Ahora resulta que hasta los mismos "seguidores del chavismo" afirman que "nos encontramos ante una inminente explosión social" y esa explosión está enmarcada en el fantasma de El Caracazo de 1989, cuando el gobierno del ciertamente difunto presidente: Carlos Andrés Pérez, aumentó el precio de la gasolina; incluso aseguran, que la falta en los mercados de productos alimenticios y medicinas en los anaqueles de las farmacias, es otro detonante para el estallido social, que yo calificaría como implosión, toda vez que la lucha a muerte es entre nosotros mismos. La visión del saqueo a supermercados, abastos y locales comerciales es para estos "afectos al régimen" un juego de palabras que adoran con chistes como: "¿qué van a saquear si hasta los auto mercados de los chinos están vacíos?, "¿dónde comenzará el estallido, otra vez en Guarenas o Petare?", "¿qué hará el gobierno de masburro, un coño?". Y no comentemos lo que en las redes sociales -digitales- es tendencia: ruido de sable. Qué hay una crisis económica más allá de la caída de los precios del petróleo, que muchos compatriotas no han entendido que Venezuela es otra y por eso se resisten tener en sus casas, apartamentos o lugar de residencia, un huerto con tomates, cebollas, cebollín, ají dulce o se niegan a criar par gallinitas con su respectivo gallito; que hay quienes desde dentro de las altas esferas de la administración pública no hace su trabajo o se aprovecha de los privilegios de ser un funcionario de carrera, bueno contra eso es que debemos hacer frente y que cada cual, cada venezolano debe hacer lo propio para salvar a la república de los enemigos internos y externos; incluso filtrar la información que recibimos para evitar tocar el umbral de la locura, basada en esta guerra económica que ha sido convertida en bachaqueo, inflación, acaparamiento, tráfico de influencia, padrinazgo, corrupción y especulación. Fue Joseph Goebels, ministro de propaganda de Adolfo Hitler, quien acuñó la frases: "Una mentira dicha mil veces se convierte en verdad" y nosotros los venezolanos como buenos herederos de las malas enseñanzas de los colonizadores-conquistadores españoles, convertimos primero en rumor una idea, después en un hecho probable y por último en una verdad. Es cierto que "Cristo viene" y "viene arrecho", sin ánimo de herir susceptibilidades religiosas, desde que estamos oyendo esas palabras y será que viene arrecho; igualmente ocurre con la posibilidad de un estallido social, que es más sencillo hacerle el juego a los apátridas, a los traidores, a los antibolivarianos, que hacer en mi patio, jardín o en el balconcito del apartamento un pequeño huerto; es mucho mejor juzgar a "este maldito gobierno" que hacer uso de los "benditos recursos" que nos brinda la naturaleza para cubrir el consumo familiar o personal de hortalizas o legumbres, por la simple costumbre de comprar todo en el supermercado. No niego el peo de las colas o que los productos e insumos aumentan de lunes para martes, estamos claros de la inconsciencia o la falta de respeto de los bachaqueros y bachaqueras, de la mantequilla que aun tiene ciertos uniformados de GNB y Policía al hacerse de los bienes regulados y de que el sueldo -a pesar del esfuerzo del compañero presidente: Nicolás Maduro, por blindar el poder adquisitivo de la familia venezolanas- se vuelva sal y agua; es allí cuando debemos asumir el reto de convertirnos en personas a carta cabal, no hacerle el juego por las redes digitales -sociales- a los conspiradores, ni convertirnos en agentes multiplicadores de malas noticias por los medios de difusión -comunicación- porque a fin de cuentas siempre el que paga los platos rotos es el pendejo.
