“Chávez no es Maduro”

Con este titular quiero llamar la atención de la aberración a la que podemos llegar si seguimos ridículamente diciendo que “Maduro no es Chávez”, o si en general seguimos con la absurda comparación de Maduro con Chávez. Por ese camino podríamos decir también “sapientes verdades” como que Diosdado Cabello no es Chávez, que Elías no es Chávez, que Ramírez no es Chávez, que José Vicente Rangel no es Chávez, etc., etc., etc., para al final decir también que ninguno de nosotros somos Chávez ¿Eso es lo que queremos? ¿Hasta ahí queremos llegar?

Nada de esto es nuevo, recordamos por ejemplo, como algunos haciéndole el juego a la reacción europea en el siglo XIX cuando murió Karl Marx decían sutilmente que Federico Engels “no era Marx” para descalificarlo y producir la desunión de los revolucionarios. Engels tuvo que decir que Marx era un genio y que él sólo había sido una especie de “segundo violín”, después Lenin reivindicando a Engels dijo que la humanidad jamás había conocido un segundo violín como ese. Pero algunos izquierdistas hasta hoy se engancharon con aquella estrategia reaccionaria y aún descalifican las obras de Federico Engels y las separan de Marx.

En lo que sí que creemos es que todos esos líderes bolivarianos anteriormente mencionados tal vez no sean Chávez, pero si estoy seguro que todos ellos están infinitamente más cerca de ser Chávez que cualquiera de aquellos autodenominados “intelectuales críticos de izquierda”, que mientras la Patria está en peligro lo único que se les ocurre es mirarse el ombligo y continuar con la cantaleta “Maduro no es Chávez”, haciéndole el juego al imperio y a la oposición. Algunos incluso dicen “el gobierno de Maduro”, ¿qué esto?, ¿entonces por quién votó ese intelectual “bolivariano”. Las críticas bienvenidas pero con compromiso, no es posible llamarse bolivariano y tomar “distancia” del “Gobierno de Maduro” como algo ajeno, ése es NUESTRO gobierno, el gobierno de todos los bolivarianos, el gobierno que Preside Nicolás Maduro es el Gobierno Bolivariano, los revolucionarios No tenemos otro gobierno que no sea ese. Tomar “distancia” del “gobierno de Maduro” es en realidad traicionar al Comandante Supremo, pues quien nos dijo que votáramos por Maduro fue Chávez el día 8 de diciembre con toda su convicción. Es un insulto a la memoria de Chávez dudar de su decisión ¿acaso un hombre excepcionalmente inteligente como el Comandante Chávez no fue capaz de evaluar suficientemente durante veinte años a Nicolás Maduro para llegar a la conclusión que ése debía ser su sucesor? Seguir con la cantaleta de “Maduro no es Chávez” o que “Maduro hace esto, pero Chávez hubiese hecho esto otro”, en momentos que Obama se ha hecho ya el jefe de la oposición venezolana, se parece mucho a la famosa discusión bizantina del sexo de los ángeles, pero con los turcos a las puertas.

Si alguien quiere aconsejar al Presidente Maduro, ¡hágalo!, si alguien quiere alertar al Presidente Maduro ¡hágalo!, si alguien quiere criticar al Presidente Maduro con compromiso revolucionario ¡hágalo!, pero no ande midiendo cada acción del Gobierno Bolivariano para compararlo con Chávez. Se quiera o no esta es una forma de descalificar a Maduro contraponiéndolo con Chávez que es exactamente la estrategia del imperio. La propia actitud de la oposición venezolana y la del señor Obama personalmente me convence cada vez más que Chávez fue asesinado, que se trata de toda una estrategia planificada para por fin acabar con la Revolución Bolivariana y hacerse con el petróleo venezolano. El cálculo era que la muerte del Comandante produciría tal conmoción y confusión en las filas de los bolivarianos que conduciría a la división, al derrotismo y a una total desmoralización que debilitaría de un modo tan significativo al proceso revolucionario que sucumbiría ante la estrategia imperial. Sin embargo eso no ha ocurrido. Los bolivarianos seguimos disciplinadamente la orientación del Comandante en Jefe, mantuvimos la unidad y volvimos a vencer en las urnas. Pero el imperio que está en crisis y que está hambriento del petróleo venezolano por mucho que lo disimule, no quiere que la oportunidad se le escape y siguen acechando con su plan cuyo centro es descalificar a Maduro, hacer que los bolivarianos duden de su propio Gobierno y terminen desmoralizados. Para conseguir tal objetivo han sido tan cínicos de casi disfrazarse de “chavistas”, de encumbrar a Chávez y descalificar a Maduro. En definitiva el imperio ya tenía predeterminada su perversa estrategia, cualquiera que se hubiese designado, fuese Maduro u otro líder bolivariano, ya la matriz “que no era Chávez” estaba lista.

Tenemos que reconocer que nadie “nace” Presidente, ni el mismo Comandante Chávez nació presidente, tuvo también un aprendizaje, a veces muy duro, recordemos que el Comandante Supremo decía de modo autocrítico que él no sería más aquel del 11 de abril de 2002. Maduro también está en un proceso de aprendizaje, va muy bien y rápido. Concebir que no pueda cometer algún error en ese camino es absurdo, claro que necesita de todos los bolivarianos, necesita de la ayuda de todos. Maduro es un hombre muy humilde y para nada soberbio y prepotente, está abierto a la crítica positiva y a la ayuda, si comete un error sabe cómo rectificar rápidamente. Si Chávez no está físicamente lo que nos queda es estar muy unidos y ayudarnos mutuamente. Pero lo peor que se puede hacer es seguir colocándole a Maduro esa carga insoportable de la comparación con Chávez, es muy cómodo desde un escritorio mostrar “lustre” con esa comparación por simple vanidad intelectual. Al final eso solo sirve para desanimar y desmoralizar y de paso aunque no sea el objetivo, hacerle el juego al enemigo.

Por eso desterremos de una vez por todas ese ejercicio tan inútil de seguir comparando a Maduro con Chávez que no conduce a nada bueno, basta con eso porque hacerlo en realidad ya es en estos momentos un acto contrarrevolucionario.

juanvi70@hotmail.com


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Juan Miguel Díaz Ferrer


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