Dedicado a tantos lambucios que hablan de “desborde hamponil”

Viaje al pasado

EL Nazianal (antiguo El Nacional) era un periódico sujeto a la información veraz hasta que murió MOS y llegó ese hijo que no heredó los genes intelectuales del padre y lo convirtió en un órgano farandulero, de chismes, de timo, pantaletas e interiores, destapes y regueeton de la mentira, y el órgano político El hoy Nazianal era espectacular hasta en su edificación. Todo el que quería subía por su escalera sin parafernalia a charlar con equis periodista sin mucha vaina. Yo siempre iba en busca de ese genio del periodismo que fue Cuto Lamache, tratando de intercambiar alguna palabra con él , que aunque no hablaba mucho, de repente me daba un sabio consejo. A Don Cuto a veces lo encontraba en el cafetín de enfrente, con sus gruesos lentes de aumento, detrás de su tacita de café. Me acercaba a él tímidamente. Don Cuto al verme sabía por dónde yo iba y me interrogaba: “¿Qué te pasa hoy?” Don Cuto era genial hasta en su silencio, ¡cuánto lo admiré!
Una nota sobre el crimen, escrita por uno de sus grandes periodistas, expresaba :
“De 1943 a 1980 la criminalidad se ha desbordado en el país. Desapareció el ratero común y el asesino casual pasó a ser suplantado por uno de los delincuentes más libertinos y agresivos de América latina”
El Nazianal de hoy es una triste copia de aquel diario que no se conseguía a las 8 de la mañana en ninguna venta de periódico porque se agotaba rápidamente y que hoy, vestido de amarillo, quemado, tostado, lo observamos en esas calurosas tardes de cualquier mes en cualquier quiosco de las aceras caraqueñas, esperando que lo metan en el cajón para ser cambiado al día siguiente
“Y en la proliferación del delito, se abona la turbulencia demográfica, el desequilibrado auge económico y los DESAJUSTES SOCIALES, acrecentándose riquezas en medio de insólitas miserias”

El Nacional , hoy Nazianal, fue un diario de alcurnia. Hasta los muchachos se “la daban de mucho” cuando lo leían. Era algo así como sentirse intelectual. Quien anhelaba llegar a periodista, tenía como meta poner su fundillo en una silla de la redacción del ejemplar periódico y escribir al lado de los grandes Cuando en 1943 se anunciaba la llegada de El Nacional , en el cual escribirían talentosos jóvenes de la época, dirigidos por Antonio Arráiz, se escuchó esta genial copla: “Antes de morirme quiero que me digan los Otero cuando sale El Nacional”. Claro, el actual director farandulero no estaba en el aire, y nadie presentía que con el correr de los años, iba terminar con el sueño de su padre, Miguel Otero Silva, dejándose llevar por la insaciable gula económica, golpista y farandulera.
“Del pillaje individual y en parejas, se ha desembocado al asalto y al atraco de bandas organizadas. El tráfico de drogas y la tratas de blancas utilizándose a veces el país como puente o trampolín en las componendas de los gangs internacionales”
Eso fue antes de la década de 1980. Se observa el destape que estaba sucediendo en Venezuela después de la traición de los oligarcas a la revolución de 1958, pues para nadie es un secreto que los Mendoza, los Lamberti, los grandes emporios económicos, se ajustaron rápidamente a la nueva realidad y atacaron con toda su fuerza, desplazando a los que habían sido protagonistas del cambio, léase Hugo Trejo, Fabricio Ojeda y otros patriotas, para apoderarse de la patria. Son los mismos del golpe de 11-a. Los mismos que piden invasión y que día a día propagan la mentira a través de esos medios come mierda que en mala hora existen en nuestro país y a los cuales muchos lambucios siguen en comparsa, cuan sumisos son. En próxima entrega seguiré el tema.
aenpelota@gmail.com


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Ángel V. Rivas

Limpiabota, ayudante de pintura, articulista, Productor Nacional Independiente, editor de El Irreverente. Animador del programa Gigantes del Romance, autor del libro Pacto Satánico y poeta en estado de frustración.

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