Sin libertad no habrá revolución

Sin libertad no hubo más opción que obedecer mandatos de dos imperios que impusieron su voluntad sobre nuestro pueblo. El segundo de ellos, el estadounidense, sepultó todo intento de transformación, destruyó cuatro siglos de cultura agrícola, lo obligó a importar sus alimentos y se adueñó de su mayor riqueza natural contemporánea. El 6 de diciembre de 1998, los venezolanos conquistamos en las urnas la libertad y, desde 1999, Chávez y ahora Maduro se han visto obligados a liderar la defensa de esa libertad ¿Qué otra fase de la transformación puede ser más importante que esa libertad y luchar por preservarla?

Me siento obligado a abordar el tema, toda vez que, quienes insisten en que la Revolución Bolivariana no transforma a Venezuela, merecen respuestas de quienes contemplamos otra realidad: la libertad que conquistó el pueblo, liderado por Chávez, y defiende hoy la Revolución que él inició, tarea fundamental e indispensable, que omiten u ocultan en el silencio quienes cuestionan la obra de la Revolución, sin mencionar la urgencia que esa defensa nos impone; ignoran en sus exigencias las páginas históricas del Siglo XIX, de cómo se repiten hoy episodios que sucedieron a partir del 5 de julio de 1811; los venezolanos del presente nos vemos igualmente obligados a defender, sin tregua ni respiro, la libertad suscrita por segunda vez ese diciembre de 1998; un componente doloroso está presente en cada página de las derrotas desde el Siglo XIX, escritas por traidores, ocultos tras la crítica a falsas y supuestas motivaciones, para socavar la reputación del Libertador y sus propósitos de unión y concluir con sus estocadas traicioneras en Berruecos y Santa Marta.

Los gobiernos de Chávez y Maduro han podido decidir, financiar y ejecutar políticas para el desarrollo y bienestar del pueblo venezolano en general, con mayor énfasis en la redención de los más pobres y necesitados. En el mismo sentido, le han dado al Estado venezolano la identidad solidaria de su pueblo, especialmente con los hermanos del Caribe. De la reciente declaración de la Canciller venezolana, Delcy Rodríguez, sustraigo de sus palabras esta estrofa: "Los tiempos en que Estado Unidos dictaba normas en Venezuela se acabaron gracias a la acción antiimperialista del pueblo venezolano. ¡Somos Patria libre e independiente, legado de Simón Bolívar y Hugo Chávez! ¡Tenemos una historia de gloria y lucha por nuestra soberanía!".

Hasta 1998, cada autoridad venezolana murió, fue derrocada o acató mandatos e imposiciones directas de autoridades imperiales, o de organismos internacionales a su servicio, como el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, etc. La OEA ha sido y es útil solo para legalizar las agresiones imperiales contra la idea de la unión y libertad de nuestros pueblos. ¿Cómo transformar a nuestra sociedad bajo un sometimiento como ese? La transformación sólo ha sido posible en libertad y hay que preservarla. La Revolución Bolivariana avanzó hacia la constitución de organismos de integración latino caribeños que, sin el imperio ni Canadá, han podido profundizar relaciones de solidaridad y justicia entre nuestros pueblos y crear bases para la unión, como condición para la liberación del Continente Latinocaribeño y para fortalecer con esa unión la libertad, frente a éste u otro imperio que intente someternos.

La Revolución Bolivariana ha preservado la libertad, construye el sueño de la unión y justicia social en nuestra Patria. La libertad en América del Sur es un hecho que avanza, que el imperio intenta detener y aplastar donde ya se hizo realidad, lograría su propósito, si aplasta a la Revolución Bolivariana. Este momento es crucial. El imperio arrecia cada vez más sus agresiones contra la patria de Bolívar y Chávez y contra esas naciones hermanas que ya se liberaron. Maduro conduce con éxito la lucha por preservar la libertad, pero es necesario que conciba, que complemente su estrategia con otras interpretaciones, con otras opciones para el porvenir inmediato y la creciente arremetida del imperio, que no dudamos en calificar de definitiva, para justificar nuestra insistencia en la necesidad de otras e inéditas opciones estratégicas y en la orientación de nuestros actos conforme a la voluntad de Dios Todopoderoso.



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Rafael Flores

Capitán de altura y productor agrícola

 eveliseyrafael@hotmail.com

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