¿Si Nicolás Maduro se va, mejora el enfermo?

Hemos visto, que hay muchos proponiendo que el Presidente de la República se vaya, dentro de esos muchos, están por supuesto, los burgueses enemigos acérrimos de cualquier cambio que beneficie al pueblo, sea este significativo estructuralmente o simplemente sea una mejora social. Pero, también está gente que ha militado y milita en las filas del cambio, creyentes en el socialismo que absurdamente solicitan que Maduro se vaya. Decimos absurdo, porque expresan una concepción burguesa de creer que la historia la cambian los individuos o la hacen los individuos. Quizás, esto haya ocurrido en sociedades distintas al capitalismo o en sociedades que queden reminiscencias de sociedades fundamentalmente de relaciones aisladas y temporales entre quienes las realizan como las sociedades serviles. Pareciera que recurrieran a la historia de Robinson Crusoe, escrita y publicada en 1719 por Daniel Defoe, tal como los economistas burgueses lo hicieron y de quienes Marx y Engels se burlaron hasta ponerlos en el ridículo. No nos lleven a pensar que como la novela de Defoe se ambienta en el Orinoco, esta se sembró en la mente de algunos venezolanos, en la burguesía es creíble, pero entre quienes se llaman revolucionarios aspiramos que no.

El capitalismo, es una sociedad que se regocija en sus apariencias, con sus aparatos reforzadores de todo tipo, incluyendo la seudo ciencia económica, que con malabarismos numéricos y estadísticos, es capaz de engañar al más pintado de los presidentes y ministros, haciéndoles ver con cifras macroeconómicas e índices que lo están haciendo muy bien. Estos engaños se vienen a descubrir cuando la realidad se les viene encima y le restrega en su cara la conflictividad social y política, la cual les indica que lo estaban haciendo muy mal. Bueno, para algunos oportunistas que llegan al gobierno, cuando esto ocurre, esta situación les permite colocarse en el bando contrario, achacándole a otros, los errores cometidos; ya están hechos ricos y se van a disfrutar a los países paraísos lo robado desde sus funciones de gobierno. Ya en Venezuela, muchos que se decían estar con la V República se adelantaron y viven en los Estados Unidos, protegidos policial y jurídicamente. Los de la IV República, tienen tiempo disfrutando de las riquezas obtenidas por la vía de la corrupción y desde fuera de las fronteras, quieren aparecer como los profetas salvadores de la crisis que vive Venezuela, de la cual son parte importante en su desarrollo.

Venezuela, es un país capitalista y no ha dejado de serlo luego de 17 años de propuestas revolucionarias. A lo largo de estos años podemos encontrar muchas diferencias entre el llamado Pacto de Punto Fijo y el Socialismo siglo XXI, pero que si las vemos más detalladamente, encontramos algunas similitudes, especialmente, en la metodología en el manejo de los inmensos recursos que se han obtenido con la explotación petrolera. Las dos experiencias, se parecen en la forma de manejar estos recursos, aunque se diferencian en los destinos que tomaron estos recursos. De una manera simplificada, podemos decir que los gobiernos de puntofijismo repartieron la mayor parte de los recursos del Estado entre los grupos más poderosos existentes y en la conformación de nuevos grupos económicos emergentes, poco era asignado para el pueblo que se debatía en la miseria supina.

En la V República, la mayor parte de los recursos del Estado, fueron definidos por el objetivo de Saldar la Deuda Social con el pueblo que los anteriores gobiernos habían dejado. El método fue el mismo, el reparto o distribución de la inmensa riqueza petrolera. El resultado casi similar, una economía postrada y en crisis, con la diferencia de que en la V República, se han logrado muchos beneficios sociales, como la vivienda, la educación, los servicios de salud, las pensiones, mejoramiento de las condiciones de vida en general, etc. Sin embargo, para hacer esto, se tuvo que acudir a la conformación de un Estado paralelo, (mejor decir, un gobierno paralelo) a través de las misiones, con lo cual muchos recursos se tuvieron que dirigir a sostener al aparato burocrático viejo y a financiar las nuevas y complejas estructuras que se estaban constituyendo. El aparato viejo del Estado, siguió paquidérmicamente existiendo y creciendo, mientras el neoestado paralelo, también se agigantó para cumplir las funciones que el viejo no cumple, las cuales por el contrario las obstaculiza.

Hubo y hay un reparto de una riqueza que en su mayor parte, proviene del esfuerzo de pocos trabajadores productivos, porque dada la inmensa riqueza obtenida, el aparato burocrático (trabajo improductivo) creció exponencialmente tanto en las instituciones del Estado como en las empresas que constituyen la propiedad estatal, lo cual hace que tengamos un Estado extremadamente costoso, un país con muy poca diversidad productiva, baja productividad del trabajo, casi todo, por no decir todo, apoyados en la capacidad rentística que tenemos, y en la posibilidad de endeudarnos que esta nos brinda.

Todo esto ocurre dentro de una sociedad capitalista altamente monopolista, su esencia y lógica siguen estando presente e imponiéndose. La intervención del individuo como tal es casi inexistente, a pesar de la influencia que pueda ejercer sobre fuerzas sociales, dominadas y acostumbradas a esa lógica basada en la relación capital – salario. Puede movilizarlas y exaltarlas, pero estas no se reconocen aún así mismas como la fuerza revolucionaria que son. La realidad intacta estructuralmente se sonríe ante el caudillo, ante el partido y sus alianzas, se siente en sus esencias, hasta tanto el verdadero huracan revolucionario no le rompa el vetusto ropaje que la cubre. Este huracán, puede ser estimulado por algunas individualidades carismáticas, pero no se hará presente con toda su intensidad hasta que esas fuerzas sociales, no rompan sus costumbres que le dominan y se decidan a ser sujetos sociales de la revolución. Esa individualidad carismática, puede quedar sola, sino capta hacia donde hay que empujar, saber qué es lo que se tiene que transformar y quiénes pueden hacerlo, porque si se queda en las apariencias que le indican los números, su aislamiento de la realidad es inminente y será jefe fracasado.

Vamos a ver algunas variables económicas y políticas que nos indican que la sociedad capitalista venezolana, desde el punto fijismo hasta hoy, no ha tenido cambios estructurales que nos muestren luces y nos digan que hemos dado pasos importantes hacia el socialismo. Es cierto, los revolucionarios somos más de unos años para acá, específicamente desde 1999 cuando llegó el Comandante Chávez a la Presidencia, pero esta cantidad no se ha cualificado desde el punto de vista de llegar a comprender realmente el proceso revolucionario por donde andamos. Seguimos atados a los conceptos formales de las leyes, creyendo que estas por si solas, ya son garantías de revolución, y menos aún cuando estas leyes, estan contaminadas de todo el derecho romano que carga el piso jurídico del Estado, donde el peso fundamental lo ejerce la propiedad privada, lo cual le da fuerzas a la burguesía para mantenerse y defenderse. Diríamos como el Dr. Carlos Rivero Lugo, "El fetichismo de lo jurídico constituye parte integral del fetichismo de las mercancías. Por ejemplo, la igualdad jurídica es la otra cara del intercambio formal de equivalentes, es decir, de la apariencia de una igualdad entre seres y cosas diferenciadas. En ese sentido, la igualdad jurídica encubre en realidad la desigualdad social existente bajo la sociedad burguesa. La igualdad se convierte en un fetiche." (El autor de esta cita, es Doctor en Derecho de la Universidad del País Vasco y Catedrático de Filosofía y Teoría del Derecho y del Estado en la Facultad de Derecho de la Universidad Eugenio María de Hostos, en Mayagüez, Puerto Rico.). La libertad y la revolución no nacen del derecho, también nos afirma este autor.

La estructura económica productiva, en Venezuela es una entelequia creada, sostenida y dirigida por la burocracia estatal que funge de patrono, lo cual hace que la relación social a su interior este basada en la pareja históricamente contradictoria Trabajo – Capital. Esto lejos de debilitar al capital directamente privado, lo fortalece porque allí no sólo están debatiéndose las cantidades con las que se remuneran, en lenguaje de los economistas burgueses, los factores, trabajo, tierra y capital en sus formas salario, renta, ganancia e interés , sino que desde allí, se levanta todo el aparato ideológico y político, el cual se ha hecho tan poderoso, que refuerza el ocultamiento de las relaciones de explotación del capital sobre el trabajo y convierte al socialismo en simple ideología o lo reduce a la propiedad estatal, con la cual se identifica erróneamente al socialismo.

Aunque no somos muy amantes de probar exclusivamente las cosas con argumentos numéricos, hay algunos como las proporciones inequitativas que se dan entre lo que reciben del Producto Interno Bruto, los trabajadores por un lado, y los capitalistas por otro, las cuales nos indican que la inequidad se ha incrementado a favor del capital:Por ejemplo, en 1975, 1976 y 1977, los trabajadores recibían 42, 44, y 44 céntimos respectivamente por bolívar obtenido; en los últimos años de la IV República, rondaban por los 10 y 11 céntimos por bolívar y hoy están por los 7 y 8 céntimos que percibe la fuerza de trabajo. La burguesía recibía entonces para los años 1975, 1976 y 1977: 68 y 66 céntimos por bolívar, para pasar a obtener 90, 92 y 93 céntimos por bolívar en los últimos años de la IV República y en los actuales momentos. Es decir, los grados de explotación del capital sobre el trabajo han aumentado; esto sin tomar en cuenta que en el mercado, se termina de desvalorizar el salario con los altos precios de las mercancías que pueden comprar los trabajadores con sus salarios.

No es secreto para nadie, que la banca privada ha venido siendo fortalecida, porque las políticas económicas tienen un gran contenido capitalista, sin que por otro lado se estén desarrollando con fortalezas las alternativas sociales y económicas como las Comunas, las cuales hasta ahora, son simplemente instrumentos para atacar los problemas domésticos de la economía que tienen que ver con algunas necesidades básicas, las cuales no tienen ninguna repercusión en el resto de la economía.

¿Son culpables el Comandante Chávez y Maduro de esta dura realidad?. Obviamente que no, su responsabilidad radica en creer en los asesores quienes sostienen y siguen sosteniendo que con manipulaciones monetarias y fiscales, podrían revertirse situaciones como estas, y no comprender realmente lo que Marx llama el Proceso de Acumulación Capitalista, con el cual no se puede jugar, porque los pobres siempre salimos perdiendo.

Otro ejemplo que nos corroboran algunas similitudes entre estos dos planteamientos del reparto: uno hacia los ricos y el otro al pago de la deuda social, son los mecanismos empleados para subsidiar el capital a través de políticas proteccionistas (dólares preferenciales entre otras), otorgamiento de créditos blandos con el pretexto de fortalecer la producción nacional y fortalecer la exportación de productos no petroleros; la construcción de infraestructuras con gastos exclusivos del Estado para construir y mejorar carreteras, subsidio de la energía, con lo cual en lo fundamental se favorece al capital, porque un lado les abarata los costos del transporte, y por otro, al aligerar la movilización de los trabajadores (sin costo para los capitalistas) aumentan los tiempos de producción y con ellos su productividad. En el metro y el ferrocarril, viajan los trabajadores más rápido hacia sus sitios de trabajo con mecanismos donde los capitalistas no aportaron nada para mejorar el transporte, ni incluyen en forma de bonos por lo menos, los gastos de transporte de los trabajadores. En muchos países capitalistas, se incluye dentro de la jornada de trabajo el tiempo de movilización de los trabajadores a sus trabajos. Aquí ni eso, todo es bajo riesgo y costo del Estado.

Hay todavía muchos mecanismos, con los cuales la burguesía se ve favorecida por las políticas normales del Estado en su tarea de dinamizar y ordenar la sociedad, que no se incluyen en los privilegios obtenidos por políticas de financiamiento, gastos de inversión para favorecer el capital, contrataciones etc, y esto porque el capital privado cubre todos los principales escenarios de la economía, especialmente aquellos donde corre menos riesgos, donde son más rápidos los tiempos de rotación del capital (comercio), las tasas de beneficio son más altas y el mercado más voluminoso, lo cual hace que gran parte del valor agregado (plusvalor extraído de la fuerza de trabajo) de las empresas del Estado (capitalismo de Estado) vaya a manos del capital privado (trasvase del valor agregado).

No podemos olvidar que esto ocurre en una economía altamente monopolizada y una marcada concentración de los capitales, desigualdad recibida por el gobierno del Presidente Chávez, observada al revisar el modelo de distribución y de los patrones de consumo del venezolano, estructurado desde las épocas del capitalismo que queremos superar. Esa época dejó un aumento de la pobreza (sectores de menores ingresos); un aumento del consumo de los sectores medios (profesionales, cargos gerenciales, pequeños y medianos productores) mientras la burguesía consolidaba su poder a costa de la fuerza de trabajo y la quiebra de los sectores pequeños y medianos de la producción como resultado de las políticas neoliberales aplicadas por aquellos gobiernos.

En la época actual, de pago de la deuda social, la pobreza fue bajando indiscutiblemente y los niveles de consumo de muchos sectores empobrecidos fue aumentando por las políticas de abaratamiento de los bienes salarios (alimentos, vestuario, útiles de educación, servicio de salud, facilidades para la recreación etc.) a través de Mercal, Pedeval, Automercados Bicentenario. También, hubo un incremento significativo de los sectores medios, por las posibilidades de adquirir bienes como neveras, lavadoras, vehículos, televisores de última generación, aire acondicionado, viviendas de mejor calidad, posibilidades de viajar al exterior. A la par, con la masificación de la educación universitaria se promovió el ascenso social de sectores a niveles de ingreso más altos, con lo cual, se consolidó, una base significativa de los sectores medios (trabajadores calificados fundamentalmente) que llevó a decir muy emocionado al Vicepresidente ejecutivo Jorge Arreaza, que estábamos construyendo una Venezuela de la Clase Media, sin prever lo que eso políticamente significa y evaluar el camino que se había tomado para ello. Estos llamados avances, se realizaron con la fortaleza financiera del Estado, por los recursos captados al aumentar los ingresos petroleros a través del ascenso vertiginoso de los precios del petróleo a nivel mundial.

Entre tanto la burguesía, seguía amasando capitales, montando las trampas para captar buena parte de estos ingresos. Dentro del Estado se dio una especie de rebatiña, aprovechando que al dar también podemos coger, lo cual nos recuerda una escena de una película de Cantinflas dónde este personaje del cine mexicano, está repartiendo con sus amigos del barrio y decía: "Esto para ti esto para mi… esto para ti, esto para mí, esto para mí… esto para ti, esto para mi, esto para mi, esto para mi…" y así sucesivamente, se iba quedando con la mayor parte. Y nos trae a la memoria aquello de que quien reparte, se queda con la mejor parte.

Todo esto está ocurriendo y ha ocurrido en una sociedad capitalista. Al Presidente Maduro le ha tocado seguir realizando el pago de la deuda social, con una realidad distinta a la de los altos precios petroleros, con descensos igual de vertiginosos. La burguesía, quien sabe que le falta la pata más importante de la economía, el petróleo, para ejercer el total control de la sociedad, se plantea arrebatárselo al Estado, pero por su tradicional condición de parásita, sabe que debe compartirla con el capital internacional. Esta clase, se lanzó a la ofensiva poniendo a operar sus fortalezas monopólicas y sacó del mercado y acaparó para especular con los precios. Sabe que donde más duele es en el alimento y otros bienes salario, con esto pone descontentos a quienes por sus ingresos se ubican fundamentalmente en la demanda de estos bienes los cuales no somos otros que los trabajadores; retira otros que afectan a los sectores medios (mal llamada clase media) la cual aunque posee ingresos para comprar y no puede hacerlo porque han desparecido del mercado el papel sanitario, los artículos de higiene personal, artículos de limpieza, repuestos para carro, cauchos; el dólar today dispara los precios de teléfonos celulares, televisores, electrodomésticos etc. Para colmo, la caída de los precios del petróleo, obliga al gobierno a subir el precio del dólar y a restringir la entrega de dólares preferenciales; esto, que para la pequeña burguesía es un derecho adquirido, (no se sabe porqué) hace que crezca el descontento de este sector que venía pidiendo cada vez más y se une a la mediática para generalizar el descontento en el resto de la población. Ante esto, la economía informal reaparece en forma de bachaquerismo, pero ahora apuntalada con más fuerza por la propia burguesía y los sectores políticos que la representan. Ahora hay colas controladas por los bachaqueros; mercados de bachaqueros, bachaqueros aupando saqueos y aliados con los sectores orgánicamente preparados para promover la violencia. Hay una situación difícil, creada principalmente por el reparto para el pago de la deuda socia,l sin haber estructurado un aparato productivo el cual garantice el pago de esa deuda social con el esfuerzo de todos los acreedores de esa deuda.

¿Ante esta realidad, la solución es que el Presidente Maduro renuncie?. Su salida garantiza los cambios necesarios para el avance de la revolución?. En nuestros twiters, hemos dicho que el Presidente Maduro, ha hecho un gran esfuerzo y su equipo también, pero, hay una realidad compleja que no sólo requiere del esfuerzo, sino que este apunte con buena puntería contra las lógicas que origina esto, y esa lógica, no es otra que la del capitalismo apoyado en el rentismo para acumular y reproducirse sin el mayor esfuerzo, o se apoya en la sobre explotación de la fuerza de trabajo donde no existan las posibilidades que brinda el rentismo. Es la lógica del capital y en ella estamos entrampados, tratando de resolver sus dañinos efectos en la sociedad, con medidas salidas de las teorías económicas burguesas, las cuales por supuesto nos llevan al mismo sitio, pero en condiciones cada vez peores.

Creemos que el Presidente Chávez se dio cuenta y apeló a las comunas. Maduro y su grupo siguen apelando exclusivamente al Estado, lamentablemente encerrados en ello. Crea los CLAP y los burocratiza con funcionarios del Estado, jefes del partido que cumplen taras de Estado, magnifican a Frentes como el Francisco de Miranda, el cual a pesar de haber tenido gran poder en el gobierno, su actuación no ha dado grandes resultados. No pensó en los CLAP comunales, con los cuales puede lanzarse a fortalecer el debilitado mundo comunal que subsiste con acciones marginales. Acude a sujetos inexistentes como lo de empresarios nacionalistas o patriotas y encomienda para cumplir esa tarea a un empresario (Pérez Abad) y a ministros que levantan las viejas propuestas de la IV República como la sustitución de importaciones, promoción de las exportaciones, fortalecer la producción nacional con "empresarios conscientes" y en lo político se ata a los discursos de defender la patria ante la inminente agresión imperialista, olvidando que la mejor defensa contra la patria está en impulsar el socialismo, levantado desde las fuerzas comunales y colectivas de los trabajadores.

No sabemos que esperan quienes proponen la renuncia del Presidente Maduro. ¿Un mesías desconocido que venga a sacarnos de esta situación? ¿Retroceder y seguir pactando con la burguesía?. Pensamos que el Presidente Maduro debe continuar, pero con otra actitud hacia lo que constituye la base del poder popular sintetizado en las Comunas y en los Consejos Autónomos de los Trabajadores. Descargar el poder sobre ellos y dejar de sobrestimar la capacidad transformadora del Estado. Deshacerse del tejido burocrático que lo envuelve. Confiar en la capacidad creadora y trasformadora del pueblo trabajador organizado. Llamar a los mejores hombres y mujeres para asumir la tarea de colectivizar el proceso revolucionario. Dejar a un lado el yoismo y escuchar a los otros. Desprenderse de la tecnocracia formada en los criterios burgueses de la economía y la política. Ver la política revolucionaria como un acto colectivo para desmontar el poder de grupos y sectas agrupadas en intereses particulares e individuales y construir realmente el poder comunal. Dar el golpe de timón de estos tiempos.

Con esto queremos a coadyuvar a responder la pregunta ¿Si Nicolás Maduro se va, mejora el enfermo?. Definitivamente la respuesta es no. El capitalismo es un conjunto de relaciones humanas que hace de ella una sociedad con un tiempo histórico de existencia. Disolver estas relaciones sociales para construir unas nuevas, es una tarea colectiva surgida desde el mismo seno de la sociedad, no una tarea de aparatos operando desde afuera, o de individuos escogidos para ello. No es una simple consigna, que la emancipación de los trabajadores, es obra de los mismos trabajadores, es una realidad demostrada por la historia a través de las experiencias dadas que han intentado desde el aparato estatal y dirigido por el partido de vanguardia, hacer la revolución socialista. No son simplemente errores de individuos, es el no reconocer que la sociedad cambia cuando los explotados y oprimidos están en capacidad y convencidos de la necesidad de los cambios, y esta sociedad ya muestre agotamiento y da señales de no poder resolver los problemas del humano en sociedad. El capitalismo da esas señales. Falta la voluntad colectiva y esta no se crea exclusivamente desde afuera, se aprende en la práctica, la hace teoría y se nutre de ella. Esta práctica no es solamente la de un país en cuestión, es la práctica de la humanidad en su totalidad la gran guía y por eso tenemos que buscarla y estudiarla entre quienes la han sintetizado en sus escritos.



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José Bonilla A.


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