Producción comunal y reconversión monetaria

En mi actividad docente como profesor universitario, me sucedió una experiencia, que en un principio supuse que era inusitada y resultó ser muy generalizada. Ésta no fue otra que la varios estudiantes universitarios, quienes me hicieron saber con sus dudas, que no sabían cómo se producían o de dónde provenían los huevos que venden en los supermercados.

Unos suponían que venían de fábricas de huevos; otros creían que eran cogidos de una mata, cual aguacates. Tuve que explicarles con asombrosa pena, que los huevos venían de las gallinas, que los ponían y cómo los ponían. Entonces, una alumna muy estimada y sin malicia alguna, expresó su angustia por cómo le quedaría doliendo a la pobre gallina, después de poner el huevo. Me pareció muy prosaico como se lo iba a explicar y preferí dejarla con su angustia existencial.

Esto, lamentablemente da cuenta de la ignorancia aprendida y de las nefastas consecuencias por más de cuarenta años de aprendizaje del desprecio por la agricultura y cría de animales, de donde nuestros padres y muchos de nosotros, afortunados pueblerinos, hemos abandonado el campo, porque desde la escuela otros ignorantes nos enseñaron más ignorancia, refinando nuestra estupidez en la universidad, por aquello del "reparto internacional del trabajo", que nos impusieron desde el imperio estadounidense, para garantizar el viejo orden capitalista y dependiente, como modelo a seguir en la sociedad de consumo, relegando a Venezuela a ser sólo proveedora de petróleo crudo y minerales ricos, como oro, hierro, coltán uranio y otras tantas riquezas naturales de nuestra geografía venezolana.

Este es el modelo que se consolidó en la IV República de adecos y copeyanos camanduleros, explotadores y expoliadores de los trabajadores venezolanos, con la ayuda de esa academia y universidad en general, que luego, con la pose de chica con moral distraída, ha enseñado otra estupidez y, es la de hacernos sentir culpables de poseer en nuestro subsuelo tanto petróleo, para tener, tardíamente, que aprender otra necedad, como la de que tenemos que diversificarnos inmediatamente en lo que no sabemos producir y no tenemos capacidad de ser competitivos, por ahora, sin siquiera detenernos en la comprensión de que podemos empezar a hacer limonadas, si lo que tenemos más a la mano, son limones, es decir, aprender a diversificarnos sin pena alguna en la industria de productos derivados del petróleo, de manera diversificada, por ejemplo, en la de químicos derivados y polímeros, mientras vamos diversificando nuestra producción nacional y generamos el amor o pasión por el campo, para hacer renacer la producción y cría de animales, a la par de la agricultura.

El problema está en que esa universidad al servicio del Estado burgués, que ha recibido a estudiantes, quienes desde primaria han tenido a los maestros más incultos y pobres que se han sometido a los peores salarios de la masa laboral, han sido los mejores multiplicadores de la ignorancia acerca del petróleo y de la economía política, lo que ha dejado grandes dividendos a las transnacionales y a las parasitarias burguesías nacionales, contexto que ha permitido esto que estamos viviendo hoy en la República Bolivariana de Venezuela, la que está a merced del boicot económico, conocido como "guerra económica", orquestada desde el gobierno estadounidense y sus colonias serviles, además de ejecutada por la parasitaria burguesía nucleada en Fedecámaras-Venamchan, lo que a su vez, ha servido de caldo de cultivo de delincuentes al detal, neorricos chulos y especuladores, que van desde los bachaqueros de cuello blanco y los marginales con lycras de colores encendidos, pasando por los dueños se abastos, supermercados y dueños de taguaras, hasta las bodeguitas a las que, desde Empresas Polar, se les asigna el llamado "código", para vender a precios de usura, unas bolsas de tres y hasta cuatro productos de primera necesidad, generando una hiperinflación celestineada por todos nosotros, desde nuestra ignorancia aprendida, que con flojera mental, nos ha llevado a celebrar y adular a nuestros ladrones y a atribuir toda la culpa al Presidente Nicolás Maduro y a los chavistas, pero no nos detenemos a ver quiénes se están haciendo híperpluscuammillonarios en esta locura del desabastecimiento programado, bachaqueo, especulación y usura.

En este contexto dantesco, la hiperinflación ha hecho que los sueldos y salarios de todos los trabajadores se evaporen, arruinando a la mayoría de la familia venezolana, pues, de eso se trata la estrategia golpista para derrocar a Nicolás Maduro, salir del chavismo y fortalecer económicamente a la burguesía criolla, la misma que financia a los delincuentes nucleados en la MUD y el resto de oposicionismos rastacueriles protoyanquis.

Es evidente que la guerra económica solo se gana atacando y anulando en todo sentido a los causantes de esta guerra económica, con nosotros, uno a uno, movilizados y confrontados en todo sentido, con los delincuentes que se están enriqueciendo, mientras arruinan nuestros ingresos familiares. Esto no lo puede parar solo Nicolás Maduro, aunque se requiere que sigamos un rumbo decidido, como el que se está perfilando desde el gobierno nacional y los gobiernos regionales, para atacar a los delincuentes ladrones que nos están exponiendo a largas colas de miseria y desabastecimiento programado.

Parte de las acciones de este rumbo decidido tiene que llevarnos a producir de todo y lo que sea, comunalmente, desde los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP), hasta las comunas, empresas de producción social, junto con las empresas mixtas y privadas, que deben aprovechar esta crisis deliberada y artificial, para desplazar del mercado actual las empresas comprometidas en el boicot económico. No se trata sólo de esperar pasívamente a que nos lleguen las bolsitas de los CLAP. Produzcamos, sembramos, cosechemos, criemos animales y saquemos la mayor ganancia posible, para enriquecer al pueblo y no a una minoría de parásitos.

También, se hace perentorio que haya una reconversión monetaria que elimine tres ceros, es decir, tres dígitos a la moneda actual, que vaya esta medida acompañada de un riguroso congelamiento de precios, por dos años que más adelante permita un control gradual de precios justos; a la vez que, a lo externo y en el mercado internacional, con los órganos y organismos del nuevo mundo multicéntrico y pluripolar, como la CELAC, la ALBA-TCP, UNASUR, PETROCARIBE y los BRICS se concreten acciones de intercambio y comercio exterior con Sucres Yuanes y Rublos.



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Luis Alexander Pino Araque


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