No crean ustedes que no pateo las calles para conseguir determinados alimentos.
La semana pasada, hice un experimento con una amiga: seleccionamos 4 establecimientos de alimentos más Mercal, para buscar tres productos que por estos días escasean: papel, leche en polvo y leche descremada.
No incluí mantequilla, harina y blancaflor para no forzar la experiencia.
Este fue el planteamiento que esbocé a mi amiga: en los supermercados privados, de clase media alta, se consiguen los productos mencionados con regularidad. Pero en Mercal y Bicentenario, ni con magia.
Lógicamente, los comercios debían estar en nuestra parroquia. Utilizamos una semana para sondearlos, visitarlos y anotar cuando llegaban los mencionados alimentos.
Los días, horas, y si se producían colas.
Aquí va nuestra experiencia
En Luvebrás, se consiguieron los tres de un tiro, incluso mantequilla, esa que fabrica Empresas Polar. No hubo necesidad de hacer colas, y la única limitación fue adquirir dos productos por personas.
En Madeirense, fui varias veces, sin suerte. Sólo conseguí la leche en polvo a 75 bolívares. Del resto, me estrellé.
En Automercados Plazas, conseguí todos los productos. Eso sí, fui tres veces, en días de semana y en horario laboral, cuando suelen llegar muchos productos.
Pero ahora viene lo bueno
Los Mercal a cielo abiertos en mi zona, bajaron drásticamente la frecuencia, y las colas son infernales, a pleno sol de la mañana.
En el Bicentenario fue cumbre: estaban tan pelados los estantes, que me animé a preguntar si los proveedores estaban en huelga o algo parecido.
La chica me respondió que tenían días sin traer nada.
Más o menos en marzo fue la última vez que pesqué dos pollos y un tolete de carne argentino en ese Bicentenario. Luego acudí con cierta frecuencia para ver si aparecían nuevamente, y hasta el sol de hoy.
Más tarde, un amigo me llamó e informó que cerca de la UCV estaba un Mercal ambulante, de esos que venden alimentos y prestan otros servicios en un autobús. Hice una hora de cola, y desistí. Mi columna no aguantó tanta inclemencia a las 11 de la mañana.
A mi amiga, pregunté: ¿por qué conseguimos casi todo en los abastos privados, y en los del gobierno, no?
La respuesta es obvia: el gobierno sigue maltratando con pésimos servicios a la gente que cree en ellos, que votan por ellos, que en las buena y malas han sido fieles a sus políticas.
¿Eso es justo?
No lo es, y no debe ser obviado por las autoridades que cada día dejan que la inflación avance como una hidra que nos consume a todos.
Que me perdone el Presidente Maduro, con esto que voy a decir: cuando Chávez estaba vivo, daba gusto entrar al Bicentenario y había mercales dos o tres veces por semanas, al menos en mi parroquia. No sé en la de ustedes
¿Qué pasó desde entonces?
Rubén Marcano, periodista