Magnicidio, disparates y concesiones

Ya están trabajando la vía del magnicidio, mientras practican otros asesinatos selectivos. Los artífices fueron descubiertos y denunciados. Van a insistir en ellos, hasta que reciban un escarmiento y sus amos sientan que deben respetar a Venezuela.

     Pero, como tienen un gran poderío mediático y la recompensa que puso el gobierno norteamericano de quince millones de dólares ($ 15.000.000,oo), es tentadora, resulta que ahora los ofendidos son los asesinos, con abolengo y deligrí . La cabeza de nuestro Presidente Constitucional, Nicolás Maduro, tiene precio, de manera tan vulgar, como recompensa por "liquidarlo", como lo precisa el diablo en pantaleta en un mail.  Y a muchos eso les parece banal.

     Ellos, los asesinos magnicidas y genocidas, serán victimizados mediáticamente, hasta que, logrado su objetivo, pasen a la otra etapa de justificación, ya no solo del magnicidio, sino del genocidio que comenzarían contra todos los funcionarios leales al gobierno y contra todos chavistas, es decir, el asesinato en masa.

    Mientras tanto, los disparate son parte de las huidas hacia adelante: que si les robaron el Iphone, que si conspirar para asesinar al Presidente constitucional es un acto privado, por lo tanto, inviolable, que si lo demuestran, no importa, porque aún la víctima de sus planes está viva, etcétera. Y, el peor disparate, creer que desistirán de sus intentos magnicidas y genocidas, así nomás, por la fuerza del cansancio.

    Otros, tal vez, los que han dicho que ellos no se subordinarían a Nicolás Maduro, porque Chávez era otra cosa, albergarán ese sueño nefasto, para sus mezquinos fines. Y, los más ilusos, hasta que no vean el hecho consumado, no lo creerán, así como muchos no creyeron las advertencias de Salvador Allende y cuando lanzaron el golpe sangriento, con magnicidio y genocidio extendido por años, ya era demasiado tarde, cuyas graves consecuencias hoy las siguen sobrellevando.

   Hemos de saber que estos planes macabros no se conjuran haciéndoles concesiones de ningún tipo a la derecha fascistoide, ni a esa oposición hipócrita de dos caras. Eso no es pacificar el país. Eso es ceder terreno ante el fascismo y el terrorismo, en sus múltiples vertientes. No habrá paz, sin justicia. Y, viceversa.

     Así, tenemos, por ejemplo, que la guerra económica se ha agudizado, a pesar de la excelente LOPJ y la van ganando los sectores económicos privados, porque han sido más las transmisiones televisivas y mediáticas (en los canales oficiales de menor rating que los privados), que la supervisión real, porque la burlan, mojando manos de corruptos, cantándoles las zona cuando hay supervisión en comercios y servicios y, en muchos casos, en muchas regiones, no se les toca, para mantener una falsa paz social, que estamos pagando a un muy alto precio.

    Ese alto costo que estamos pagando, es: el desabastecimiento programado, la ralentización, la hiperinflación, artificial e inducida, que derivará en estanflación real, boicot en comercios, empresas y servicios, sobreprecios y cualquier sabotaje de orden económico, que según calculan los que está detrás de los hilos de la conspiración, servirá para que muchos terminen reconociendo, de manera ramplona, que el asesinato del Presidente obrero, "era de esperarse y, hasta se lo merecía", "porque estaba matando al pueblo de hambre y este modelo político económico fracasó". Esa es la conseja que, subliminalmente y de manera expresa, están difundiendo en medios privados, nacionales e internacionales.

     Por eso, la campaña macabra de Direct Tv, los llamados bufos de SOS por redes electrónicas y medios radioeléctricos , la campaña difamatoria de CNN contra el gobierno de Venezuela, las denuncias falsas de desaparecidos que no existen, la victimización de genocidas y exigencia de su libertad o medida humanitaria, entre otras ocurrencias y disparates, como las amenazas de sanciones contra Venezuela y una caterva de imbéciles rogándoles que no los castiguen a todos por culpa de los chavistas.

     En el fondo, si esto llega a suceder, más allá de los caballos de Troya, de los quinta columna, de los corruptos y de los ineptos, la culpa será solo nuestra, si nosotros como Pueblo, en masa, no asumimos esta guerra económica como muy nuestra. Y, al menos, para comenzar a organizarnos, la página donde se registran los inspectores del Pueblo, debería funcionar. No se puede registrar nadie, porque no funciona. Recordemos: "eficiencia o nada". No olvidemos: ninguna concesión hará desistir a los magnicidas y genocidas.



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Luis Alexander Pino Araque


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