Merma de dólares, otra oportunidad

"Cada vez es menos el arribo de buques con contenedores en Puerto Cabello. Hace tres años las embarcaciones hacían colas para descargar la mercancía, ahora hay muy pocos muelles activos. La actividad de descarga se redujo en más de un 60% al mes (...) y son muy pocas las empresas aduanales que quedan activas. Los que siempre llegan son los barcos contratados por el Gobierno para traer maíz, repuestos, medicinas, maquinaria pesada. La actividad privada casi desapareció". Estas declaraciones las tomé de la prensa local, una muestra singular de lo que ha significado la "merma de dólares" por la reducción de los ingresos petroleros, cuyo promedio hasta mediados del mes de noviembre apenas sobrepasa los 40 dólares por barril.

No hay que estar en los muelles de Puerto Cabello para saber que la información es cierta, lo sentimos en la calle cuando vamos de compra y, sobre todo, en los anaqueles de los mercados públicos y privados. Recuerdo que hace tres años se iba al Bicentenario de la avenida Bolívar de Valencia y se veía mercancía de todo tipo, hoy en día vivimos otra situación.

El Presidente Maduro está consciente de este escenario, en un acto televisado señaló: "Venezuela, en un año económico difícil, como este 2015, importará para su economía algo más de $ 30.000 millones. En un año de actividad a buen ritmo, puede importar entre $ 40.000 y $ 45.000 millones". Según datos del INE Instituto Nacional de Estadísticas) las importaciones tuvieron un pico en 2012 ($ 54.000 millones) y llegaremos este año a una cifra parecida al 2006: $ 30.559 millones.

El economista Ricardo Maldonado también terció en este asunto: "por otro lado tenemos un sector privado con poca actividad en el área de las importaciones. No reciben dólares a Bs. 6,30 por dólar, son pocas las subastas en el Sicad y el funcionamiento del Simadi es nulo en materia de entrega de divisas para quienes ofertan. En 2014, los privados coparon el 62% de la actividad y el público apenas un 38% (...) lo más probable es que este año las cifras se invirtieron en una relación 70%-30%, a favor del Ejecutivo (…) Acá el problema es de fondo. Si vas a disminuir las importaciones tienes que fortalecer el aparato productivo nacional para que exista una compensación de fuerzas. No traigo de afuera, pero produzco materia prima e insumos acá adentro. Lamentablemente, eso en los últimos 40 años no ha sucedido y seguimos teniendo una economía de puertos (...)", trazando, de esta forma, un cuadro fidedigno del "drama rentista" que padecemos los venezolanos.

El célebre economista Asdrúbal Baptista, quien ha estudiado sistemáticamente el rentismo petrolero y publicado tal vez el estudio más completo sobre esta condición del país (Teoría económica del capitalismo rentístico), afirma que esta situación es una característica estructural en Venezuela, secuela "diabólica" del petróleo: "Sin querer ser monocausal ni ultradeterminista, el petróleo, siendo propiedad de Estado (…), causó muchos beneficios, y al mismo tiempo pudo haber malogrado el crecimiento endógeno de la sociedad". Así que el petróleo no produce un desarrollo, produce crecimiento económico. Baptista lo señala muy gráficamente: el crecimiento económico es individual (lo que tienes y consumes) y el desarrollo es colectivo (inversiones pública y privada en actividades productivas). Por ello de Venezuela "han salido" tres de las más grandes fortunas en dólares de América Latina, superando a los millonarios, por ejemplo, de países como Colombia, Perú y Chile en este ítem, que han desarrollado más su economía productiva, a pesar de que sufren de un "rentismo de menor cuantía" que el nuestro. Es el "excremento del diablo" que nos condena, como dijeron Pérez Alfonzo y Domingo Alberto Rangel.

Orlando Zabaleta, en una de columnas dijo una frase lapidaria, refiriéndose a la crisis actual del país: "Entonces, ¿qué es socialismo? Yo le respondería (rapidito) que socialismo es que los medios de producción estén en manos de los verdaderos productores (los trabajadores). Y no de la burocracia ni de vagos. Porque parece que el socialismo tiene que ver con el trabajo y la producción. Y tal vez si tenemos claro lo del trabajo y la producción adelantemos algo en el desmonte del rentismo capitalista que sí está a la vista de todo el mundo." Es decir, la crisis es del capitalismo rentístico venezolano, no del socialismo que todavía está por venir.

¿Y, entonces, qué hacemos? Como toda crisis, convertirla en una oportunidad. Sin ánimo de ser profetas del desastre, sólo superando el rentismo petrolero dejaremos los ciclos de crisis económicas en Venezuela. Así, manos a la obra, desarrollemos al país, eso sí, distribuyendo la riqueza de manera equitativa, manteniendo nuestra soberanía política y preservando la naturaleza. Dejemos de crecer, es hora del desarrollo endógeno.

Así que los puertos pueden estar vacíos, pero los anaqueles estarán llenos de productos venezolanos. Es el gran reto del país.



 



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Nelson Suárez

Docente/Investigador Independiente (Literaratura, Ciencia, Tecnología y Sociedad)

 suarez.nelson2@gmail.com

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