Vetadas 31

Chávez nuestro que estás en los aires...

Nos acercamos inevitablemente a conmemorar un mes de tu partida y tu presencia invisible nos llena todos los espacios, colores, aromas, discursos, sueños, esperanzas, batallas; por decir lo menos. Millones han procesado tu “hasta la victoria siempre” de manera estoica, inderrotables, firme como el bambú; todo ello a pesar de las provocaciones y atropellos de la rancia oligarquía que no ha tenido reparo en seguir velipendeándote y tratando de mancillar tu nombre, de hecho puedo concienzudamente asegurar que hoy te temen mucho más que antes del fatídico 5 de marzo, como lo predijiste, te has vuelto millones que esperan en silencio y sin caer en las provocaciones, darán una nueva pela histórica a los que han traicionado a su pueblo.

Una parte de la oligarquía y sus voceros trata de desacreditarte de manera solapada y eufemística, mientras otra, de manera más discreta y sin reparos lo hace con mayor sorna y odio; no puedo dejar de compararlos con aquellos que en el siglo XIX despotricaron y pisotearon el legado de nuestro padre mayor, El Libertador. Son los mismos, es la misma oligarquía con sus nuevos voceros, los mismos amos del valle, los mismos que se apoderaron de las tierras y su riqueza, los mismos que han despreciado a este valiente y humilde pueblo que ha sabido esperar, que lo humillaron y saquearon durante siglos y luego salieron diciendo que el Chávez nuestro había inventado los odios, que aquí siempre fuimos hermanos, todos nos queríamos y nunca hubo odio ni racismo, son los cínicos de siempre con su caras bien lavadas.

Comandante, te has hecho oración en millones de hogares, fuerza en millones de corazones, esperanza en multitud de batallas, canciones, poemas, sueños y en esta coyuntura: grandeza de un pueblo irreductible que sigue dando la pelea en tu y su propio nombre. No lograron derrotarte en vida y hoy no han podido ni hacerte coquitos, te has hacho más grande, cósmico, invencible para la eternidad.

Comandante, desde tu nueva trinchera ilumina a tu pueblo y no lo abandones, ese pueblo no te traicionó en vida y puedo jurarte que no traicionará ahora su legado; haga el imperialismo lo que tenga que hacer, tu memoria histórica está a salvo para la posterioridad.

ajueves@gmail.com


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Luis Alberto Duarte


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