Sindéresis

Con los ministros de ambiente no se pega una

No existe ninguna duda, si a juzgar por los hechos se admite, que el quinto punto estratégico de la revolución para los años venideros que Chávez con tino táctico-político promoviera, ha sido lacerantemente desdeñado por las políticas ambientalistas desacertadas del gobierno revolucionario. La preservación de la especie humana como fin ulterior de la utopía revolucionaria, firmemente contenida en los preceptos que Chávez ideó para el armazón que llevaría la revolución a sus mejores destinos, ni siquiera se ha echado a andar. Los tumbos que en materia ambiental se han ido dando, ya compiten con amenazas de triunfo, ante el espectrograma que en esa materia dejara la cuarta república. Aquellos viejos ministros plutócratas de la oligarquía, que soñaban la cartera ambiental para enriquecerse en el negociado de la permisologia ambiental a costa de la depredación de las cuencas, las sabanas, las montañas y la atmosfera, son de sombrío recuerdo. Pero los resultados dejados por los ministros de la revolución tampoco han sido los mejores. Una sarta de errores que van desde aquella parodia de un “baño en El Guaire en pocos años” hasta ese otrora hermoso Lago de Valencia convertido en vertedero de aguas servidas, tampoco son de señeras evocaciones. Ana Elisa Osorio y Jacqueline Farías dejaron una obra ligeramente perceptible a pesar de la dura situación política que en sus ejecuciones rondaba. Después vino Hitcher, duramente cuestionado por sus posiciones al parecer hermanadas con empresarios de inversión en agua envasada y otros productos. Y en los últimos diez meses ha empeorado la cosa. Cristóbal Francisco apenas se hizo notar en una gestión vacua, técnicamente frívola e intrascendente. Y Dante que llego con grandes expectativas no hizo honor a su nombre, tragado en la improvisación, salió optando por una alcaldía en Nueva Esparta. Ya hay otro ministro de quien solo se sabe que gerenció la pdvsa Gas-Comunal no con fulgurantes logros. Y le espera al nuevo ministro el agravante de los problemas ambientales. No hay lugar de la patria donde un vertedero de basura obsequie el testimonio de la desidia. Ni que no gima un rio por su olor a heces fecales. Ni tampoco que no se retuerza la tierra por el ilícito de la explotación minera y forestal. Y ya Guayana implora a la revolución, la devolución de sus suelos, violados por la espantosa pequeña minería. Por eso, espera conmovido ese legado ambiental de Chávez, casi ya ni nombrado por los ministros que apoltronados alguna vez en las Torres Norte de El Silencio dejaron pasar sus mejores tiempos en detrimento de la revolución.


Esta nota ha sido leída aproximadamente 8691 veces.



Neri La Cruz


Visite el perfil de Neri La Cruz para ver el listado de todos sus artículos en Aporrea.


Noticias Recientes:


Notas relacionadas