Pasado, presente y futuro

Crisis globalizada

Desde que el sistema capitalista en su fase imperialista comenzó a repartirse el mundo, como bien lo desnudaba Lenin hace ya casi cien años, y al mismo tiempo procedía a exportar sus capitales industrial y financiero como mecanismo de dominación sobre aquellos países no industrializados y por tanto "subdesarrollados", debido a que eran dependientes, se daba inicio a una pauperización globalizada de los pueblos.

El mercado mundial como centro de todo, ese del que hablaba el liberal David Ricardo por allá en 1817, le trajo a la humanidad un cúmulo de desgracias hasta hoy palpables: guerras, muertes, miseria, esclavitud, enfermedades, etcétera.

En el sistema capitalista la ganancia se individualiza, mientras que la pobreza se colectiviza. Es el imperialismo en su fase superior del capitalismo, parafraseando de nuevo a este revolucionario ruso, lo que tiene al mundo sumido en este estado de crisis económica, política y social a escala nunca antes vista.

Hoy día las relaciones de producción giran, desgraciadamente, en torno a la lógica de este insalvable sistema económico en casi todo el planeta. Eso hace que cada vez que el capitalismo entre en crisis, como siempre pasa, esta se globalice y por ende afecte a las economías de los demás países del mundo, siendo los pueblos los más perjudicados.

Esta nueva crisis parece, contrariamente a las otras anteriores, estar lejos de ser cíclica. Por lo visto no tiene salida. Su regresión es inaplazable.

La voracidad del sistema se los está tragando a ellos mismos. Miremos hacia Europa, en espacial a España, "el país de las maravillas". Está atravesando, al igual que EEUU, por una de las crisis económicas más severas jamás ocurrida a lo largo de sus historias.

Como válvula de escape a su crónico estado de salud solo les queda hacer la guerra, y justamente a aquellos países que cuentan con vastos territorios ricos en recursos minerales, en especial, petróleo. El Medio Oriente da fe de esto.

Hoy se destina más capital al mercado financiero especulativo que al mercado industrial productivo, y la producción de agrocarburantes hace mella sobre las necesidades alimenticias de los pueblos del mundo.

La crisis económica en Venezuela, como hemos dicho antes, es parte de una sucia guerra económica, pero a su vez está envuelta en toda esa espiral de esta crisis globalizada del sistema capitalista.

Es por ello, que se hace más impostergable avanzar sin descansar por la senda del socialismo bolivariano del siglo XXI.



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Héctor Abache

Escritor. Trabajador socio-comunitario.

 hectorabache@gmail.com

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