Trabajador de la industria petrolera, de buques, lanchas, remolcadores, plataformas lacustres y marinas; comparto con ustedes mi percepción del momento de peligro que vive nuestra nación, por los delicados acontecimientos que se desarrollan en el Oriente Medio, en la lucha por el control del petróleo y gas de esa región y con ocasión de las elecciones del 6D ¡Se ha elevado la codicia y necesidad de nuestro petróleo, en las mayores potencias, como en días precedentes a la primera y segunda guerras mundiales!
El fracaso del gobierno de Estados Unidos, en su intento para apoderarse del territorio de siria y asegurar esta ruta para el petróleo que sale por el Estrecho de Ormuz al Océano Índico, ante el eventual cierre del Estrecho, impone el alto riesgo para nuestra soberanía, nuestro petróleo y otras riquezas que Dios Todopoderoso nos otorgó, que se desprende de las amenazas que militares y políticos estadounidenses han hecho públicas contra Venezuela.
Ese mismo riesgo está implícito en la incertidumbre del cambio que propone una cuña electoral ¿Es acaso ese cambio, un retroceso para devolver a empresas estadounidenses nuestro petróleo? Recuerden mis contemporáneos en la industria petrolera, que el petróleo lo usufructuaban esas empresas, que nuestra condición de obrero o tripulante era poco menos que de esclavitud, subordinados a superintendentes, capitanes y gerentes extranjeros ¿Por qué el silencio de la contribución de nuestro petróleo al triunfo sobre la Alemania nazi, del sacrificio de marinos venezolanos, quienes perdieron la vida a bordo de buques cargados de petróleo del Lago de Maracaibo, durante la Segunda Guerra Mundial, para alimentar la maquinaria estadounidense? Llamo a quienes vivieron el pasado de la industria, a relatar sus experiencias a los jóvenes, para que no concurran, por ignorancia y bajo engaño, a suscribir un cambio a lo desconocido, que parece un retroceso a ese pasado.
Reconozcamos el salto positivo en Justicia Social, educación, salud, pero seamos críticos de errores y omisiones, para exigir a Maduro rectificación cuantitativa, cualitativa y acreditación en la formación de obreros especializados, diestros en máquinas y herramientas, para dotar a la nación del recurso humano, que junto al profesional universitario harán posible el desarrollo industrial y la sustitución de importaciones. Solicitemos mayor asignación a la investigación científica, tecnológica, la estima de nuestros científicos, respeto a la disidencia ideológica entre ellos, sin menoscabo de la lealtad que deben a la nación. Aplaudamos la decisión de Maduro de reparar la vialidad, pero advirtamos que es necesario restablecer el sistema de transporte que hizo de Venezuela una potencia agrícola hasta principios del Siglo XX, para fortalecer su política y la concebida por el Comandante. ¿Cambio? sí, pero del equipo que éste integró y ejecuta aún esas políticas agrícolas, tras una década de gestión y escaso éxito.
La exitosa revolución médico asistencial exige cambios, sí, pero para desarrollar y producir más medicamentos, liberar obstáculos de la OMS y de agentes infiltrados por transnacionales farmacéuticas en la administración y legislación de esa actividad de la salud.
Compatriotas, defendamos la conquista de nuestra industria petrolera aquel diciembre de 2002; no permitamos el cambio para que la entreguen otra vez a transnacionales que tuvieron su control durante un siglo. Se han cometido errores, pero no para cambiar en retroceso. El Gobierno debe apoyar la existencia de la oposición que Venezuela necesita, pero esta oposición no, por subordinada al gobierno estadounidense y a sus transnacionales, que propone cambio, sin decir cual, para entregar otra vez nuestro petróleo e industria petrolera y recibir migajas.
