Cuando no se aprovecha la coyuntura para fortalecer la revolución, se demuestra poca comprensión del momento histórico

Seguimos insistiendo en el Golpe de Timón, porque la situación que captó el Comandante Chávez sigue estando presente, pero agudizada por la insistente ofensiva de los enemigos de la revolución, atacándola desde todos los flancos, al extremo que ha llevado al gobierno a dar respuestas coyunturalistas, dejando abandonadas las tareas que lleven por dirección golpear las estructuras capitalistas, las cuales hoy inamovidas son la base para que la leña contrarrevolucionaria caliente más la situación.

Las condiciones actuales piden cambios radicales en la conducción del barco, el pueblo lo reclama y la oportunidad de hacerlo está sobre la mesa de la conflictividad entre los que quieren el retorno a lo viejo y quienes creemos y trabajamos por la revolución. Cuando decimos radicales, es para que vayan a la raíz, que salgan de la superficialidad de las meras negociaciones para detener la agresividad del enemigo. La actual coyuntura nos exige claridad de clase en la política y audacia en la acción, y el Presidente obrero tiene que tener esa claridad, que lo desenrede y lo saque del maniobrismo que sólo nos lleva ha evadir una tormenta y no ha dar en la médula a las agotadas relaciones sociales de producción imperantes, es necesario darle a la nave la correcta dirección hacia el socialismo, la cual debe llevar en la proa a la fuerza revolucionaria organizada del pueblo y no a las estratagemas de una burocracia que tomando "las armas melladas del capitalismo" pretende combatirlo.

Nosotros estamos apegados a la Consigna: Comunas o Nada, porque desde años antes a que estuviera el Presidente Chávez en la presidencia de la República, hemos sostenido que la vía de la Autogestión, era el camino alternativo con el cual podemos superar los errores cometidos por las fórmulas denominadas marxistas – leninistas, donde por jerarquizar a las estructuras del Estado y el Partido en el desarrollo del socialismo, tanto en lo económico, como en lo político y social, terminaron construyendo un capitalismo de Estado que echó a la basura los enormes sacrificios de pueblos enteros por construir un mundo mejor , sin explotadores ni explotados.

Desde la Asamblea de Barrios, experiencia de gran importancia para el fortalecimiento del movimiento popular, surgida luego de los hechos insurreccionales de Febrero del año 1989, discutíamos y aplicábamos la norma de que el poder reside en el pueblo, visto este poder no como suma de individuos de vanguardia, sino de relaciones interindividuales de clase que permiten potenciar la sabiduría y la acción de colectivos que no cesan de construir, evaluar, corregir y seguir construyendo orgánicamente nuevas realidades, distintas a las que plantea el capitalismo, ordenado socialmente a partir de las jerarquías. La práctica colectiva clasista, toma en cuenta al individuo y le permite un mayor desarrollo a sus potencialidades, pero, al eliminar las jerarquías con una división técnica del trabajo muy sencilla, el individuo no entra en disputas y competencias con otros por estar arriba o abajo, todos hacemos del colectivo, un hecho espacial en el barrio, en la comuna, la forma consciente individual cooperadora de vivir en armonía, la forma colectiva del hacer y el saber, sin los vicios del individualismo que nos propone la ideología burguesa.

Lamentablemente la Asamblea de Barrios fue echada al olvido por quienes vinieron después e inventaron sus historias de heroísmo individual, del protagonismo personal, se acercaron hábilmente al Comandante Chávez desde su estadía en la cárcel de Yare o en su campaña electoral y desde allí salieron a ocupar los cargos de dirección del proceso que encabezó el Comandante desde 1999. Allí está el origen subjetivo del proceso de burocratización vivido por esta revolución que no ha podido superar la fórmula burguesa del Estado actual, el cual como condición objetiva, permite que las ópticas verticalistas y antidemocráticas, se impongan sobre los procesos de democratización protagónica y popular propuestos por el Presidente Chávez, a pesar de las críticas y regaños del Comandante cada vez que se encontraba con el fenómeno burocrático predominando sobre la democracia.

El encuentro del interés individual y personal (subjetividad) con las estructuras verticales del Estado burgués, (objetividad) ha llevado a que el proceso de cambio desarrollado, sea exclusivamente impuesto desde las instancias del alto gobierno y marcadamente excluyente de la participación popular en las instancias del gobierno y del Estado, y además, con un poderosos funcionariato estatal saboteando el desarrollo de propuestas autogestionarias que surgen autónomamente de las comunidades y de grupos de trabajadores. Esta imposición desde arriba, no ha permitido que el pueblo sea el sujeto directo de la revolución, y en su seno, se ha sembrado la actitud pasiva de esperar a que las orientaciones y soluciones para resolver los problemas, vengan desde arriba como caídos del cielo . Hay una especie de auto mutilación popular en lo político la cual le impide actuar por iniciativa propia y se atiene a que la burocracia le traiga las respuestas a sus problemas. Esto lo estamos observando en la actual situación económica por la cual estamos pasando, especialmente en las ciudades, donde vemos la gente sentada o parada, casi día y noche en las afueras de los auto mercados y de Mercal, esperando que aparezcan los alimentos y echándole la culpa al gobierno de Maduro porque no aparecen o porque los precios no dejan de subir. Pero, también vemos al gobierno pidiendo calma y a su Ministro de Economía, Pérez Abad, garantizando la pronta solución. El pueblo, desmovilizado por las propias políticas paternalistas del gobierno, y el gobierno, continuando con las políticas del buen papá, encargado de resolver problemas que la burguesía parasitaria viene generando, hace que la situación circule con este movimiento vicioso, se haga más compleja y se torne más difícil su superación.

A primera vista, pareciera que la burocracia tuviese miedo o desconfianza a la participación directa del pueblo en el ejercicio del poder, pero no es así, cuando esa apariencia se desnuda, vamos descubriendo que son actos plenamente deliberados y desarrollados por la ideología pequeño burguesa enquistada en el gobierno, desde donde impone su criterio para manejar a su antojo las riendas del poder. Para ello, descalifica al pueblo, desconociéndole solapadamente con discursos cargados de citas del Comandante Chávez, "sus poderes creadores", acusándole de no estar preparado para ejercer el poder y que por lo tanto deberán pasar muchos años para que eso sea posible. Por el momento, para ellos, los burócratas, no está planteado que el pueblo se auto gobierne. Mientras tanto, este sector se atornilla en el poder y se resiste a los cambios necesarios, siempre adelantados por el Presidente Chávez quien captaba a tiempo, los estancamientos e inclusive los retrocesos de la revolución bolivariana manifestada en el despilfarro, la corrupción, la improvisación, la resistencia a la crítica y la auto critica, el encubrimiento de los errores, el amiguismo y el nepotismo, y tantos otros vicios que alejan cada vez más a la revolución de sus inherentes propósitos de empujar hacia el socialismo.

Otra cosa nos planteábamos en la olvidada Asamblea de Barrio, borrada intencionalmente de la historia de la participación popular, por quienes no se han vinculado con el pueblo directamente y lo han hecho desde sus curules, aulas de clase u oficinas, como si estuvieran esperando que las cosas se calmarán luego de la insurrección popular de 1989. Calma que llegó y por la vía electoral un militar que sorprendiendo a todos, se planteó la revolución y le dio como a esa revolución, Socialismo del Siglo XXI. Desde allí en adelante, se movilizaron los revolucionarios ligh, o blandos, para decirlo en español, a ocupar las "duras trincheras" de la revolución pacífica. Se elaboraron sus historias revolucionarias desde las aulas universitarias u otros espacios como los cafetines urbanos, las presentaron como sus currículum y se fueron con sus ideas pequeño burguesas a ocupar los "duros puestos" del gobierno. Muchos venidos del blandísimo Movimiento al Socialismo (MAS) nacido del eurocomunismo a la venezolana, de la Causa R, del Movimiento de la Plancha 80 de la UCV, de otros Movimientos similares de la Universidad de los Andes, del Zulia y otras universidades, pero, también muchos de Acción Democrática, de Copei y de los sectores llamados independientes, donde se esconden todos los que oportunistamente esperan a que llegue la oportunidad.

Así se fue conformando en lo fundamental la dirigencia que hoy ocupan junto con los militares, los principales puesto del gobierno. No negamos que un humano, en base a sus reflexiones llegue a cambiar sus concepciones reaccionaras y ha asumir las de la revolución, pero aquí, tal parece que este cambio le ha ocurrido a muy pocos.

Reconozcámosles que no había otra vía que la revolución pacífica, por la derrota revolucionaria sufrida en los años recientes que sirvieron de antecedentes a esta revolución, pero la tranquilidad que esta inspira, no se nutrió del roce diario con la gente de a pié, como se dice, donde la intranquilidad que genera la sociedad capitalista diariamente siempre está implacablemente presente; no se acercaron a experiencias como la Asamblea de Barrios, por ejemplo, desde donde el pueblo, luego del dolor causado por la masacre de 1989, convirtió las cenizas de sus muertos, en el abono esperanzador para sembrar una sociedad distinta.

Antes de la llegada del Presidente Chávez, había ganado Aristóbulo Isturiz la Alcaldía de Caracas, quien se dedicó, apoyado en algunos de los promotores de la Asamblea de Barrios, a desmontar la Asamblea de Barrios, utilizando sus consignas u otras parecidas como "El gobierno de la gente", atrayendo para los cargos burocráticos de la Alcaldía a los militantes más activos de la Asamblea de cada barrio. Allí se inició la agonía de esta experiencia, la cual comenzaba a movilizar a todos los barrios de la Caracas Metropolitana con influencia importante en Guarenas, Guatire, Barlovento y los Valles del Tuy. Incluso, habíamos logrado establecer relaciones internacionales con organizaciones similares, tal como la Asamblea de Barrios de Ciudad de México y de otros países que estaban siendo golpeados por la políticas neoliberales impuestas por las transnacionales imperiales. Aún recordamos que en una reunión conjunta entre las dos Asambleas, nos acompañó viniendo desde México, Súper Barrio con una máscara parecida a la de"Santo el Enmascarado de Plata" y con dos letras en el pecho, SB, como iniciales de Súper Barrio. Era el despertar orgánico de los habitantes de las barriadas que no somos otros que los trabajadores. La autogestión se nos aparecía como una alternativa real y la estábamos empujando en lucha contra esas políticas económicas neoliberales que tuvieron continuidad con los gobiernos que vinieron luego de Carlos Andrés Pérez.

La existencia e importancia de la Asamblea de Barrios, la captaron los compañeros militares que estuvieron en los golpes del 4 de Febrero y del 27 de Noviembre de 1992. Con ellos conversamos y no llegamos a acuerdos políticos de largo alcance, pero si decidimos participar como apoyos en los dos levantamientos y luego continuar la discusión con ellos. La poca participación nuestra en las acciones decisivas, fue porque los compromisos no fueron cumplidos con nosotros por parte de los insurrectos militares, que consistía en suministrarnos los elementos necesarios para participar en operaciones de apoyo y tomas de sitios importantes de la ciudad.

Después de la llegada de Aristóbulo, la burocratización de algunos de los compañeros de la Asamblea de Barrios dentro del llamado "Gobierno de la Gente", la Asamblea de Barrio fue perdiendo su acción e influencia, acelerada con el impacto que causaron los dos golpes militares de 1992. Muchas personas vieron la mayor facilidad de llegar al poder por la vía puchista, del golpe militar, que continuar organizando y movilizando al pueblo con los proyectos autogestionarios, como uno de ellos, el cual sirvió para impedir la privatización del Acueducto Metropolitano de Caracas, al nosotros presentar una Ordenanza Municipal que proponía por la vía parroquial la auto administración del acueducto, apoyándonos en la ley de Municipios la cual dice que la administración del agua y de otros servicios no es potestad del gobierno nacional, sino de los gobiernos municipales. Esta Ordenanza elaborada y presentada por nosotros, había sido aprobada en dos discusiones dentro de la Cámara Municipal, faltando la tercera para su aprobación definitiva, acto que fue suspendido porque Aristóbulo Isturiz había ganado la Alcaldía de Caracas, y desde ese momento ocurrió que dentro de la Asamblea Barrio, influenciada ya por criterios no autogestionarios y estatistas, se vio la posibilidad de tener cuotas del poder en la Alcaldía de Caracas y dejó de seguir presionando porque se aprobara la Ordenanza de Manejo de Agua por parte de las comunidades en forma directa.

Las dos influencias, la de la victoria de Aristóbulo Isturiz (para ese momento de la Causa R) y la de las tendencias golpistas dentro de la Asamblea de Barrios, fueron mermando la capacidad de movilización y nos quedamos un grupo muy reducido sosteniendo la Autogestión como la vía revolucionaria para nuestro país. Luego, algunos de nosotros desarrollamos algunas experiencias de intercambio de alimentos campo – ciudad, hasta que decidimos irnos a Barlovento a desarrollar una experiencia autogestionaria, denominada Modelos Comunales de Poblamiento con el propósito de que sirviera de espejo demostrativo de lo que se puede hacer por la vía de la autogestión. Pero, esta experiencia será tratada en posteriores programas de "El Hacer y el Saber Comunal", porque a pesar del avance logrado, la presencia avasallante de los dineros del Estado y la resistencia de la burocracia del Ministerio de Agricultura y Tierras, acabó con esta experiencia, la cual reunía a más de 50 mil personas organizadas a lo largo de los 6 Municipios de la zona barloventeña, especialmente en el Municipio Acevedo, cuya capital es Caucagua. Fue una vivencia esencialmente Comunal, basada en un Modelo de Cooperativas integradas en las diversas actividades que se dan vida dentro de los caseríos; no eran cooperativas por especialidad y una dirección centralizada, eran organizaciones con una administración profundamente democrática, eran cooperativas integrales, sin jefes, ni divisiones del trabajo de arribas y abajos, lo cual impedía que se burocratizaran. Recordamos que no fue fácil registrarlas porque nos exigían una Administración de las Cooperativas con estructuras verticalizadas y nosotros nos negábamos.

Quisimos tratar someramente la vivencia de las experiencia de la autogestión como camino a la revolución comunal, confrontada con la visión heterogestionaria de quienes creen que desde afuera del pueblo, (El Estado) es la vía por la cual llega a la revolución socialista. Esta confrontación está presente y lo hacemos con la Asamblea de Barrios para retomar la discusión que ya habíamos librado dentro de la Asamblea de Barrios y otros espacios.

¿Pero que tiene que ver esto con el título del segmento que llamamos, Cuando no se aprovecha la coyuntura para fortalecer la revolución, se demuestra poca comprensión del momento histórico.?

En primer lugar, porque creemos que quienes están ejerciendo el gobierno en la actualidad, son revolucionarios con la visión leninista deformada del papel preponderante del Estado y el Partido en la revolución, aunque Lenin en la práctica haya trazado líneas distintas a esto en su libro "El Estado y la Revolución". Comprendemos al Lenin de la etapa inmediata pos zarista, porque el régimen de los Zares había dejado a una Rusia atrasada y en ruinas, con una población mayoritariamente campesina, dispersa por su propia condición, y una situación de posguerra con una Rusia destrozada porque había sido derrotada en la guerra, guerra que fue continuada por los enemigos del socialismo.

En Rusia, el Partido Bolchevique al no constituir la mayoría orgánica dentro del Consejo Panruso de los Soviéts, tuvo que optar por asumir la dirección del proceso a través de los Comisarios del Pueblo, tomando al Estado como instrumento principal para contrarrestar esas debilidades y poder frenar la ofensiva contrarrevolucionaria. Lamentablemente superadas algunas debilidades iniciales, se siguió fortaleciendo el Estado y al Partido, se mantuvieron las medidas económicas burguesas como la denominada Nueva Política Económica (NEP) claramente definidas por Lenin como medidas de Capitalismo de Estado, determinadas por la urgencia que ocasionaba la presión de las viejas circunstancias que sobrevivían en la sociedad rusa. Ya la revolución relativamente fortalecida, no se reactivaron los Soviets como bases del poder revolucionario y se concentró este en los Comisarios del Pueblo, lo cual condujo progresivamente a lo que concluyó como un consolidado Capitalismo de Estado, con una burocracia controlando todo el poder, sin haber construido relaciones socialistas de producción, y por supuesto, esta tecnoburocracia consolidada como ama del Estado y el Partido, ya convertida en los nuevos capitalistas que luego abiertamente va a declarar la disolución de la Unión Soviética para encontrarnos con la Rusia capitalista de hoy, luego de que Mijail Gorvachov, destapara la realidad capitalista utilizando como pretexto, la perestroika y el Glásnost, después de 70 años de haber sido supuestamente constituida la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, con el sudor y las lágrimas de los trabajadores industriales y los campesinos.

Nosotros, también comprendemos al Comandante Chávez en sus inicios y a quienes honestamente le acompañaron, puesto que se encontraron con un capitalismo rentista con una burguesía culturalmente parásita, chupadora de la sangre vertida por el petróleo hacia el Estado y un pueblo acostumbrado a relacionarse con un Estado Burgués regido por el modelo de Democracia Burguesa caracterizada por ser representativa, con una economía debilitada e improductiva como caldo de cultivo para originar una conducta propia de los rentistas, dominada por el parasitismo y "el viva la pepismo" el cual ha echado raíces y hongos en este pueblo, desde que el petróleo vino a llenar las arcas del Estado, que por un lado, creó a los ricos del siglo XX, a quienes fue haciendo cada vez más ricos, y por otro lado, dejaba caer las migajas a una población empobrecida que se iba convirtiendo mayoritariamente urbana, la cual no ha sido incorporada masivamente a a la incipiente industria, sino que se ubica y se sigue ubicando fundamentalmente en el sector terciario, el de los servicios, sector improductivo donde precisamente se captan los ingresos - renta producidos en los otros sectores de la economía (Primario, la agricultura y la extracción, y el Secundario, la industria).

La propuesta inicial del gobierno del Comandante Chávez, nace con el justo criterio de "Pagar la Deuda Social" dejada con el pueblo por los anteriores gobiernos, y desde allí, sin una intención prefigurada, se reforzaron las conductas populares de esperar la protección estatal sin plantearse superar esa herencia improductiva también dejada por los mismos gobiernos que habíamos tenido. Pero, además, con este criterio de "bondad gubernamental", se implantó el poder de una burocracia, que repartiendo se quedaba con buena parte de los montos aprobados para repartir, los cuales se dejaban depositados en los bancos percibiendo intereses posponiendo su uso para lo que fueron establecidos o desapareciéndolos de los presupuestos ministeriales, de gobernaciones, Alcaldías y de instituciones autónomas, encargadas de desarrollar proyectos especiales. Nuevos ricos fueron apareciendo desde el interior de la burocracia estatal, sin que las propuestas de socialización socialista se asomaran por algún lado. El Socialismo de palabra y el bautismo de esquinas y areperas socialistas, sustituyeron a la realidad socialista que hay que construir.

El Presidente Chávez, captó esto un poco tarde y se planteó reorientar el proceso, precisamente cuando su estado de salud habia desmejorado mucho hasta que le ocasionó la muerte, la cual apunta a que sea un asesinato estructurado contra el Comandante, planificado por sus enemigos que no son otros que los enemigos internos y externos de la revolución bolivariana.

Quienes vinieron a suplirlo, por lo que vemos, no han interiorizado porque no captaron, el origen de las angustias del Comandante Chávez, y se han dedicado a reforzar la burocracia estatal - partidista y a rehuir a la real participación del pueblo para la estructuración de un nuevo poder, basado en el ejercicio de la gestión directa del pueblo a través de organizaciones como las Comunas y los Consejos Autónomos de Trabajadoras y Trabajadores.

Todo quieren resolverlo a realazos porque a esto se acostumbraron, sin darse cuenta que tienen un pueblo al lado dispuesto a impulsar la revolución. Hoy, las políticas se arman para que sea el Estado que las desarrolle, apoyado en la inmensa burocracia que posee. Las organizaciones del llamado Poder Popular son un relleno en las actividades, para luego decir en los discursos que el pueblo está participando, pero la desorganización popular es de tal dimensión que los Consejos Comunales, se reducen a pocas personas activistas que muchas veces controlan sectariamente a estos Consejos con lo cual se evidencia que la burocracia que reemplaza a lo colectivo, también llegó a los Consejos Comunales. Las Comunas siguen siendo organizaciones debiluchas, sólo aptas en algunos casos para dar apoyo a los funcionarios designados por el gobierno para (desarrollar comunas), así entre paréntesis, pero no con las fortalezas suficientes para tomar iniciativas propias que vayan hacia la estructuración de un poder real y autogestionario.

El mismo PSUV, sólo se reconoce su existencia en los eventos programados por la burocracia que lo dirige; en los barrios, en las fábricas, en las instituciones es prácticamente inexistente, y su influencia ante la crisis, apenas se siente en declaraciones de sus dirigentes en la prensa o en programas de la televisión pública. El PSUV, en la defensa del gobierno, ante las injustas acusaciones de ser el principal responsable de la situación que atravesamos, es un cuerpo ausente, algunas veces representado por individualidades que se atreven a confrontar las mentiras que en las calles y los medios de transporte vociferan muchos provocadores de la contrarrevolución. En el metro, por ejemplo, al igual que en las colas, la voz cantante es la de los enemigos del gobierno, porque quienes nos atrevemos a defenderlo, nos vemos apabullados y amenazados, mientras la gran mayoría permanece en silencio. Pareciera que sus argumentos son convincentes, y los nuestros no tienen la capacidad de sacudir esa apatía de un pueblo que está perdiendo la esperanza, porque escucha las ametralladoras verbales de quienes están preparados para promover la contrarrevolución y culpar con groseros insultos al Presidente Maduro, de todos los males que nos pueden estar ocurriendo.

Esta es una realidad que no ve la burocracia, porque está muy alejada de ella, y piensan que suministrando cifras de muchas cosas que la gente no ve, van a contrarrestar la ofensiva burguesa, la cual no cesa de hacer huecos en la población que ya ha comenzado a tener dudas en las potencialidades de la revolución bolivariana.

Esta realidad dura que nos rodea, nos obliga a decirlo sin frases amorosas, ni tampoco utilizando las bendiciones de los religiosos para el consuelo, tiene que ser abordada con otros métodos, otros instrumentos, pero fundamentalmente con el pueblo, potenciando realmente las organizaciones populares, incluyéndolas en las políticas como el cuerpo inteligente y ejecutor de la revolución, desburocratizando al Estado, al partido, al Gran Polo Patriótico. Los métodos, deben ser profundamente democráticos, surgidos de la crítica y autocríticas serias de lo que se ha venido haciendo, y entender, sin defenderse tanto de quienes acertadamente los critican porque ven y sienten que el camino tomado por la burocracia no va a conducirnos hacia el socialismo, por el contrario, iremos hacia una derrota más, perdiendo la gran oportunidad que se nos presenta ante la imposibilidad que tiene el capitalismo para resolver los graves problemas que nos aquejan.

Es necesario que el gobierno, mire hacia el lado que tiene que mirar, hacia las Comunas, Los Consejos de Trabajadoras y Trabajadores; es vital que el gobierno se deslinde de las políticas económicas ya desgastadas del capitalismo, con las cuales hoy ministros burgueses y aburguesados, pretenden levantar como las panaceas para resolver los problemas que sufrimos principalmente los pobres. El Plan Socialista tiene un sujeto fundamental y eso somos los que sólo tenemos para sobrevivir la venta a los capitalistas o al Estado, nuestra fuerza de trabajo. Estamos en las fábricas, en los barrios, en los liceos, universidades, en los campos, en las regiones donde habitan nuestros hermanos indígenas, en las instituciones del Estado, estamos en todas partes porque somos mayoría, somos manuales e intelectuales, somos artistas y poetas, cantores. Somos un pueblo dispuesto a todo por la revolución. No es mucho esfuerzo buscarnos y podernos encontrar, salgan de sus oficinas, rompan con las comodidades, olvídense de sus intereses personales e individualistas, piensen seriamente en la importancia que tiene la revolución venezolana para el resto de los trabajadores del mundo.

Si nos escuchan les haremos propuestas, sino tendremos que desarrollarlas nosotros autogestionariamente con mayor esfuerzo, por supuesto, y libraremos la lucha, tal como desde hace muchos, pero muchos años, la venimos haciendo contra el enemigo de siempre, el capitalismo. Si los camaradas que están en el Estado, no entienden la situación y las formas de superarlas, nosotros si lo sabemos y aglutinaremos fuerzas para llevar a cabo las soluciones que no están en salvar el capitalismo, sino en destruirlo.

La situación no está para discursos y más discursos, promesas y más promesas, el descontento crece y se siente. La burguesía nos gana la batalla y no podemos esperar a que el gobierno se decida a dar el Golpe de Timón. Tomemos la iniciativa como siempre lo hicimos con los gobiernos que abiertamente le servían al opresor capitalista e impulsemos la nave por donde el Comandante Chávez apuntó: Comunas o Nada.

No creemos que esto nos haga enemigos del gobierno, ni que la burocracia nos ubique en el terreno del enemigo histórico, la burguesía. Pero, si nuestro grito no se escucha por quienes dicen estar en el mismo camino, no nos queda otra alternativa que dejar de gritárselo y empezar a construir por nuestra propia cuenta el Socialismo basados en la enseñanza comunera que nos ha dejado la humanidad a través de sus muchos siglos de existencia.



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José Bonilla A.


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