La nueva táctica del capital contra la clase trabajadora venezolana consiste en confundir a los ingenuos con el tema del dólar como moneda de libre convertibilidad en el país: esto es, con la dolarización de la economía Venezolana. Una dolarización que ha constituido uno de esos sueños realizados del imperialismo norteamericano, en muchos países latinoamericanos, en los tiempos del Consenso de Washington de los años 90.
Combatir la fuga de capitales con dolarización es tamaña estupidez para los que quieran seguir viviendo en Venezuela. Por un lado, la fuga de capitales no se detiene dándoles más dólares a quienes quieren sacarlos del país, por el contrario se incrementa. Solo logrará que el Estado Venezolano se descapitalice más rápidamente otorgando dólares preferenciales de sus reservas internacionales a quienes quieren sacarlos del país. Las razones de esa fuga de capitales son diversas; pero, a fin de cuentas todas confluyen en un capital que huye desesperadamente del país sin importar la miseria que crea en el resto del pueblo venezolano.
Según datos manejados en Estados Unidos, más de un billón de dólares constituye la masa monetaria que manejan las burguesías latinoamericanas en ese país. Y todas están dispuestas a consumir cuanto le pueda ofrecer el capital norteamericano. Se calcula que esta masa monetaria en su conjunto representaría la novena economía del mundo. En ese sentido, uno se pregunta, ¿de dónde salieron tanto dólares? pues de la fuga de capitales de apátridas que desde México y Centro América, pasando por Venezuela, Bolivia, Brasil y Argentina sacan dólares preferenciales del Estado a costa de las reservas internacionales de sus países de origen. Pero detrás de tanta opulencia existe otra cara, la de la miseria de la clase trabajadora y campesina de estos pueblos con Estados quebrados, crisis económicas, sociales y políticas. La fuga de dólares preferenciales nos exponen cada vez más a la estrategia anexionista de Estados Unidos, que puja por la reducción del flujo de Caja de los Estados latinoamericanos y un masivo endeudamiento con los organismos internacionales.
Se compara “ingenuamente” a la economía Venezolana con la de Ecuador como el que confunde conocimiento con sumar, restar o describir un fenómeno (“con algo técnico”). Pero, la realidad de la aplicación del modelo neoliberal de los años 90 con su dolarización de la economía Ecuatoriana fue una inmensa deuda externa que colocó a ese país (a su clase trabajadora y campesina) de rodilla y en la ruina. Bastece escuchar los discursos del Presidente Correa en esa materia para conocer el sufrimiento que este pueblo pasó por más de una década. Fue esa desigualdad creada con la dolarización de su economía la que creó las condiciones objetivas para que insurgiera un Rafael Correa que con posiciones de centro izquierda y nacionalistas adelantara acertadas políticas económicas de importación y exportación, manejo y pago de la deuda pública, control del Banco Central del Ecuador y sus la reservas; así como, un manejo fiscal que ha permitido hasta ahora y con mucho esfuerzo estabilizar su economía. Estabilidad que le ha permitido corregir un poco las profundas penurias y desigualdades que ha sufrido la clase trabajadora y campesina de ese país. No fue la dolarización la que permitió estabilizar la economía Ecuatoriana fueron las políticas pro- clase trabajadora y patriotas la que lo hicieron. Por el contrario la dolarización hundió a ese país.
Por otra parte, tampoco le debemos restar valor en esa construcción económica a la burguesía productiva de Ecuador; así como, a su pequeña burguesía emprendedora. Elementos que en el caso de Venezuela son pocos o no existen y están en su mayoría profundamente dispuestas a fugar sus capitales del país de acuerdo a una postura político- económico y una posición apátrida. En Venezuela la burguesía siempre ha estado acostumbrada a ganancias groseras provenientes de parasitar al Estado y especular con mercancía importada a la clase trabajadora y campesina. Esta siempre ha sido su condición rentista. Rentísmo improductivo que es financiado con dólares del Estado (provenientes del petróleo) que en su mayoría nunca dieron nada a cambio para el país. Solo fugar capitales y consumir en Estados Unidos y Europa. Esa es la burguesía que saca sus dólares del país. Más aun cuando la anima el odio al proyecto bolivariano, que tantas ganancias le ha sabido dar; así como, su odio a los avances sociales de la clase trabajadora.
La dolarización no conviene a la clase trabajadora porque el país pierde toda capacidad de control sobre el manejo de su masa monetaria. Control que pasa automáticamente a ser asumido por Estado Unidos a través de su sistema financiero internacional. Como siempre el capital pone a los propios trabajadores profesionalizados (en este caso a economistas, ingenieros y administradores) a proponer y defender sus propuestas imperiales. El camino para el desarrollo endógeno socialista no es la dolarización (con su fuga de capitales) sino la inversión productiva de esos dólares en el país, con más producción, más economía de escala, mayor rentabilidad y más bienes y servicios para la propia clase trabajadora. Viviremos y Venceremos, que viva el socialismo, Carajo!!!.