Los sucesos históricos siempre toman algunos años en condensarse, eso sí, los legados políticos están en una dimensión más cercana, para lo bueno y lo malo. Anderson, periodista estadounidense (California, 1957), ha señalado en más de una ocasión el asunto en términos generales. En esta ocasión, en México (oct 2015), refiriéndose a la revolución bolivariana, señaló que "El proceso nació con Chávez, con sus virtudes y flaquezas, pero él era quien sabía llevarlo mejor. Al final, en medio de su radicalismo, existía cierto pragmatismo. No creo que veríamos la desesperación de hoy en día, el mismo se pondría a pensar ‘coño, ¿qué estamos haciendo mal?, ahora hay escasez’ y buscaría una solución. Era un hombre que sabía dar golpes de timón."
Anderson es un periodista que respeto, en más de una ocasión lo vi al lado del "comandante supremo", como está de moda decirlo. Es un maestro de lo que se llama ahora "periodismo literario" o crónicas periodísticas, su especialidad son los "perfiles", una suerte de entrevistas en profundidad a personalidades, casi siempre políticas, de trascendencia global. Publicó perfiles de García Márquez, Augusto Pinochet, Saddam Hussein, el Rey Juan Carlos y Fidel Castro entre otros. En el caso de Chávez le hizo dos, muy celebres por cierto.
Ha sido una especie de "corresponsal de guerra" de la globalidad: Afganistán, Irak, Siria, Libia, Somalia. Del periodismo de guerra que escribe podemos discrepar de su visión política, pero resultan estremecedores la presentación minuciosa de los "daños colaterales" de los asaltos de los ejércitos imperiales sobre poblaciones y países vulnerables. Se evidencia quiénes son los verdaderos terroristas, si no lo creen, pregúnteles a los cientos de miles sirios que invaden a Europa en una migración que evidencia la vergonzosa doble moral de Estados Unidos y sus aliados. Destruyen países y luego acogen a sus "refugiados" para convertirlos en mano de obra abundante y, por ende, barata. El cinismo global no tiene límites.
Anderson tiene un conocimiento muy profundo de la personalidad y de las capacidades políticas de Chávez cuando afirma que tenía la genialidad de dar cambios de rumbos –golpes de timón-- cuando la situación política del país lo ameritaba. Así nació su decisión de rendirse con el "por ahora" por delante. Las misiones emergieron en un momento muy dramático de su mandato, es decir, en el delicado período del revocatorio. En el año 2005 innovó la política venezolana con el socialismo del siglo XXI y el carácter antiimperialista del proceso bolivariano. Por ello nuestro periodista, al responder sobre la "influencia simbólica" de Chávez, respondió que "curiosamente sí, porque puso el dedo en la llaga en un momento en que Estados Unidos estaba en la cúspide de su impopularidad con Bush y los episodios bélicos. En ese sentido fue un tipo con una gran intuición de la oportunidad que logró restablecer una suerte de izquierda adecuada al siglo XXI en América Latina." Cabal comprensión del personaje.
He venido insistiendo en la necesidad de virajes profundos en la conducción política de la revolución bolivariana, así como en la oportunidad de que se apliquen "las tres R al cuadrado" de verdad y deje de ser una consigna para las cadenas de televisión y las entrevistas políticas. Se habla del "reimpuso, rectificación y revisión", pero no se ejecuta nunca nada, las tres R quedan "para las cámaras" como frases atractivas.
Quiero repetir lo que ya publicó Julio Escalona: "Con Bolívar, Chávez y Maduro me resteo. Antes del 6-D hay medidas que ya no se van a tomar. Pero hay ideas y prácticas que deben ser ejes de la esperanza y la necesidad de un pueblo, chavista y no chavista, que luche por una patria con democracia participativa y protagónica, soberana, igualitaria, antimperialista, libre de explotación y de pobreza material y espiritual, solidaria, empeñada en la defensa de la humanidad y la naturaleza…" Pero, el próximo 6 de diciembre no termina todo, empieza un nuevo momento político que requiere, como dijo Anderson, de "maestros (en colectivo) del golpe de timón". Eso deseo y planteo, todavía estamos a tiempo.
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