¡Éstos son los culpables!

En Venezuela estamos siendo víctimas de la ambición capitalista, de una forma tan contundente que posiblemente no sea tan notoria en otros lugares del planeta, pues la mayoría de quienes habitamos en este rico país, estamos padeciendo actualmente las consecuencias de un conjunto de actuaciones perversas ejecutadas desde dentro y fuera del territorio venezolano.

Por una parte están quienes movidos por sus enormes ambiciones de recuperar el poder del Estado y el Gobierno, del que fueron en parte despojados por el proceso liderado por Hugo Chávez, muchos de los cuales ya habían desfalcado a Venezuela durante la Cuarta República y actualmente se agrupan en la MUD, envalentonada por el apoyo que tiene del imperialismo capitalista; estas personas, ejecutan cualquier tipo de acciones desestabilizadoras sin importarles, o sin percibir las graves consecuencias negativas, económicas, políticas, sociales, etc., que puedan ocasionar al país y a su población, incluyéndolos a ellos, pues solo ambicionan beneficiarse urgentemente de la Renta Petrolera y las enormes riquezas de la nación venezolana, como le sucedió también a la dirigencia de la oposición a Sadam Hussein en Irak, quienes fueron apoyados hipócrita y malintencionadamente por el gobierno de los, Estados Unidos, y que terminaron destruyendo totalmente un país que gozaba de los más altos niveles de vida en esa parte del medio oriente.

Junto con los mencionados anteriormente, existen operadores dirigidos y coordinados por el gobierno de EEUU, algunos países europeos, latinoamericanos, la mayoría de las empresas multinacionales, medios de comunicación, etc., defensores del capitalismo mundial, las cuales han ordenado a su personal ejecutivo, acelerar los procesos de saboteo de las actividades económicas y que consisten en restringir la oferta de diversos productos de uso diario en Venezuela. El principal objetivo de estos operadores es lograr el control total de los recursos estratégicos, no solo de Venezuela sino del planeta entero, así como el debilitamiento económico de los Estados Periféricos, la garantía de una Mano de Obra muy barata y el dominio del mercado mundial. A estos actores internacionales se han unido numerosos "empresarios" y ex funcionarios venezolanos que pasaron por "chavistas" un buen tiempo y que durante estos últimos años han obtenido enormes cantidades de divisas entregadas por el estado mediante prácticas corruptas, en asociación con funcionarios públicos que tenían la responsabilidad de supervisar y vigilar, antes, durante y después, cada etapa del proceso de solicitud y entrega de dichas divisas. Después de apoderarse de inmensas fortunas provenientes de la Renta Petrolera y depositarlas en paraísos fiscales, han decidido unirse abiertamente al grupo de enemigos del pueblo venezolano.

Formando parte del conjunto de quienes se consideran "hijos de Chávez", que han tenido además la oportunidad de tomar decisiones para orientar la revolución, existe un numeroso grupo de personas que carecen de la suficiente claridad y en consecuencia, la necesaria fortaleza para defender el proceso revolucionario. Su lenguaje se asemeja al de sus adversarios ideológicos. Prevalece la superficialidad, la banalidad y los insultos. No escuchan al pueblo, no aceptan la crítica. Los mismos lugares comunes, las mismas frases huecas, las mismas repeticiones aburridas inundan sus declaraciones y sus discursos. Cuestionan los valores capitalistas pero en la práctica no son socialistas, no promueven el Poder Popular, ni el trabajo social productivo, ni la solidaridad, ni el humanismo. Insisten en las movilizaciones, conciertos y concentraciones de apoyo al gobierno pero repletas de funcionarios públicos que asisten obligados. Derrochan en propaganda los recursos que deberían ser utilizados para resolver los problemas y necesidades del pueblo. Muchos de ellos, seudo revolucionarios, cobardes y traidores, que ocupan un lugar preponderante, que se ganaron el favor y la confianza de Chávez desde un comienzo, llegando a ocupar cargos estratégicos, son además copartícipes del desfalco de más de cientos de miles de millones de dólares. Ni que hablar de la burocracia, el nepotismo y la corrupción, que ha proliferado en todas las instituciones. No hay razón para que, en un gobierno que se dice socialista, existan tantos funcionarios que utilizan sus cargos para robar, desfalcar, desviar recursos, despilfarrar, malversar, asociarse criminalmente con terceros, para apropiarse de bienes públicos. Los motores productivos como el Motor Minero, el Motor de Exportación, etc. son algunas muestras de las enormes contradicciones que tienen.

Con el Decreto Presidencial 2248 referido al "Arco Minero del Orinoco", el actual Gobierno Venezolano, junto con el PSUV, serán responsables del mayor ecocidio de la historia, que terminará por convertirse en el "Arco de la Muerte", sin siquiera someter a un debate, ni consultar a los venezolanos, violando abiertamente el quinto objetivo del Plan de la Patria y la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, ocasionando un inmenso daño al Planeta y a las futuras generaciones, con la complicidad de más de 150 empresas trasnacionales, que se convertirán en un enclave colonial, que amputarán casi un 12% del territorio nacional y que significaría el envenenamiento del mayor reservorio acuífero del país y el exterminio de los diversos pueblos indígenas que habitan en la zona.

Todo esto, en nombre del "desarrollo", la "felicidad social" y el "socialismo", que además compromete la soberanía nacional y cuyas consecuencias constituyen un atentado ambiental irreversible, ya que afecta, de manera directa todas las de tierras cultivables, aguas y represas de toda la región, pues por estar ubicado en un nivel más alto, sus caudales van directamente a los ríos, arrastrando mercurio y otros contaminantes, matando la flora, los animales y la vida humana. por lo cual es un problema de todos los venezolanos y porque además de producir la destrucción del Macizo Guayanés y los ecosistemas que allí están, que son las fuentes de la vida, del agua, de la biodiversidad, que son el patrimonio no solo de esta generación, sino de las que vienen y que valen mucho más que el oro. Es además un exabrupto que se haya decretado allá un estado de excepción indefinido en el cual se suspenden las leyes indígenas, la ley del trabajo y las leyes ambientales. Todo va a depender de un órgano ejecutivo, o Autoridad Única que se creará allí, que estará por encima, de los ministerios y tendrá total discrecionalidad para legislar también en el plano económico, donde va a regir un sistema aduanero, arancelario especial, que tendrá la facultad de exonerar a las empresas transnacionales, de impuestos sobre la renta, del IVA, etc.

Este decreto es realmente un adefesio y constituye un gravísimo problema para todos los venezolanos y venezolanas. Esperamos que el TSJ declare su nulidad lo más pronto posible.

Como se puede observar, no han faltado quienes, dentro de la Revolución Bolivariana, por acción o por omisión, también han contribuido y continúan contribuyendo al empobrecimiento y despojo del noble pueblo venezolano.

No podemos dejar de mencionar un enorme grupo formado por intelectuales, profesores universitarios y de educación básica, religiosos, periodistas, artistas, gremialistas, directivos de organizaciones profesionales, estudiantes, trabajadores, amas de casa, etc.. Si bien es cierto, el grado de responsabilidad está en proporción directa con el nivel de instrucción, preparación, capacidad académica, técnica u organizacional, que pueda cada uno tener. En otras palabras: son los intelectuales, los religiosos, los partidos políticos, las universidades, comenzando por sus autoridades, sus asociaciones de profesores, sus sindicatos, los profesionales universitarios, abogados, médicos, ingenieros, etc. y todo aquel que de alguna manera ha tenido el privilegio de acceder a un cierto nivel intelectual, social, económico, o forma parte de una organización, gremio, asociación, quienes debemos asumir la mayor responsabilidad, y más allá de disfrutar de esos privilegios, reconocer que existen otros seres humanos que requieren la atención de un estado responsable y eficiente, que atienda también a los más desprotegidos, pues todos tenemos derecho a una vida digna y porque además, una de las principales y más nobles razones de vivir, es aceptar y luchar por que todos vivamos con el mayor respeto y dignidad posibles y no solo por el beneficio individual y egoísta de nuestro pequeño grupo o entorno.

Por supuesto que no están exentos los periodistas, como tampoco los propietarios de medios de comunicación, los colegios de periodistas, que han tenido la valiosa oportunidad de ver, oír y presenciar más de cerca a los actores y las actuaciones de los principales protagonistas del acontecer nacional y mundial, sino además, la obligación moral y ética de difundir con honestidad la verdad. Por esta razón, el periodismo es uno de los sectores que más responsabilidad les corresponde, puesto que no hay ninguna duda de que actualmente son los medios de comunicación la herramienta más idónea y poderosa para moldear la opinión pública y en consecuencia, la ética y la moral deben ser los pilares fundamentales en la formación de una sociedad justa, libre y responsable con la naturaleza. No es aceptable desde ningún punto de vista que los medios de comunicación privados se sientan con derecho de defender solamente sus intereses económicos o los de sus propietarios, o que los medios públicos defiendan y expresen solamente la opinión del gobierno. Los medios de comunicación pertenecen en su totalidad a toda la humanidad y no deben estar secuestrados por ningún sector, aunque ésta haya sido la tradición hasta ahora. Para un periodista, no es suficiente no haber participado en un acto de corrupción; si con su silencio lo amparó, también se es corrupto. Si no se tiene el valor de enfrentar la verdad, se debe dar paso para que otro ocupe el puesto dignamente.

Este enorme grupo, aunque no le haya correspondido tomar las decisiones fundamentales en la marcha del país, cuenta con una enorme capacidad, conocimientos y madurez intelectual y por extraño que pueda parecer, se ha mantenido al margen del proceso revolucionario, por lo cual tienen su cuota de responsabilidad, pues se es responsable no solo por lo que se hace sino también por lo que se deja de hacer, especialmente en momentos en que su contribución es tan valiosa, pues sus ideas, razonamientos y reflexiones llenarían un vacio que está siendo ocupado por la banalidad, la superficialidad, el simplismo y la manipulación en la comunicación. Muchos argumentan que no les gusta participar en política, pero es que no es una cuestión de gustos, es una obligación que tiene todo aquel que vive en una sociedad. Si algo requiere nuestra sociedad es una mayor politización de sus habitantes y una mayor democratización de sus espacios.

Hacemos un llamado urgente, sin citar nombres en particular, pero es evidentemente claro, a quiénes nos estamos refiriendo, para que ocupen la vanguardia, para que se incorporen a la lucha por la recuperación de esta patria, que es de todos, pues sin su concurso sería infructuoso todo intento en pro de dicha recuperación. Su impulso, colaboración y sus opiniones son indispensables para exigir a las instituciones del Estado Venezolano, la Auditoría Pública y Ciudadana, la derogación del Decreto Presidencial 2248, el Golpe de Timón necesario para reorientar el rumbo del país en una dirección salvadora que todavía es posible conseguir. Venezuela, a pesar del pesimismo de muchos, no está perdida. El país puede recuperarse muy rápidamente, pero se requiere el concurso y la buena voluntad de todos los seres que habitamos este hermoso y bienaventurado territorio.

Las redes sociales, los medios alternativos como Aporrea, los medios comunitarios, las asambleas en las universidades, fábricas, consejos comunales, etc., son valiosos instrumentos para lograr el intercambio de ideas y contribuir para la buena marcha del gobierno y por ende del país. No podemos seguir permitiendo que la mediocridad, la superficialidad, la improvisación, el egoísmo, la corrupción, etc., continúen dirigiendo los destinos de Venezuela. Nuestros descendientes no comprenderán que nuestra indiferencia pudo más que nuestra responsabilidad. Es justo en esta oportunidad, hacer un reconocimiento, aunque sin nombrarlos específicamente, a todos aquellos verdaderos patriotas que han aportado su contribución y muchos no han descansado un momento en su intento por lograr la derogación del Decreto Presidencial 2248, a los que han luchado en pro la Auditoría Pública y Ciudadana, o por el Golpe de Timón y tantas otras causas nobles, imprescindibles para consolidar nuestra revolución. Cuán diferente estaría Venezuela si este último grupo que hemos mencionado, se hubiese manifestado masivamente, desde sus espacios, mucho más interesado y activo, para presionar con más fuerza a las autoridades responsables.

Con referencia al título del artículo, tenemos que concluir que, de alguna manera, todos somos culpables, si bien la culpabilidad no se distribuye de manera uniforme, ni la intención es la misma. Hasta los sectores que no hemos mencionado, son culpables por haber soportado tanto sufrimiento e injusticia sin protestar. Aceptemos nuestra cuota de responsabilidad y procuremos salvar al país de la grave situación en que actualmente se encuentra sumido.

 

Atentamente;



Esta nota ha sido leída aproximadamente 2275 veces.



Gilberto Hernández Ortíz

Graduado en la universidad Nacional de Colombia en Licenciado en Ciencias de la educación especializado en el área de Física y Matemáticas Postgrado en Educational Media en la Universidad de North Carolina A&T State University año 1984 - Greensboro, N.C Prof. Jubilado de la Univ. de Oriente (Núcleo Anzoátegui)

 gilnandez@hotmail.com

Visite el perfil de Gilberto Hernández Ortíz para ver el listado de todos sus artículos en Aporrea.


Noticias Recientes:


Notas relacionadas

Revise artículos similares en la sección:
Actualidad


Revise artículos similares en la sección:
Anticorrupción y Contraloría Social