Presidente pida que jubilen a los mayores de 60 años de la Administración Pública

La AN estaba discutiendo eso por allá por el 12 de abril de 2012 pero no se sabe que pasó. Mas no es que los mayores, los ancianos, las vejetes (nunca terceras edades; eso no existe, se es niño, joven o viejo) no sirvan para nada; no, después de los 50 años el hombre se hace más creativo por madurez y por heroísmo. Pero el Estado necesita renovarse, sentir la presencia de otra generación enérgica, ágil, de neuronas cálidas, caminar adelante y no hacia atrás.

Los mayores de 60 años ya cumplieron. Necesitan el reposo del guerrero además que no es manteniéndolos en la Administración Pública que vamos a conseguir al Hombre Nuevo. Acelere esa propuesta de la jubilación, Presidente y llenemos las arcas del Estado con gente nueva, inteligente y de espíritu social que no mencionen el pasado sino para sobrepasarlo.

La revolución bolivariana, igualmente hay que escribirlo, tiene en esos grupos de ancianos sus mayores toques de repelencia: ellos, muchos de ellos, se quedaron estancados en el pasado, en las peroratas arcaicas, medievales y estúpidas que el puntofijismo les vació en el cerebro, aquello de que “con ad se vive mejor” y no son capaces de analizar este gran hecho histórico que está sirviendo de ejemplo al mundo entero. Se comenta que cada cabeza es un mundo, pero el mundo de algunos está infectado por la publicidad. Que alguien del pueblo hable del “peligroso comunismo” es algo que asquea y a la vez da lástima: ninguno de quienes así se expresan ha vivido en ningún comunismo; el comunismo no ha llegado ni a China.

En las elecciones recientes donde Chávez alcanzó más de 8 millones de votos de su pueblo, algo espectacular para quien lleva 14 años en el mando, miles de empleados públicos que han recibido las respuestas positivas de la revolución bolivariana, se dejaron obnubilar por los medios privados que inoculan sombras por todos lados y votaron por quienes están en contra del sector popular, donde irónicamente ellos pertenecen. Eso no es libertad de pensamiento; eso es odio, mala fe, ignorancia y sumisión, porque “quien le pega a su familia se arruina”

Un afiche de C. Radonski colgado de un rancho, demuestra que algunos se estancaron en la miseria humana, porque si no les gusta Chávez que ha velado por ellos, como carajo van a estar con quien los ha esclavizado durante siglos. Y que esto no se vea que votar por Chávez es algo obligado, no, es algo para que midamos la dignidad, la claridad pensante, la estima y el compromiso de no hacer como el que goza con el dolor que se le aplica.

Esos mayores de 60 años que pululan por la administración pública deben estar en sus casas, mirando por la ventana como el país al cual ellos obvian en su avance social, da respuesta. Es posible que desde sus hogares puedan observar con mayor nitidez solamente una de las obras más emblemáticas de la revolución: los miles de apartamentos que hoy sus hermanos del pueblo que habitaban en cuevas, en orillas de quebradas, en cerros inalcanzables, se asoman por las ventanas de un destino donde la pulcritud, la limpieza, la belleza y el paisaje, pueden darle rienda suelta a sus verdaderos pensamientos de seres humanos que valoran lo positivo de su gobierno.

Mayores de 60 años a sus casas, jubilados con dignidad y respeto, ¡ya!

hdiderot@hmail.com


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Ángel V. Rivas

Limpiabota, ayudante de pintura, articulista, Productor Nacional Independiente, editor de El Irreverente. Animador del programa Gigantes del Romance, autor del libro Pacto Satánico y poeta en estado de frustración.

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