Discurso sobre "inseguridad", bien administrado, tumba gobiernos y gana votos

En los estados eminentemente capitalistas, sobre todo, en donde las clase sociales guardan una gran zanja, de lucha histórica, confrontación y resentimientos mútuos o de pena étnica, el discurso bien administrado contra la "inseguridad", ligada al hampa común o delincuencia, deja réditos electorales y, si por la vía mediática, logra posicionarse como una sensación de terror y se hace sentir en el ambiente como algo que nos acecha, aún sin verlo, con solo sentirlo o creerlo, las consecuencias son devastadoras.

En países como EEUU, cualquiera de Europa y en América latina, el manejo de este discurso, con fines electoreros, ha sido muy efectivo, porque soslaya problemas fundamentales o determinaciones de las que derivan la delincuencia, el crimen organizado y la inseguridad real, para poner en el tapete y convencer al elector de que lo único que importa, al precio que sea, incluso, aplicando la pena muerte, es acabar con esa "sensación", que, irónicamente, no logra, ni saciar la sed de sangre contra todo lo que huela a pobre y marginal (ergo, chavista, según el estereotipo que la derecha mediática ha difundido con cierto éxito), menos aún, no resuelve el problema de la "violencia", que es lo de fondo, desde la física, hasta la psicológica, casi siempre, acompañada de drogas, prohibidas y aceptadas socialmente.

En este sentido, hemos de recordar las explicaciones que exponían Jesse Chacón y Tarek El Aisami, como ministros de la cartera del Interior, de Justicia y Paz, comprender el fenómeno de la violencia, heredado de las taras dejadas por la llamada IV República, producto de la opresión, pobreza extrema, teteros de agua de arroz, perrarina, cartón y pega, en la dieta de los que ayer eran párvulos y hoy son jóvenes, con el cerebro destruído o fundido y la moral inexistente, entre 15 y 30 años, que son objeto de manipulación de intereses oscuros, del crimen organizado, del que forman parte las élites burguesas y pequeño-burguesas, que fuerzan por rescatar la hegemonía del gobierno y poder circunstancial, en favor del gran capital, de las transnacionales y del narcotráfico, cuyo centro es el imperio norteño.

Hoy, ante hechos abyectos, sórdidos y atroces, cometidos contra emblemáticas figuras de la vida nacional, ciertos sectores, que han promovido la violencia y la han inducido desde la televisión y el cine en general, se rasgan las vestiduras y envueltos en moralina episcopal, quieren la cabeza del Mayor General Miguel Rodríguez Torres, quien ha actuado, haciendo que el la Misión "A Toda Vida Venezuela", los dispositivos de seguridad y el "Plan Patria Segura", sean realidad, atacando el problema, desde sus raíces, porque el gobierno único y revolucionario, Chávez - Maduro, ha sabido entender que éstas son taras sociales que debemos atender como una patología, sin satanizar a quienes delinquen y buscando sacar desde el fondo de su ser, su espiritualidad y su condición humana.

Sorprende que, esos fariseos que quieren tumbar al gobierno, administrando sus gemidos contra la inseguridad, no digan absolutamente nada, por tantas vidas que, de repente, estamos perdiendo de nuestros funcionarios policiales. Es asombroso, pero, dudo que espontáneamente o por casualidad, tengamos tantas muertes de funcionarios policiales, con el mismo patrón, los cazan y los asesinan, sin móvil alguno.

Nadie puede ocultar el que actrices, actores, gente de las artes en general, de la cultura, el gran sistema de orquestas nacional y deportistas, han venido cumpliendo una gran labor social, a brazo partido, codo a codo, con la FANB, los cuerpos policiales, algunos sectores religiosos de diferentes credos, tratando de ganar a los jóvenes y a los no tan jóvenes, para la vida, la paz y el amor. Jamás antes, en esa IV República, llegamos a ver a un ministro de Relaciones Interiores, Justicia y Paz, tendiendo una mano pacífica, pero, no olvidemos, ni nos equivoquemos, con otra mano de hierro, para quienes insistan en el crimen, la siembra del odio y del terror.

Decir que la criminalidad es elevada y debemos combatirla, luce como afirmar que el agua moja. Lo de fondo está en que están empezando a desaparecer los antivalores, inherentes al capitalismo y empieza a resurgir una nueva sociedad socialista, entre cuyos valores, está la vida, la paz, el amor y la sana convivencia, para "vivir viviendo", expresión profunda que nos evoca al Comandante Chávez y que el Presidente Obrero, Nicolás Maduro, está empeñado en hacer realidad, de la mano con el Pueblo. Por ello, algunos no entienden que la Ministra Iris Varela, como nunca antes, esté humanizando las cárceles, porque allí tenemos víctimas de la IV República y de los antivalores del capitalismo.

sipango60@hotmail.com


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Luis Alexander Pino Araque


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