Un arrecheron de Capriles con la FAO

Ciertamente que los lechuguinos del fascismo amarillo perdieron desde su nacimiento, comprado con el cheque de la pdvsa aquella, las oportunidades de crédito popular. Y cada vez que amenazan con imponer alguna credibilidad, la chorrean para que todo les siga igual. Después de la campaña infame con el propósito de ilegitimar al presidente Maduro dentro y fuera del país, y viéndose perdidos ante una realidad internacional donde el ridículo se les quedó corto, buscan desesperadamente alguna tela que cortar para construir los retazos con que vestirían sus ofrecimientos a las elecciones de diciembre. Ya no hayan cómo recomponer la historieta del fraude y por eso Ramos Allup los mira distante con pesimismo y Henry Falcón está que recontra salta la talanquera. Ahora, en cualquier cosa que adelanta Maduro y la revolución para articular gobierno, enseguida sin contener bruces, intentan descalificarla. Pero es peor aun cuando alguna señal de simpatía deviene del exterior que tanto celan. Por eso con los acercamientos de Kerry y el Papa Francisco, el sofocón llegó al delirio. Insultaron al gringo y al Papa por poco lo desconocen. Brota fascismo desde sus cerebros apolillados de maldad, cada vez que hay un avance de la revolución. Y desconocen también los avances de la revolución en materia alimentaria. Como si más de la mitad de los venezolanos no vivimos en una cuarta república de profunda desigualdad, donde las lágrimas del pueblo vertían a diario las bandejas vacías de la harapienta mesa. Ellos no, porque es sus cónsolas decoradas con vino y exquisitos platos, donde jamás faltó algún politicón que le enflautaba las trampas al patrón, nunca hubo escases. Por eso intentan en vano empeño, desconocer el reconocimiento que las Naciones Unidas hace de la Venezuela Bolivariana. Y lanzan los peores infundios contra la política alimentaria del país. Les duele que exista comida para los niños en las escuelas, comedores en las universidades, comedores populares, cesta ticket dignos, etc. Les duele Mercal, bicentenarios y pedevales. Les duele que el pueblo pobre coma. Ahí está la síntesis de sus dolores. Entonces, con una voracidad que los espanta a las cavernas del peor de los descréditos, salen corriendo a gritar que Maduro compró el pergamino de la FAO. Parece que no se dieron cuenta que entre los países reconocidos en actuación alimentaria por ese organismo, más de la mitad pertenece al círculo de países anti neoliberales. Y el peor de los dolores que muestra el fascismo criollo es que Cuba, Nicaragua, Nueva Granada y San Vicente, reconocidos también por la FAO, no avanzan precisamente en gobiernos del tinte oscurantista que los amarillos en Venezuela desean, para mal de sus afanes, imponer.



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Neri La Cruz


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