Artilugios del demonio, los llamaba mi nona Julia

El arribo de los automóviles a Los Andes está lleno de anécdotas. Gente despavorida que corría a esconderse, bien intencionados que le llevaban haces de pasto para alimentarlos, valientes que los enfrentaron a escopetazos, o, como mi nona Julia, que jamás se montó en ellos porque eran “artilugios del demonio”, y continuó haciendo sus frecuentes viajes entre Chiguará y La Playa a caballo o a pie. Durante largo tiempo fue un espectáculo que movía a pobladores de aldeas lejanas hasta la vera de la Trasandina para ver pasar los muy escasos automóviles envueltos en una nube de polvo. Modificaron conductas, los ricos comenzaron a adquirirlos para paseos domingueros por las calles empedradas de los pueblos y sus alrededores; los hubo que fueron llevados en andas a pueblos sin carretera para solaz de funcionarios o hacendados. Viajar a las capitales de los estados se hizo frecuente y la aventura que significaba un viaje a Caracas se fue convirtiendo en rutina. De todas maneras, la población se dividió entre quienes habían viajado en automóvil una distancia considerable y quienes no lo habían hecho, coincidiendo esta diferencia con la división en clases.

Lo anterior parece increíble cuando un día cualquiera visitamos el centro de Mérida: los artilugios del demonio se apropiaron de la ciudad, burlándose con desfachatez de los exorcismos de la última media docena de alcaldes. Pobres, no les dio la cabeza y los intereses para más, porque el problema del tráfico en la ciudad de Mérida tiene solución, que no es precisamente la que anuncia ahora Lester B., después de casi cuatro años de fracaso.

Al Alcaldillo Belandria le barajamos las soluciones desde Despertar Universitario, y él, impertérrito. Como hay que tomar medidas que afectan intereses económicos o mentales de aliados naturales de la derecha, y quien le pega a la familia se arruina, el problema del tráfico perdurará para siempre de continuar la ciudad administrada por adecos, democratacretinos, de primeroimpudicia y demás semejantes. Le toca al próximo alcalde revolucionario de Mérida comprometerse con las soluciones que conviertan a Mérida en una ciudad para humanos y no para artilugios del demonio. ¡Que vayan preparando su propuesta y la manera de hacerla cumplir quienes van a optar por ser seleccionados como candidatos a alcalde!

Por verdades de Perogrullo, produce vergüenza enumerar los entorpecedores del tráfico y las medidas para que dejen de serlo, pero los expondremos. Primero y principal, la no existencia de horarios para carga y descarga de mercancías, lo que produce que camiones 750 (y hasta gandolas) de refrescos, cerveza, gas (sí, gas; a pleno día, en medio de un tráfico infernal, camiones con varios m3 de gas a granel o bombonas distribuyéndolo por el centro de la ciudad), materiales y escombros de construcción, mercancías de todo tipo, recolectores de desechos sólidos. . . circulando por el casco histórico de la ciudad y, con exagerada frecuencia, mal estacionados. ¿Afecta a muchos establecer un horario estricto de carga y descarga si todas las ciudades ordenadas lo tienen? Por ejemplo, hasta las 8:30am; de 12:30m a 2:00pm y desde las 8:00pm, y que la medida incluya a todos los vehículos desde los llamados 350.

¿Cuántos vehículos no entrarían a la ciudad si se aplica la sana medida de prohibir la circulación de los que emiten más gases contaminantes de lo establecido o producen más de determinados decibelios?

¿Cómo repercutiría el rediseñar todas las paradas de las líneas de transporte colectivo, de manera que no haya más de dos paradas en la misma cuadra, cada una para sólo una línea? ¿No se podría convencer a las líneas de transporte de que la mayor fluidez del tráfico mejora los ingresos y firmar acuerdos para que respeten cabalmente las paradas como únicos sitios de tomar y dejar pasajeros? ¿No podría prohibirse la entrada al centro a los taxis reincidentes en hacer lo que les da la gana?

¿Es muy difícil demarcar los sitios de estacionamiento prohibido o autorizado? ¿Convierte a un alcalde en represor si hace respetar esos sitios y, sobre todo, las paradas del transporte público? ¿Se puede establecer medidas que desanimen la circulación de vehículos particulares por el centro de la ciudad? ¿Es lícito que por los sitios más deseados para estacionar se cobre una tarifa horaria? ¿Se puede pechar con un impuesto municipal especial a los vehículos que usan los estacionamientos del centro de la ciudad? ¿Es inadecuado exigir a las nuevas edificaciones, comerciales o no, disponer de sitios de estacionamiento en número proporcional a su tamaño? ¿No es “político” frenar la conversión de los garajes y estacionamientos del centro en locales comerciales?

Todas estas soluciones se desplazarían del centro si se toma la medida deseada por miles de merideños de cerrar el centro de la ciudad (las avenidas 3, 4 y 5, por lo menos desde el viaducto Campo Elías hasta la calle 17, y mucho mejor de Glorias Patrias a Milla) al tráfico automotor.. o cerrarlas a los automóviles particulares. Es perfectamente posible y no pasaría nada. Claro, paralelamente en la 2, 6 y 7 se prohibiría estacionar, para permitir dos canales de circulación. ¿Y los estacionamientos del centro? ¡Tantos usos que tiene un terreno en el centro de una ciudad! Hasta ayudaría a solucionar otros problemas urbanos que plantearemos en próximos artículos.

Otras medidas que escapan a la administración de la ciudad pero que, afortunadamente, están en el programa de gobierno de nuestro Gobernador socialista, es la construcción de la perimetral del Chama, desde antes de Ejido hasta después de Tabay, de manera que no sea necesario atravesar Mérida para ir entre estas poblaciones camino al Páramo o a Tovar y el Sur del Lago, y la continuación de la línea 1 del trolebús, para lo cual se dijo que ya estaban en Mérida los autobuses chinos. Con mejor transporte público, menos automóviles particulares en la ciudad.

Y una última, que ya se comenzó a buscar en reuniones entre el Gobernador y el Consejo Universitario de la ULA, evitar las protestas violentas y reglamentar las manifestaciones de descontento, cualquiera sea su origen. Es pan de cada día el entorpecimiento del tráfico de Mérida a causa de los violentos cachorros que rectores, sobre todo Lester B., dejaron enquistados en la ULA, tirapiedras profesionales, encapuchados armados, paracos lesterianos asesinos, amparados bajo una interpretación aberrada de la Autonomía universitaria, defendida de manera masoquista por toda la gama de la derecha merideña, contra los cuales la policía no puede ejercer su deber de mantener el orden público, todo lo contrario, con las absurdas medidas que vienen tomando añaden más caos. Es urgente encontrar una solución a corto plazo, porque la impunidad ante estos bandoleros sobrepasó el límite de lo inaguantable, y el pueblo está dispuesto a terminar de una vez por todas con sus tropelías “anti gobierno”.

Hasta aquí hoy, no sin antes expresar que soñé que me estaban contando que este 4 de febrero íbamos a tener noticias animadoras de nuestro querido Presidente Chávez. ¡Larga vida le darán los Dioses! (020213/15:45)

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Fermín E. Osorio

Historifabulador socialista y antiimperialista.

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