Vaya que madura rápidamente

El oligarca que se compró el apartamento en “niuyol” en cinco millones de dólares hace poco, HCRadonski aunque es un político de cero generación, se creyó que iba a envolver a Nicolás Maduro en sus patrañas, dándosela de “popi” con esos ojos más puyuos que palito e pincho, gritando, mintiendo, chismeando, es decir tele guisando triple mal, pero el tiro le salió por la re-culata. Resulta que Nicolás Maduro tiene más pinta que un arcoíris y lo dejó como burro a orilla de precipicio: viendo a todos lados, Nicolás viene del aula de un profesor que cambió todo el espectro político de Venezuela, Latinoamérica ,parte de Europa, África, Asia, Oceanía y afines.

Nicolás Maduro el autobusero que ha venido subiendo la escala de la lucha desde que se asoció al GIGANTE está resultando un hueso duro de roer. Sin prisa, sin alocadas precipitaciones, Nicolás ha ido entendiendo la intríngulis de ese mundo político donde normalmente se mueven todas las malas y buenas pasiones con el único fin de triunfar. Un político fracasado es un ave sin alas.

Nicolás no ha tenido que trepar a ese entrevero de la intelectualidad, donde se rebuscan frases y charlas del caletre sabihondo para impresionar al proscenio. Nicolás ha sabido llevar su cruz a cuestas camino a la cima de la presidencia de Venezuela. Esto no lo soporta el OLIGARCA al que un día le compraron una diputación y una presidencia en el antiguo Congreso Nacional. Mientras el copeyano que no aprende, no por minimizarlo, sino porque es verdad, se movía en aquel congreso de adecos y copeyanos Nicolás manejaba un autobús de la empresa Metro de Caracas cuando fue consultado por un sindicalista a que se llegara a luchar dentro de un grupo que intentaba hacer ruido con el “arañerito” de Barinas.

Nicolás se entregó a la tarea que siempre le gustó; la política. El Oligarca creyó que con dinero todo se logra y obvió que en política hay que caer bien, cosa que él no aprendió. Mientras el diputado por Copei dormía en un curul del Congreso, Nicolás andaba por El Valle buscando adeptos para incluirlos en la lucha revolucionaria que se acercaba. Muchos días los pasó sintiendo la muerte de cerca, pero para un revolucionario, para un hombre que no tiene ambiciones personales, ni deseos de hacerse rico con la política, la muerte es una yunta que a veces acaricia y otra cercena y hay que acostumbrarse a ella.

Nicolás se unió al GIGANTE. Para eso fue a Yare. Allá habló con Chávez y con el grupo que estaba a su lado. Chávez le vio futuro. Lo anexó a su patota. Nicolás estaba feliz, sentir la presencia de aquel rebelde del 4 de febrero era para Nicolás algo indescriptible, porque por sus venas corre la sangre del pueblo y Chávez era y es de pueblo. El OLIGARCA del este sifrino y pantallero no aprendió jamás y creemos que se le hizo tarde. Hoy Nicolás anda de pueblo en pueblo cumpliendo con lo que le dijo Hugo Chávez: SERÁS EL PRESIDENTE DE ESTA PATRIA…prepárate.

En el primer encuentro de Nicolás con el Gigante de las Miles de Cabeza, lo observamos haciendo esfuerzo para serenarse y lo logró. Sintió el calor de ese pueblo que lo imantó por el cual dejó el autobús un día. Nicolás fue Presidente de la AN. Allí demostró que la materia no le era tan esquiva y pasó horas aprendiendo. Un día el Gigante lo llamó para que fuera su Canciller y Nicolás no arrugó: es un hombre de temple , de carácter, de enjundia, un hombre que no tiembla ante el ruido porque en su época de revoltoso revolucionario por Caracas muchas veces sintió en zum que hace una bala al pasar velozmente cerca. Fue Canciller de Venezuela durante seis años y medio. Hoy Nicolás Maduro Moros con su Cilia, mujer llanera, sencilla, luchadora incansable, recorre los pueblos de Venezuela.

Nicolás pone de manifiesto las lecciones que les dio su gran maestro, Por él lloró, se sintió abatido, pero eso lo que hizo fue darle más fuerza, más claridad para entender que el pueblo es una masa que atrapa a quien lo ama y que igualmente puede castigar si el amor se convierte en traición, en frustración, en abandono. El pueblo es una dicotomía; amor y desprecio. Amor para llegar al infinito, desprecio para olvidar y castigar.

Nicolás anda de pueblo en pueblo. En cada sitio se nota su valentía, su afinidad con la masa humana, su contemplación a la gente que lo aúpa y que ve en él a Hugo Rafael Chávez Frías del cual lo considera un hijo fiel, dispuesto a servir sin flojera, sin miedo, lejos de la cobardía, evitando el acecho de los aprovechadores de oficio, alejándose de los aduladores, de los jala bola, de los sumisos, de los que limpian el suelo buscando el oro, de los que se arrastran para luego exigir prebendas. Nicolás aprendió de un gran maestro; no caerá en eso. Nicolás entiende la lección con una fuerza que bien podría tenerlo durante muchos años en el alma del pueblo venezolano. Nicolás dejó atrás al OLIGARCA.

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Ángel V. Rivas

Limpiabota, ayudante de pintura, articulista, Productor Nacional Independiente, editor de El Irreverente. Animador del programa Gigantes del Romance, autor del libro Pacto Satánico y poeta en estado de frustración.

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