenda. El servil tiene el sentido de la oportunidad. Sabe en qué momento debe hacerse presente. Un observador del comportamiento ajeno puede advertir fácilmente el fenómeno. En el proceso revolucionario que vive la nación, es necesario que el gobierno se desprenda de los serviles y opte por aquellos ciudadanos que digan la verdad de manera autocrítica. Sólo de esa manera será posible que la revolución avance. La rueda de la historia es implacable con los errores de percepción. Ojo con esto...
