¿Qué gana la contrarrevolución con la salida de Chávez?

Esta es la gran pregunta que debemos hacernos todos los revolucionarios, si partimos de que la contrarrevolución es instrumentada, en parte, por gente del gobierno en posiciones de mucho poder. Gente que aliada con la burguesía nacional han sido y son tributarios de importantes prebendas del proceso bolivariano.

Pero, ¿Qué ganan? La respuesta no es otra que sobrevivir (abandonar el barco) ante los embates de sus amos del norte y con la “seguridad” de que nada les pasará. Sueñan con asilo político (tipo plan vacacional), dinero, mansiones y viajes. Pero sobre todo, creen ganar vengándose de Chávez y del pueblo que se reveló a la dominación. Otros Funcionarios de menor nivel fantasean que con la llegada de la contrarrevolución al poder nada les pasará ó que inclusive los promoverán; pero la realidad, es que el resentimiento y la retaliación de la oposición no conocen límites, muchos serán despedidos y maltratados sin ninguna explicación.

Los contrarrevolucionarios que hoy detentan altos puestos del gobierno no figuraban en la escena política de la cuarta república; inclusive eran segregados y aislados por el poder imperante. Pero, en este proceso bolivariano ganaron poder y dinero; igual que lo han hecho los grandes capitales financieros de nuestra burguesía nacional. Sin embargo, el que tiene poder y dinero quiere mostrarlo y pavonearse con el ante los que considera son sus iguales; no ante los que considera unos pata en el suelo. Sus privilegios definen su consciencia de clase: su ser social.

El imperio de Estado Unidos tiene muy claro que sus enemigos son la identidad nacional, la soberanía de los Estados y la propuesta socialista. De allí que todo lo que suene al rescate de nuestra identidad y de nuestra consciencia de clase trabajadora atenta contra sus intereses imperiales. Ellos saben, que estas posturas hacen más difícil su objetivo de lograr que los pueblos cedamos nuestra soberanía a Estado Unidos. Una cesión que nos convierta en otro Puerto Rico. Tristemente muchos seguidores de la oposición (de la contrarrevolución formal) perdieron su capacidad de análisis por su sentimiento de venganza y retaliación: aunque quizás, nunca la han tenido por cuanto su intereses de clase media (traicionera) o burguesía apátrida no les permite ver sino sus beneficios personales. Lo cierto es que el 7 de octubre está en juego la cesión de nuestra capacidad para decidir nuestro destino (nuestra soberanía). La contrarrevolución es su instrumento, como lo es la delincuencia y el tráfico de droga, con el que pretenden aterrorizarnos y volvernos adictos como pueblo. En este sentido, el espíritu de la pequeña burguesía y de la burguesía, traicionera e individualista, pretenden llevarnos como a los españoles, griegos e italianos al hambre, al desempleo y la indigencia. La contrarrevolución de estos países con los Rajoy (o Capriles) a la cabeza “justifican” con sus paquetazos la pérdida de nuestra soberanía nacional para entregársela de rodillas a la Euro zona en su caso y a los Estados Unidos en el nuestro. Son esos mismos intereses de clase los que estimulan la salida de capitales de sus países (desangrando su tesoro nacional); así como, las reformas de las legislaciones laborales como en México que eliminan las garantías a los trabajadores y pensionados, profundizando el desempleo y la pobreza.

La contrarrevolución que sólo piensa en sí misma en cada Ministerio y en cada empresa del Estado empuja a las clases trabajadora y campesina a la miseria. Añoran a sus antiguos jefes que sabían como patearlos. La “línea” que en la antigua concesionaria petrolera provocó el sabotaje sigue mandando y sus órdenes son cumplidas por la contrarrevolución interna. Inocentes, no hay. Traidores sí, y muchos, cada uno con una estrategia distinta que van desde los que voltean la cara ante los actos contrarrevolucionarios, hasta los aduladores; pasando por los que dicen ser neutrales.

Por otra parte, la revolución avanza, el compromiso de la clase trabajadora ahora es mayor con la construcción de socialismo. Somos menos ingenuos frente a las prácticas de muchos contrarrevolucionarios y estamos aprendiendo a luchar como ellos una guerra de guerrillas dentro de cada ministerio o empresa del Estado. Pero, esta guerra nos exige capacitación, planificación, compromiso y habilidad política para concentrar fuerzas revolucionarias dentro de cada organismo y con ella vencer las fuerzas poderosas de la contrarrevolución. Nuestra consigna es que trabajamos para el pueblo y por ellos debemos vencer nuestras debilidades y dispersión, para concentrar nuestras fuerzas en la construcción del socialismo. La contrarrevolución no duerme; pues, nosotros tampoco. Desbaratemos los planes de la contrarrevolución con sabiduría y astucia y así viviremos y venceremos, Que viva el Socialismo, Carajo.

chernan2009@gmail.com


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Néstor Aponte


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