Eduardo Campos y la nueva derecha brasileña

Es el pragmático gobernador de un Estado influyente del nordeste brasilero: Pernambuco. Fue Ministro de Ciencia y Tecnología entre 2003 y 2006, durante el primer período de Lula. Rompió con el gobierno de Dilma hace sólo meses, y desde ese momento intenta aglutinar a diversas expresiones de la oposición en Brasil: así, sumó el reciente apoyo de Marina Silva, ex Ministra de Medio Ambiente, quien lo acompañaría en la fórmula presidencial en 2014.

Un sin fin de analistas políticos analizaron la emergencia de una nueva derecha en América Latina durante estos últimos años. Así, han explicado la aparición de diversas figuras -en general jóvenes y con amplia con vocación de poder- que han aggiornado a las oposiciones a los gobiernos posneoliberales de nuestro continente. El principal exponente ha sido Henrique Capriles, ex candidato presidencial de la Mesa de Unidad Democrática, quien discursivamente no critica al chavismo por su "política social" -llegando incluso a elogiar las propias misiones- sino por el supuesto ataque de éste a las instituciones y medios de comunicación. En Argentina, otro claro ejemplo es Sergio Massa, quien defiende la Asignación Universal por Hijo, y realiza críticas similares a las de su par venezolano. Ambos han exigido la necesidad de dar garantías a las inversiones privadas tanto nacionales como extranjeras- nuestros países.

En Brasil, tras sumar el apoyo de Silva -quien incluso se afilió al Partido Socialista, del cual Campos es el presidente nacional-, el gobernador pernambucano sacudió la escena política. Sucede en un país donde, en los últimos 20 años, sólo dos partidos se alternaron en el gobierno: el PT, quien asumió en 2003, y el PSDB, que gobernó entre 1995 y 2002. ¿Por qué este "sacudón" político, si la candidatura de Dilma Rousseff está firme y encabeza todas las encuestas, incluso luego de las enormes movilizaciones que tuvieron lugar en junio pasado? Porque al sumar a Red Sustentabilidad, Campos logró aglutinar a gran parte de la oposición -autoproclamada "progresista"- al gobierno, y desplazar al PSDB -el gran perdedor tras este reacomodamiento del mapa- del segundo lugar en proyección a 2014. Dos elementos más nos pueden hacer comprender mejor la potencialidad de esta unión: Marina Silva alcanzó casi el 20% de los votos en las elecciones pasadas, y Campos es uno de los gobernadores más populares del país -a tal punto que aumentó su caudal de votos en Pernambuco, pasando de 65% a 83% en su última elección-.

Dicho esto, hay que volver a mencionar que la popularidad de Rousseff está en alza, finalizando su año más crítico al mando del Brasil: según la encuestadora Datafolha, Dilma oscila entre el 41% y 47% de intención de voto, según los rivales que enfrente el año próximo[1]. Dos movimientos políticos audaces le permitieron al gobierno recuperarse tras las protestas de junio: el anuncio de destinar el 75% de regalías petroleras al presupuesto educativo, y la implementación del programa Más Médicos, que incorporó a especialistas extranjeros la mayoría de ellos cubanos- al sistema público de salud en lugares a los cuales los médicos brasileños no llegaban.

Discursivamente, sobre el modelo económico, Campos se diferencia de Rousseff: es repetitivo su llamado a la inversión privada y a las reglas claras discurso del que también son devotos tanto Capriles como Massa-. Es crucial para los agentes económicos que se dan cuenta de que hay una línea estratégica de acá a 25 años, afirmó recientemente, en crítica abierta a Rousseff, el gobernador pernambucano, quien esconde tras ese ideario a largo plazo el objetivo de avanzar en una liberalización de la economía con amplios incentivos a esa inversión privada que mencionaba previamente[2].

Preguntas con el horizonte en 2014

Marina Silva rehuyó siempre a los partidos tradicionales, afirmando estar en la construcción de una alternativa a los mismos, pero ante la imposibilidad de inscribir legalmente a Red Sustentabilidad, optó por afiliarse al PS. ¿Cómo influirá esto en su propio electorado? ¿Traccionará y ampliará- Marina los 20 millones de votos que logró en octubre de 2010, a esta nueva alianza que conformó con Santos, aún si no encabeza la misma y "baja" a la vicepresidencia? ¿Qué tan compatibles son, electoralmente, los perfiles de Campos y de Silva, teniendo en cuenta que el primero tiene un visto bueno por parte del empresariado brasilero, y que Marina tiene un perfil más apuntado al electorado joven -por su perfil "ecologista"- y los evangelistas?

En cualquier caso, Eduardo Campos es, hasta el día de hoy, el gran ganador de este armado novedoso frente al PT, colocándose en la escena política del gigante sudamericano con grandes chances de acceder al ballotage. Enormes similitudes con otros personajes de la nueva derecha latinoamericana (gestión, juventud, pragmatismo y buena relación con las elites económicas locales) lo ubican como nuevo emergente de un fenómeno que traspasa las fronteras de nuestros países: líderes que se autodenominan progresistas para llevar adelante políticas económicas similares a las que hemos vivido en América Latina décadas atrás.

(*)Licenciado en Ciencia Política UBA

Investigador del Centro Cultural de la Cooperación


[1] Diario El Telégrafo, Quito, Ecuador. Rousseff en alza en el año más crítico, 2/12/2013. Ver online en: http://www.telegrafo.com.ec/mundo/item/rousseff-en-alza-en-el-ano-mas-critico.html

[2] Diario O Globo, Brasil. Eduardo Campos crítica política económica del gobierno de Dilma, 15/10/2013. Ver online en: http://oglobo.globo.com/pais/eduardo-campos-critica-politica-economica-do-governo-dilma-diz-que-sempre-bom-estudar-10375358



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Juan Manuel Karg

Licenciado en Ciencia Política de la Universidad de Buenos Aires. Investigador del Centro Cultural de la Cooperación en Argentina.

 jmkarg@gmail.com

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