¿Cuál socialismo, presidente Maduro?

Sucede como en otros ámbitos de la vida, ni las palabras se salvan de los trucos humanos para torcerlas a su favor. El socialismo –como sociedad alternativa a la civilización suicida actual-- corrió con esa "suerte". En nombre del socialismo se han cobijados muchas atrocidades, crímenes espantosos, fraudes históricos en aras de la igualdad y la usurpación de privilegios de nuevo tipo. La burocracia socialista defraudó un sueño humano milenario. El "socialismo real" que nació y murió durante el siglo XX es el mejor ejemplo. Pero el asunto no se quedó allí.

A finales de las décadas de los años 80, a partir de la caída del Muro de Berlín, el socialismo vivió una especie de "canto de cisne". Algunos profetas del neoliberalismo naciente anunciaron el "fin de la historia" y la realización absoluta de la democracia burguesa y el mercado libre como el futuro de los próximos "mil años". Estos vaticinios ni fueron proféticos ni tardaron mucho tiempo en ser sustituidos por la realidad histórica: el neoliberalismo no hizo desaparer la injusticia social, ni el esclavismo de las "sociedades atrasadas" (neocolonialismo) y mucho menos la destrucción del medio ambiente. Es mas, perfeccionó los métodos para que lo que ahora llamamos el 1% más rico siga acrecentando sus arcas y poderío. La ahora oligarquía global neoliberal intentó hegemonizar al mundo, primero con ideas, luego con inversiones y, finalmente, con la guerra que no cesa nunca.

Pero en eso llegó América Latina y mandó a parar, de manera especial el caracazo significó eso: señaló con "el dedo de la historia" la estafa neoliberal. Venezuela, en la década perdida de los años 90, sufrió las consecuencias de las mentiras neoliberales. Carlos Andrés Pérez y Rafael Caldera (en sus segundos mandatos) representaron la tragedia social de un modelo social y económico que acrecentó pobreza y exclusión social a nombre del mercado y la democracia representativa.

En esa época, Venezuela, como consecuencia de las medidas neoliberales, entró en una espiral de violencia, de incremento de la pobreza y disolución del bloque histórico dominante que hasta ese momento controlaba políticamente al país. El ex Presidente Chávez lo dijo muchas veces, la sublevación militar del 4 de febrero de 1992 fue hija del caracazo anti neoliberal de unos años antes. Así de sencillo, no entenderlo es meter la cabeza en la nada.

Pero diecisiete años después, ¿estamos viviendo una situación política, social y económica similar? ¿Este momento en la historia de Venezuela no se conoce como el socialismo del siglo XXI? ¿Puede generar el socialismo una crisis tan profunda como la que vivimos hoy? Las respuestas van a depender del tipo de sociedad que se esté construyendo, del trecho que separa lo que se plantea como ideal político, económico y social y su realización concreta.

Lo digo por la calle del medio: en lo personal creo que el "socialismo bolivariano" que es gobierno en Venezuela es la continuación del fraude histórico de una burocracia privilegiada que se enriquece sin tapujos con un discurso "revolucionario y anti imperialista". Es pura ideología, en el sentido que le da Ludovico Silva a esta categoría, es decir, un discurso político que enmascara una bribonería que sólo produce privilegios a los que están en el poder. Es doloroso admitirlo y decirlo, pero simplemente es así, una engañifa para "encantar a incautos" que luchan por una sociedad alternativa al capitalismo. No es fácil asimilarlo y publicarlo, pero el silencio se vuelve cómplice en un momento como el que vivimos. No es hora de callar.

No voy a describir la concreción histórica del socialismo bolivariano, pero es imposible dejar de señalar tres grandes espacios en donde se evidencia el palabrerío encubridor de la burocracia chavista. Adicionalmente debemos agregar una realidad: el capitalismo en Venezuela sigue vivito y coleando, ahora mutado en boliburguesía (en el gobierno) y en una oligarquía tradicional opositora que aspira recuperar sus espacios.

Primero, la corrupción del chavismo gobernante dejó pálido a la de la cuarta república, se perfeccionaron métodos "rojo, rojitos": se inventaron miles de modos de robar "dólares preferenciales", llegando a la bicoca del robo masivo de 250.000 millones (vean la investigación de Marea Socialista en Aporrea al respecto).

Segundo, se multiplicó el rentismo petrolero a un nivel que dejó atrás el diseño de AD/Copei. La gestión gubernamental de casi dos décadas hizo desaparecer la capacidad industrial instalada en el país. Nuestros capitalistas, al cobijo de una burocracia bolivariana corrupta, devinieron en "cazadores de renta en dólares" (léase a Víctor Álvarez) y dejaron perecer el parque industrial. El resultado es la crisis actual: no se produce nada –lo burgueses andan en búsqueda dólares-- y como no hay no se produce nada. El rentismo petrolero se perfeccionó y se hizo popular con el bachaquerismo, una suerte de "lumpenaje rentista" que será recordado por años en el país.

Tercero, el carácter depredador (ambiental) del capitalismo se acrecentó en el país con políticas públicas que dieron continuidad al deterioro de la naturaleza. El modelo energético (combustibles fósiles) se estímulo mediante subsidios irracionales y anti ecológicos (gasolina y electricidad) ratificando al país como el más consumidor de estos recursos en la región. Se mantuvieron la extracción criminal del carbón en el Zulia, sacrificando el agua para una región sedienta y, ahora en el 2016, se olvidaron de las prohibiciones de Chávez y se reimpulsa el ecocidio de la región de Guayana mediante el relanzamiento del convenio con la trasnacional canadiense Gold Reserve.

No vamos a seguir presentado casos concretos en donde se evidencia que a nombre del socialismo se ha construido una inmensa red de pillos políticos y empresariales que ha logrado acrecentar sus riquezas en dólares en cuentas en el exterior. Tal vez los Papeles de Panamá arrojen nuevas luces al respecto.

¿Y el pueblo venezolano cómo queda en todo eso? Dejemos que hablen las cifras de la CEPAL (2015): Venezuela tiene la más alta inflación de la región latinoamericana (68,5%), fue el país en donde creció más la pobreza (6.95) y junto a México y Honduras conformamos las únicas naciones de la región en donde se sumaron densos sectores sociales a la pobreza. Hay que vivir en el país para entender que estas cifras no revelan las proezas que realizamos a diario para el logro de adquirir los productos básicos de alimentación, medicamentos y repuestos para accesorios del hogar y vehículos. Vivir se ha convertido en un reto a la sobrevivencia, con un añadido nuevo que ha crecido como coletazo de la ineficiencia gubernamental: la consolidación de megabandas de criminales en todo el país,

Entonces, me pregunto, ¿de qué socialismo estamos hablando, Señor Presidente?



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Nelson Suárez

Docente/Investigador Independiente (Literaratura, Ciencia, Tecnología y Sociedad)

 suarez.nelson2@gmail.com

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