Quien es culpable del aumento del Dólar

¿Qué representa el aumento de valor del dólar frente al bolívar? En el marco de una economía rentista dependiente, con poca producción nacional, no representa otra cosa que un aumento moderado del costo de la vida, por el tema del aumento en el costo de importaciones. Pero, si a esto se añade una especulación sin control el aumento del tipo cambiario significa un gran golpe a las clases trabajadora y campesinas de este país: a su calidad de vida.

En una sociedad productiva orientada a la exportación el aumento del dólar representa una oportunidad para estimular el crecimiento de la economía (financianciado a la burguesía); a costa de disminuir indirectamente el valor de la mano de obra (comprando menos cosas por el mismo salario), y haciendo más competitivo esta economía frente a los mercados internacionales. Esta estrategia, en el mundo capitalista, se traduce en una vollante acumulación de riquezas para la burguesía y, en el mejor de los casos, en una posible “mejoría” de la clase trabajadora a mediano o largo plazo. En una sociedad socialista se traduce en la posibilidad de sustituir importaciones y desarrollar empresas que a la postre mejoren la calidad de vida de todo el pueblo. Un desarrollo socialista que implicará su crecimiento inclusive en los mercados internacionales. Sin embargo, esta no es la realidad venezolana. Tristemente no hemos levantado una economía socialista, ni siquiera un capitalismo productivo. Entonces, ¿por qué devaluar? La razón no está muy lejos de nuestra cotidianidad. La especulación y el acaparamiento (con los productos nacionales e importados), el lavado de dólares, la especulación bancaria (con el mercado paralelo) y la corrupción de algunos Funcionarios Públicos son los pilares de esta devaluación. Resulta insólito ver como hay personas que compran, sin mucho aspavientos, camionetas o casas (ropas, joyas, lanchas o aviones) que valen cinco o seis veces su valor, en comparación con los valores internacionales o de los precios de hace cinco años, sin que eso parezca dolerles. No son muchos los venezolanos con este poder adquisitivo; pero, son ellos los que mantienen esos niveles de precios que afectan al resto del pueblo. Ellos son los que limitan la capacidad de compra de la inmensa mayoría de los venezolanos y nadie le pone el cascabel al gato. Cabe preguntarse, ¿Por qué, el Gobierno, en lugar de reducir la liquidez de los casi 28 millones de venezolanos condenados a un aumento en el costo de la vida, no va contra los 800.000 señoritos y señoritas que gastan en sus excentricidades el equivalente al resto de los venezolanos? ¿Por qué no buscan los origenes de dónde salen tanto dinero fácil para despilfarrar? Son ellos los que deben sufrir por su prodigalidad, por su especulación, por sobreprecios de hasta el 500% en productos importados, por su corrupción. Y no los trabajadores y campesinos del país. Porque, en resumidas cuentas estos (banqueros, funcionarios e importadores desalmados) son los mismos que se benefician con los dólares preferenciales. Ninguno de ellos está con el proceso bolivariano: todos son escuálidos, de la ultra derecha endógena o de la oposición.

El Estado debe poner mano dura a estos pillos, investigando los contratos con sobreprecios de donde nacen tan opulentas riquezas o revisando sus fuentes ilícitas; e incautando, decomisando o expropiando lo mal habido. Con estas medidas, también se acabaría la especulación con los precios, que no permiten a la clase trabajadora cubrir sus necesidades de vivienda, vehículo, ropa y hasta comida. No son los trabajadores los que mantienen artificialmente altos los precios: como dice el dicho “los precios son altos porque hay alguien dispuesto a pagarlo”. Esta es la lógica capitalista que arruina a los trabajadores.

Ya basta de que los Funcionarios de alto rango le echen la culpa al gobierno; porque, ellos son el gobierno. Esta devaluación también es su responsabilidad al permitir tanto sinvergüenzura con su incapacidad o respuestas tardías: ya basta de seguir financiando a la burguesía importdora y financiera para que no conspire.

No podemos permitir que nuestra industria petrolera financie esta canallada: no podemos matar a nuestra gallinita de los huevos de oro, para beneficiar a los escuálidos apátridas. Hay dos rutas, la capitalista ya conocida y la socialista, donde yace nuestra esperanza; cada uno de los venezolanos debe señalar cual ruta debemos seguir. Por su parte, el gobierno debe definir a qué intereses le es fiel. Esto es sólo el comienzo de la guerra contra el imperio norteamericano que pretende endeudar (comprar) nuestra patria; para que así, perdamos nuestra soberanía. Este es el momento de luchar: así pues, Rodilla en tierra contra la mafia que representan los banqueros, los funcionarios, importadores y empresarios desalmados que quieren quitarnos nuestros dólares: que quieren vender nuestra patria.

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Néstor Aponte


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