Disparos al olvido

En ciertas ocasiones mi peor enemiga es esta mente rota, sin funcionabilidad intelectual, sin sentido común, sin una pizca relevante de cordura; de buena intención, llevando cada acto pasado al olvido más próximo de una "no transformación", sin requerimientos, objeciones o peticiones. Solo me conduce al vacio imperante actual de aquello, tan necesario y verdadero, denominado: socialismo. Todas las definiciones concuerdan que socialismo, es una doctrina política y económica para lograr organización de la sociedad en la cual exista; igualdad política, social y económica. Determinando la organización como un sistema elegido para alcanzar un objetivo fijado con el uso del patrimonio humano para que los medios de producción sean parte del mismo y sea él quien los administre. En otras palabras, que el ser humano sea objeto y sujeto de su propio desarrollo.

Venezuela, en su más hondo sentir, exaltó y aceptó dichas premisas con furor desde la aparición del Comandante Chávez. Largo y estrepitoso ha sido el camino para cumplir tan grandioso sueño; el socialismo del siglo XXI. Sin embargo, la partida del Comandante, quizás necesaria, reabre la puerta al fantasma "democrático" de períodos anteriores. Tal parece, que el Presidente Maduro ha olvido por completo las doctrinas Bolivarianas o confundido la definición de socialismo (aunque lo que tañe a la denominación de revolución, principios y fundamentos, lo dejaremos para después) por el monstro de formidable poder inequívoco para el ser humano; el paternalismo. El cual es conocido como al desarrollo de conductas que son típicas de un padre tradicional implicando la acción de alguien como padre en una relación de amistad, de trabajo, política.

Acción que estremece en lo más profundo, ya que el paternalismo político supone, en definitiva, la creencia en el gobernante de que el pueblo es incapaz, en diversas cuestiones, y es por eso que el Estado toma decisiones en su nombre, sosteniendo que es lo mejor para la gente. El protagonismo popular se ha relegado, en primer lugar, a ciertas actividades politiqueras, a la organización de los consejos y ciudades comunales. Por último, a sostener decisiones del PSUV sobre el manejo de los Comités Locales de Abastecimientos y Producción (que aprovecharé para indicar que la producción es igual a nada, principio matemático de multiplicación y división por cero) sin pensar ni dimitir en la acción.

Mi querido Hermano Presidente Maduro, en socialismo; las bases estamos capacitados para tomar decisiones en lo social, económico y político con resultados verdaderos y puntuales. El pueblo organizado, es el milagro más grande del Comandante Chávez tras estos largos años. Somos los verdaderos hijos de Chávez. Por lo tanto, hermano existe una gran diferencia entre el hijo pródigo y el hijo prodigio.

matapicos@cantv.net



Esta nota ha sido leída aproximadamente 487 veces.



Noticias Recientes:

Comparte en las redes sociales


Síguenos en Facebook y Twitter