Los inmigrantes ¡no envejecen!

Es muy común y generalizado leer y escuchar a algunos decir que la migración de la población Neogranadina hacia Venezuela está por el orden de los seis millones otros hablan de cinco, en fin, por ahí va la cosa, desde que la Nueva Granada se desato en guerra civil a partir del asesinato del líder popular Jorge Eliecer Gaitán el pueblo acorralado y perseguido por los ejércitos al servicio de la burguesía y los voraces terratenientes tuvieron que buscar resguardo y cobijo en esta tierra de gracia, de libertadores llamada Venezuela.

Algunos dan estos datos de manera informativa, otros con cierto sesgo tratando de alarmar a la población ante una supuesta "invasión" por parte del país hermano, lo cierto del caso es que ante tales insinuaciones cada cierto tiempo se prenden las alarmas y aflora la consabida xenofobia, que es solo y muy puntual hacia el hermano país, porque nunca hemos escuchado nada contra otros pueblos latinoamericanos y tampoco de europeos cuyas migraciones han sido bastante representativas y a pesar que algunos de ellos sus gobiernos son hoy por hoy acérrimos enemigos del proceso revolucionario bolivariano.

Las comparaciones son odiosas, sí, pero a veces es necesario hacerlas para aclarar algunos conceptos, veamos: la gran mayoría de inmigrantes de nuestro vecino país al asentarse en tierra venezolana consiguió pareja, es cierto que en algunos casos ya venían en esa situación incluso con hijos, otros encontraron pareja originaria de este país (mi caso), tuvieron sus hijos que por ley son venezolanos y sus nietos, incluso hay casos de bisnietos, todos ellos venezolanos pero seguramente quienes hicieron el censo los incluye a todos como migrantes dado el volumen que presentan, a estas cifras hay que restarle los más de ochocientos mil que gracias al comandante Chávez y la Misión Identidad (proyecto presentado por nuestra organización ACUVECOL) fuimos nacionalizados, lo cierto es que esas cifras que vemos habría que revisarlas y corroborarlas para no entrar en desatinos.

Veamos algunas suposiciones en caso que las cifras dadas fueran reales; cinco millones de migrantes con una esposa o esposo serian dos millones y medio de parejas con un promedio de dos hijos por pareja estaríamos hablando de diez millones de inmigrantes por tratarse de un lapso de tiempo de casi setenta años tendríamos que hablar de un numero de nietos adultos no menor a cuatro millones lo que significaría casi la mitad de la población venezolana, esto sin contar la población binacional en ciudades fronterizas como Maicao-Maracaibo, Cúcuta-San Antonio-Ureña, Pto. Santander-La Fría, Arauca-Pto. Ayacucho.

Pero a veces la historia tiene sus vacíos de los que casi nunca se quiere hablar por ejemplo de la inducción a migrar; para nadie es un secreto de la capacidad de trabajo de los hermanos colombianos; encontrándome en la ciudad de Cúcuta fui testigo de los avisos colocados en el diario La Opinión (donde yo trabajaba) donde se solicitaba trabajadores para Venezuela, ¿Cuál era el trabajo?, recolectar café, ordeñadores, corte de caña, recolección de algodón, y en general trabajos de campo, prioridades especiales a operadores de maquinaria agrícola, ¿ofertas y beneficios? El más importante ¡arreglarle los papeles!, y por su familia no se preocupe ¡nos la llevamos también!, lo digo con toda propiedad porque ese fue mi caso y fue así como llegue a esta hermosa patria que me lo ha dado todo, tengo mi hogar, con una esposa merideña, mis tres hijos profesionales y mis adorados nietos, todos ellos venezolanos y ¡muy venezolanos!, pero que también adoran a mi madre quien es su abuelita para mis hijos y su bisabuelita para mis nietos y sus tios, primos, etc., que cuando vamos de visita a Colombia son su adoración.

Claro, no todos corrieron con la misma suerte, a muchos los engañaron, los pusieron a trabajar de sol a sol para al final de la zafra les echaban la guardia y los deportaban a todos sin pagarles un céntimo, nadie me lo cuenta yo lo viví, esa acción inhumana dio como respuesta para esa época una oleada de secuestros de finqueros y ganaderos, donde se conocía el delito y toda la historia de los plagios pero nunca se sabía de los motivos, no quiero con esto decir que en esas migraciones masivas y captaciones de obreros no venían malas costumbres, aprovechadores de la nobleza de los pobladores, pero lo que trascendió en la opinión pública fue lo malo, nunca se dijo que gracias a esa masiva captación de obreros floreció el cultivo del café y todos esos rubros que ameritaban faenas fuertes y masivas; como también nadie dice que al restringir tales captaciones de trabajadores se acabó la producción de tales rubros y solo sobrevivieron las que se pudieron mecanizar.

Para el día de hoy, creo con toda sinceridad que no somos muchos los extranjeros en Venezuela, los que hay ya somos de la tercera edad y más, la mayoría nacionalizados y hasta pensionados lo cual nos mueve a promover la garantía de la lealtad hacia el proceso revolucionario, hacia la memoria del comandante eterno Hugo Chávez, por lo que no representamos ningún peligro para el pueblo; es posible que últimamente hayan ingresado unos cuantos miles de compatriotas por la persecución y desplazamiento por parte de los paracos ante la anuencia del gobierno burgués oligárquico, la causa ya no es la misma sobre todo en lo económico sino por fuerza mayor, el desplazamiento.

No podemos olvidar que al final de cuentas todos somos colombianos, a algunos les molesta pero es porque no están claros con la historia, para finales del siglo XVII existían las provincias que conformaban el virreinato en Santa Fe, eran la provincia del Ecuador, La Nueva Granada, la hoy Panamá y la Provincia de Venezuela, fue hasta el 15 de febrero de 1819 que el Libertado Simón Bolívar proclama la creación de la Republica de Colombia con la anexión de estas provincias a la cual más tarde daría el nombre definitivo de La Gran Colombia; como todos sabemos las oligarquías territoriales de las provincias enemigas acérrimas del Libertador dieron al traste con la gran nación y nos dividieron por eso ahora somos extranjeros, a pesar que somos dos pueblos hermanos mezclados hasta el infinito, hablamos el mismo idioma, somos correligionarios, no practicamos el aparted, enseñamos a nuestros hijos y nietos a respetar sus símbolos patrios, su idiosincrasia, no vamos a escuelas y colegios distintos, no todas las colonias de extranjeros hacen lo mismo, algunas ni siquiera les permiten mezclarse con los criollos o criollas incluso so pena de desheredarlos y desclasarlos, yo sé que las comparaciones son odiosas peeeero…., hasta la próxima



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Gonzalo Ochoa Díaz


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