Las victorias del presidente Nicolás Maduro son como para escribir una epopeya, en todos los planos ha derrotado a los amos del norte y a sus lacayos en el mundo, claro está, la guerra económica todavía requiere de más estrategia y de más acción para derrotarla, pues es un asunto estructural, con muchos componentes y ramificaciones nacionales e internacionales, que hace la tarea más difícil.
Las victorias de Maduro son tanto cuantitativas como cualitativas, han permitido moralizar a la población venezolana, que ahora ve esperanzas en que la crisis se superará y el chavismo muestra una franca y evidente recuperación de los espacios políticos electorales y es la fuerza que se siente en la calle.
El golpe a las mafias colombianas cerró con broche de oro cuando el presidente hábilmente decide vender gasolina en la frontera en divisas, los herederos de la traición santandereana se revolcaron en su estiércol. Quienes apostaban por el desplome de la política petrolera, quedaron absortos cuando el liderazgo de Maduro en el mundo petrolero influyó moralmente en el relanzamiento de una acertada concertación para recuperar los precios del oro negro. Las victorias diplomáticas en el mundo ubican a Venezuela como un país digno, con principios éticos a favor de la justicia, la lucha por su autodeterminación y la verdad.
Entre tanto, tras victoria y victoria, la MUD y en particular los diputados de la derecha venezolana, continúan de espaldas al país. Pidieron la intervención de la OEA, apoyaron el decreto de Obama, apoyaron a los delincuentes de Dólar Today, fueron artífices de la descalificación de la presidencia de Venezuela en el Movimiento de Países NO Alineados, apoyaron el golpe contra Venezuela en el MERCOSUR, desconocen la institucionalidad del CNE y el TSJ y cierran con broche de oro vilipendiando a la Fuerza Armada y llamando a golpe este 23 de enero, esto en ocasión de su ilegal instalación en la AN.
A confesión de partes relevo de pruebas. Si piden intervención extranjera eso es traición a la patria, si están en desacato son ilegales, si desconocen la institucionalidad democrática son ilegítimos; en fin, de hecho la AN se auto disolvió, ahora faltan las acciones de derecho para declararla sin asidero jurídico y el llamado a elecciones; es decir, ante semejante desparpajo insolente contra el Estado de Derecho y de justicia el TSJ debe proceder a emitir sentencia y llamar este año a nuevas elecciones de la Asamblea Nacional. Las razones sobran, la mayoría de los venezolanos decentes lo exigen, la paz de la patria lo clama, el legado histórico lo sentencia. No es prioridad para la estabilidad política del país llamar a elecciones regionales; no obstante, renovar la AN es un asunto impostergable, sería irrespetuoso para la democracia venezolana, para la justicia, para la Carta Magna y sobretodo para la ética de la soberanía del pueblo no celebrar elecciones este año 2017 para elegir una nueva AN.
¡ELECCIONES YA!
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Médico Sanitarista.