Uslar Pietri uno de los pioneros de la violencia

El notable escritor Arturo Uslar Pietri (1906-2001) en una entrevista televisiva realizada en mayo de 1989 profirió la palabra “pendejo” para referirse de manera sarcástica a las personas honestas que no están dispuestas de cometer actos de corrupción. Hasta esa ocasión dicha palabra era considerada como una grosería, especialmente utilizada para insultar a otra persona.

En años anteriores, Jaime Lusinchi, presidente de Venezuela entre 1984-1989, cuando regresaba de un viaje le dijo al periodista Luis Guillermo García “¡A mí tú no me jodes!”, ese diálogo que se divulgó por televisión, en ese momento causó gran alboroto, pero esta declaración no tuvo mucha repercusión dentro del pueblo ya que lo consideró como efecto del whisky que se había tomado el ex-presidente en el avión.

La expresión de Uslar Pietri fue considerada en todos los medios como una anécdota de este ilustrísimo venezolano; muchas personas han escrito sobre el suceso, algunos le han buscado el significado y le han buscado distintas connotaciones a lo que quiso decir en ese momento tan distinguido personaje.

Había transcurrido tres meses de “El Caracazo” cuando hizo estas declaraciones Uslar Prieti, y por supuesto existía un gran descontento del pueblo con el gobierno de Carlos Andrés Pérez.

Pero si una persona tan ilustrada se permitía decir semejante palabra (palabrota o grosería en ese momento) en sitio tan exclusivo como la televisión, el pueblo modesto consideró que también podía demostrar su irritación diciendo públicamente sus expresiones de disgusto con groserías.

Entonces apreciamos como se populariza hablar soezmente en cualquier ambiente, en los hogares, en las escuelas, en la calle y también en la televisión y por supuesto ante niños, damas y ancianos.

Así, unos años atrás vimos a un político en decadencia (Felipe Mujica) recordarle la madre al Presidente de la República Hugo Chávez, y escuchamos a populares comentaristas de televisión como Miguel Pérez Pirela, Alberto Nolia, Mario Silva y otros, también soltando palabrotas. Recientemente turbó a toda Venezuela el candidato perdedor Capriles Radonski cuando intentando desconocer el resultado de las elecciones presidenciales promovió la violencia en todo el país utilizando para ello a una grosería: “Descarguen su arrechera”.

Se recuerda que en el pasado no muy lejano las cárceles y los cementerios de Venezuela se encontraban llenos de personas que habían ofendido o que habían recibido lo que consideraban una gran ofensa por el insulto de una grosería.

El asunto, lo importante, no es escuchar las palabras groseras sino sus consecuencias. Al insultar a alguien con una palabra vulgar es dar pie a respuestas que no siempre son de palabras. Los hechos violentos siempre están acompañados de ellas.

El embajador Roy Charderton Matos nos dio una lección cuando respondió al embajador destituido de Panamá ante la OEA, Guillermo Cochez, en la oportunidad de que este se inmiscuyó en el estado de salud del Presidente Hugo Chávez y en la situación interna del país. Sin decir alguna vulgaridad, Charderton contestó a las desguazadas y agresivas expresiones del panameño y prácticamente lo aplastó.

Así como en el pasado se han realizado campañas para impulsar el ahorro de la gasolina, de manejar con sentido común, para usar el cinturón de seguridad en los vehículos, es conveniente para avanzar en la cultura de paz comenzar por este aspecto, evitar las expresiones groseras y pornográficas, además se debe promover el respeto a las personas, la convivencia y las buenas costumbres.

Algunas entidades contienen disposiciones de orden público que contemplan castigo a los infractores de esta irregularidad pero como es natural en este país estas no se cumplen.

Es necesario y urgente abocarse sobre este asunto. La Cultura de Paz que se ha comenzado a fomentar en Venezuela, entre su estructura debe considerar: una campaña contra las groserías y la pornografía, al maltrato verbal a los ciudadanos y castigo a los infractores que vulneren este principio de convivencia ciudadana.

El llamado es al Ministro del Poder Popular para Relaciones Interiores, Justicia y Paz, mayor general Miguel Rodríguez Torres, al Ministro del Poder Popular para la Cultura, Fidel Barbarito, y al Ministro del Poder Popular para la Comunicación y la Información, Ernesto Villegas para que tomen en consideración este problema.


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Pedro Quintero Gamboa


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