Discriminación, praxis natural del fascismo

Mi conciencia se sacude cuando escucha de boca de algún venezolano expresiones denigratorias hacia otro ser humano, y más aún, cuando van dirigidas a los portadores genéticos de quienes acá vivían antes de la invasión de los europeos. Últimamente, como consecuencia de los resultados electorales, a los ultrosos de la derecha anquilosada venezolana, les ha dado por iniciar una campaña que a todas luces lleva los rasgos del fascismo más reaccionario y despiadado. Decir que quienes votamos por el presidente Chávez somos incapaces de razonar, vagos y mantenidos, son adjetivos con los que pretenden zaherir el espíritu revolucionario de las personas que hemos visto en este proceso la entrada a un mundo de justicias y oportunidades nunca antes vividas en nuestra patria. Lo grave del asunto está en la patética creencia que tienen estos señores o señoras de ser seres superiores, con la enorme paradoja que nos dice que en la gran mayoría de los casos, ellos provienen precisamente de familias de condición humilde. Un estudio a sus árboles genealógicos no aguantaría dos saltos atrás sin encontrarse con la miseria y el despojo.

A quienes así piensan, y asumen la discriminación como conducta natural, vale la pena recordarles algo de historia, en concreto, la referida al surgimiento y establecimiento del nazismo en Alemania. Nos los ilustra un pasaje narrado por el periodista norteamericano William Shirer en su emocionante y conmovedor libro Diario de Berlín, impreso por Random House Mondadori, DEBATE, Bogotá 2009.

“La semana pasada en todos los hogares de Berlín se recibió un panfleto de la oficina local de la Unión de Alemanes en el Extranjero en el que se advierte a la gente que no debe confraternizar con los polacos que ahora trabajan como jornaleros o prisioneros en Alemania. He aquí algunos pasajes extraídos de ese documento: …El servilismo de los polacos hacia los alemanes que les dan empleo no hace sino ocultar su astucia; su actitud amistosa enmascara su engaño…Recordadlo bien: ¡Cuidad de que no surja ninguna relación del hecho de compartir la misma fe religiosa! …¡Alemanes! ¡El polaco no debe ser nunca vuestro camarada! Es un ser inferior a todos y a cada uno de los camaradas alemanes que trabajan en la granja o en la fábrica. Sed justos con él como siempre lo han sido los alemanes, ¡pero no olvidéis nunca que pertenecéis a una raza superior!”

¡No olvide! – le respondemos ahora a quien “inocentemente” pretende emular a esos monstruos – que aquellos a quienes tu miras con desprecio, muy lejos de ser vagos, son los que riegan las flores de tu jardín, recogen la basura de tu casa para que ella no se haga pestilente, madrugan a las 4 o 5 de la mañana todos los días para laborar en tu fábrica, la que te hace rico, ayudan en tus mansiones a mantener el orden, la limpieza y hasta ver de tus hijos, atienden la venta en tus negocios, curan tus heridas en el hospital, arreglan tus carros o te venden las verduras del mercado o madrugan a pescar tus langostas y langostinos, siembran, cuidan y cosechan los ricos frutos que a diario comes, madrugan al ordeño que se convierte en variedad de productos alimenticios para el disfrute de todos, se montan en motos y hacen todos los depósitos bancarios de tus empresas, vigilan con esmero tu casa o urbanización. ¡Tampoco olviden! Que muy lejos de monarquías ridículas en el que no existen ciudadanos sino súbditos, o democracias con elecciones de tercer grado donde alguien ¡y vaya a saber quién! te representa, en Venezuela estamos viviendo una experiencia política única en el mundo, inclusiva, humanista, solidaria, construida por ciudadanos que albergan en sus corazones una profunda sensibilidad social. A ellos, nuevo modelo de ciudadanos que no saben de discriminación ni racismo y que también, para sorpresa de mucho de ustedes, votaron por Chávez, los podrás encontrar operando satélites desde Camatagua, operando corazoncitos en el cardiológico infantil de Caracas, planificando y construyendo teleféricos turísticos y sociales, gerenciándo los grandes planes hidroeléctricos de Venezuela, desarrollando el plan ferrocarrilero nacional, creando obras artísticas, atendiendo junto a médicos cubanos a millares de pacientes humildes y ricos sin discriminar a nadie, o también los podrás ver ganando medallas y reconocimientos en ciencias, arte y deporte a nivel internacional, para honra y alegría de los suyos, los venezolanos todos, ¡incluyéndote a ti!

Ahora bien, lo terrible es que ese virus nos lo trajeron los invasores y se ha expandido de tal manera que por ejemplo, todavía tenemos familias con servidumbre, universidades en las que un profesor asume que el vale por 40 estudiantes y quien sabe cuántos obreros y administrativos, hasta llegarse al doloroso y absurdo extremo de encontrar a gente humilde discriminando a seres aún más humildes.

En conclusión, un ser inferior es en definitiva aquél que alberga odio en su corazón y discrimina a los demás por creerse superior, aun cuando se sienta santificado porque se da mil golpes en el pecho ante un cura de la falange. Sin duda, es una condición que al final inspira lástima, sin embargo, se trata de una categoría psicológica – la del alienado - que debemos estar atentos a combatir para evitar que se propague como reguero de pólvora o pandemia incontrolada. Los medios de comunicación tienen una inmensa, repito, inmensa responsabilidad en ello, tocando a diario el tema, develando y enseñando al pueblo venezolano los orígenes de esta absurda distorsión social.

Gloria al bravo pueblo venezolano. ¡Viviremos y Venceremos!

alcidesrivas@gmail.com


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Rubén Rivas

Merideño, Profesor de Música, con estudios en la Escuela de Música de la ULA. Egresado de la U. de Chile. Magister de la U. de Cincinnati. Autor de los proyectos de Carrera de Licenciatura en Música de la Universidad del Zulia y Universidad del Táchira.

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