Gobernar para las redes sociales

Vamos para tres semanas y las guarimbas siguen, ahora con menor intensidad que antes.

Si no hubiese sido por los dos días de asuetos forzados decretados por el gobierno para conectar con el carnaval, tal vez aún estaríamos contando los muertos por goteo.

Van 18, y probablemente siga elevándose esa cifra porque Táchira parece estar sitiada por los guarimberos.

¿Eso es sano para el país, para la democracia, para el estado de derecho, para la justicia?

¿Qué país puede aguantar tantos saboteos, tantas muertes, tantos piquetes a una economía moribunda, sin que medie la fuerza del estado, a través de la aplicación de las leyes?

¿Para qué existe el Estado como poder superior que regirá las normas sociales y la sana convivencia ciudadana?

El gobierno llama a la paz, mientras los manifestantes destrozan calles, ornato público, calles, vidrieras, establecimientos comerciales, y encima, ponen la guinda en el pastel: colocan guayas para degollar a chavistas, opositores y quien pase por estas trampas mortales.

Nada de eso pareció suficiente para el Estado venezolano, como para imponer el orden.

El Presidente dijo que se trataba de un plan, del cuál se tenía conocimiento con anticipación. En consecuencia, ¿por qué no se actúo para prevenir?

Parece lógico pensar que el gobierno con su inacción, apostó a las guarimbas, a sabiendas que fracasarían como lo hicieron en el pasado.

Les convenía, claro está, para reposicionarse ante la opinión pública, debido a las fuertes críticas que llovían por el mal manejo de la economía.

Probablemente no contaron que las guarimbas del presente eran más radical, intensas y diseminadas por las grandes ciudades del país.

Cuando quisieron actuar, asustados por los cálculos elaborados, muchas guariambas tomaron cuerpo y contaban con unos combatientes incondicionales: medios de comunicación, nacionales y extranjeros, y redes sociales. ¿Cuándo, no?

Pareció entonces que se gobernaba para los medios de comunicación y la olla de grillos que hay en las redes sociales, como si fueran los representantes legítimos de la mayoría de los venezolanos.

¿18 elecciones ganadas, no bastan para dar legitimidad y autoridad a un gobierno para actuar?

Supongamos que fuese lo contrario: que en Venezuela gobernaran Primero Justicia, Voluntad Popular, AD o Copei.

¿Veríamos tales escándalos en los medios y redes sociales?

El gobierno no puede gobernar con manos de seda, con miedos, con temores, porque haga lo que haga, los medios, las redes sociales, EEUU, la iglesia, las transnacionales, los poderes fácticos, conspirarán, directa o indirectamente para desalojarlos del poder, por cualquier vía, y eso está documentado en el pasado.



Rubén Marcano



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Rubén Marcano

Periodista, graduado en la UCV. TSU en Informática, con estudios sin culminar en Sociología y Derecho en la UCV. Con maestría de Periodismo y Comunicación Institucional en la Complutense de Madrid, Autónoma de Barcelona y UPEL. Ha escrito dos libros. Es profesor universitario y articulista.

 rubenmarcano@gmail.com      @rubenmarcanob

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