El carnet de la patria: Vergüenza y carnetización de la miseria

El carnet de la patria es una medida sorprendente del gobierno. Y sorprende porque es impensable que una acción bochornosa, vergonzosa, anacrónica, discriminatoria y odiosa, en lo tocante a la sana relación de convivencia ciudadana y ejercicio de derechos fundamentales de la ciudadanía, sea aplicada en los tiempos actuales por algún gobierno democrático, pero sobre todo, por un gobierno responsable.

El carnet de la patria es bochornoso, vergonzoso y odioso porque denota pobreza intelectual y creativa de los sujetos que conforman el equipo de acción político-económico del país. Ante la ausencia de políticas acertadas que estimulen el crecimiento económico, que propugne una distribución justa de la prosperidad entre los ciudadanos, se opta por el reparto pírrico de la renta petrolera en una inaceptable cartelización de la miseria. Es una acción política despreciable e irresponsable que se vale del chantaje para marcar a los ciudadanos, especialmente a los más desposeídos, con la amenaza velada de que si no apoyan electoralmente al gobierno, perderán sus beneficios, producto de las políticas de asistencia populista que lleva a cabo esta administración. Es realmente doloroso ver las largas colas de pensionados, beneficiarios de las misiones, en fin, del pueblo-pobreza, en las plazas Bolívar del país, esperando para sacar su carnet, y lo que denotan sus rostros, por que los he visto, no es apoyo ni compromiso con un proyecto, es el temor y la vergüenza del mendicante, de perder la migajas que hasta ahora han recibido de una administración que no ha querido enseñarles a pescar.

El carnet de la patria es anacrónico porque es una reedición de una medida aplicada por regimenes de épocas anteriores con ideas y praxis políticas superadas. Su fin era el control social y político de la población mediante el control de los productos básicos. Era una medida bárbara y violenta, tal como lo dijo el despiadado Stalin: "si quieres controlar al pueblo, controla lo que come". Además, en aquellas épocas no se habían alcanzado las latas cotas de conciencia colectiva con respecto a la preeminencia de los derechos humanos como base fundamental de las sociedades democráticas. Definitivamente, en este tiempo esta fuera de lugar.

El carnet de la patria es discriminatorio porque crea una división subjetiva y artificial en la ciudadanía con respecto al uso y disfrute de políticas de beneficios sociales y económicos de la administración publica, supeditando tales derechos, a una militancia política particular. Solo debería existir un documento que garantice a un ciudadano venezolano el uso de los derechos de que lo consagra la constitución: la cédula de identidad. El sólo título de ciudadano venezolano debe ser suficiente para ser un sujeto activo de una sociedad que propugne la libertad, la democracia y la búsqueda de la felicidad.

35solerfr.01@gmail.com



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