¿Intentan engañarnos con el cabotaje?

Estoy Seguro de que el Ministro Hebert García Plaza fue absolutamente sincero, ayer viernes 27 de junio, cuando informó al Presidente Maduro acerca de la ampliación del Puerto de La Guaira, para recibir hasta 2000 contenedores, instrumento éste de los modernos sistemas del transporte marítimo internacional. García respondía así al enfático mandato de Maduro, para incrementar el cabotaje. Como venezolano y marino siento necesidad de expresar orgullo porque este hombre de origen humilde, formado en las trincheras de la lucha social, sea Presidente y líder de la Revolución Bolivariana; no me vengan con cuentos planificadores y docentes universitarios incapaces de entender el cabotaje, como una de las bases fundamentales para desarrollar a Venezuela y para el transporte de la producción nacional, especialmente la agrícola.

Eso de ampliar el Puerto de La Guaira, para recibir más contenedores, nada tiene que ver con el cabotaje, sí con hacer a Venezuela más dependiente de la importación. No hay producción nacional para tantos contenedores, entre puertos venezolanos. Por eso enfatizo mi apreciación de la importancia de la orden de Maduro, para que se impulse el cabotaje, y la sincera determinación de García Plaza a cumplir su mandato. Considero necesario que mis compatriotas aprecien la entrega de ese hombre, que Dios Todopoderoso designó, por boca de Chávez, para liderar a los venezolanos. Esa es una de las razones por las que me identifico con su Gobierno, como lo hice con el de Chávez: humanos comprometidos, no hados que puedan resolverlo todo con una varita.

Para desarrollar el cabotaje se necesitan muchos y pequeños atracaderos, que no me atrevo a llamar puertos, para no dar lugar a confusiones; puerticos, sencillitos, sin ostentación de ser lo más importante en el Caribe, un pequeño malecón en las riberas del Unare, o en San Juan de los Cayos, o en Puerto Gutiérrez, u otras facilidades en el Baúl o en Tucacas, un esfuerzo mayor, para dragar el río Tocuyo y llegar hasta donde no hay puerto alguno, pero seguramente lo hubo, en las fronteras de Yaracuy, Lara y Falcón. No se trata de contenedores, sino de sacos de café, queso de Churuguara, naranjas de Yaracuy, carne y arroz de Guárico, cabritos del occidente de Falcón, maíz de Cojedes y Portuguesa, carne y más cereales de Barinas, más reses de Apure, papas de Los Andes, yuca y maní de la Mesa de Guanipa, plátanos del Sur del Lago ¿Para qué tantos contenedores? ¿Seguir haciendo caso a asesores europeos y despreciando el conocimiento y entrega de nuestra gente, porque somos de origen humilde y de piel cobriza? No estoy en desacuerdo con hacer de Venezuela el puerto de enlace de América del Sur y el Caribe, es su condición natural, pero no con grandes puertos para favorecer la producción de países europeos o asiáticos, sino pequeños puertos, pequeñitos, para las necesidades de nuestro pueblo y del Caribe.

No se trata de un cabotaje en autobuses, como los que usé cuando estudiante de náutica, al salir del Litoral Central para ir a Coro y mis recursos no daban para más, sino para ocultar el uniforme y viajar con gallinas y sacos de tubérculos en buses, por la Carretera Panamericana. Hablo de cabotaje más moderno, en pequeños buques construidos en astilleros de Paraguaná, Zulia o Cumaná; antes de que desaparezcan esos astilleros y la experiencia en construcción de buques, canalicemos esa experiencia para construir buques más modernos, como el autobús que conducía Maduro.


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Rafael Flores

Capitán de altura y productor agrícola

 eveliseyrafael@hotmail.com

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