La tesis actual de los majunches consiste en calificar de mediocres, inexpertos y mal preparados a los profesionales venezolanos. En sus palabras estos profesionales no sirven. Esta tesis sirve de colofón a su planteamiento fundamental de estimular la intimidación y el odio en sus propios militantes por todo lo que no suene a majunche o escuálido.
Pero, será verdad que nuestros profesionales son unos incapaces y que ellos son los que saben? La cuarta república muere como demostración inequívoca y descomunalmente evidente de la incapacidad de los políticos y “Técnicos” (tecnócratas) majunches que cayeron como muchachos pa' bobos en la trampa del imperio norteamericano con su consenso de Washington. “Consenso” que trajo tanta tristeza y pobreza a América Latina y que ahora proponen repetir con su plan de privatización y venta de nuestra riquezas y/o empresas a los extranjeros. Estos son los mismos que ahora gustan de calificar a los funcionarios públicos de mediocres, inexpertos y mal preparados. Ellos son los que tildan a nuestros profesionales de no saber planificar, de no saber gestionar los recursos, de despelotados. ¿Y es que acaso los majunches tienen la moral y la experticia para calificar a nuestros profesionales de mediocres cuando sus “representantes” siguen siendo los mismos vetustos y anquilosados burócratas y ladrones del pasado que no han dado pie con bola para armar una propuesta democrática seria que convenza al pueblo? Ellos a los que sólo se les ocurre proponer acciones violentas, golpes de Estado o repetir y parafrasear, como loros, las propuestas del Chavismos.
Sin embargo, reconozcamos algo. Es cierto que dentro de nuestras filas todavía quedan profesionales (Políticos, Gerentes, supervisores y técnicos) de esa calaña (Cuarto republicana) que trabajan sin honrar su compromiso con el pueblo, negando la identidad y respeto por Venezuela. Aquellos que calificamos con toda propiedad de contrarrevolucionarios. Esos son los que participan del majunchismo retrasando las obras, asfaltando las carreteras a las horas picos, creando deficiencia en los servicios básicos de luz, agua, gas y teléfono. Son los mismos que dejan sin funcionamiento los ascensores de las entidades públicas y/o cortan el agua para molestar a los ciudadanos y a los propios funcionarios o empleados públicos. Reconozcamos que son estos profesionales majunches, una mezcla de incapacidad con acción política contrarrevolucionaria, los que no sirven para el proceso bolivariano; pero sí, para el majunchismo antinacional. Lo triste es que haya jóvenes entre ellos. Pero, cada uno de los profesionales (Bolivarianos y Majunches) que trabajamos en este proceso debemos preguntarnos ¿Acaso es verdad que soy un mediocre, inexperto o mal preparado como afirman los adecos, copeyanos y primero justicia? Eso es algo que cada quien debe valorar. Lo que sí está claro para quienes no compartimos la tesis de los majunches es que es un irrespeto contra los profesionales y los venezolanos que nos pretendan calificar de esa manera: eso es inaceptable. Mal por aquellos que por su baja autoestima o por su acción política contrarrevolucionaria, acepten ser calificados de mediocres (hasta con gusto); pero, quien se quiera como persona, como venezolano, debe protestar y criticar airadamente semejante irrespeto. Entendemos que la campaña de los majunches la dirijan soldados norteamericanos racistas y con ínfulas de superioridad imperial; pero aquí existe dignidad y estamos obligados a gritar y demostrar a los cuatro viento que SOMOS PROFESIONALES DE PRIMERA LÍNEA, combatiendo a lo interno la contrarrevolución y venciendo al ejército de Estados Unidos en las elecciones del 7 de octubre del 2012.
Por otra parte, la estrategia de los majunches, enfocada en promover el odio, sigue avanzando y con ella los estados psicóticos que causan en los seguidores de globovisión y sus programas de radio un estado de estrés que les produce accidentes cerebro vasculares y disociación total de la realidad. Disociación psicótica que los convierte en potenciales homicidas. Ahora, los esfuerzos de los soldados norteamericanos, en su teatro de guerra, se centran en diseñar una campaña electoral que aúpe en sus disociados el frenesí psicopático: la creación subconsciente de una realidad ficticia en la que todo lo malo o negativo que le suceda proviene de una sola causa y la una manera de encontrar felicidad es eliminando la causa. En este sentido, reconocen a lo interno del país la derrota eventual de su candidato, para lograr en sus simpatizantes el desespero homicida; pero, a nivel internacional desarrollan una campaña comunicacional donde “las encuestas” presentan otra realidad para buscar el apoyo internacional. Así preparan a su gente inyectando odio por sus ojos y oídos; y miedo promoviendo actos de hampa común que aterrorizan al pueblo. Con esa preparación pretenden crear las condiciones para que los venezolanos se maten entre ellos, cuando canten fraude, al demostrarse con evidencias el apoyo del pueblo al comandante Chávez. Será ese el momento para recoger la siembra de su odio; esto es, propiciar la violencia de sus psicópatas y desplegar la capacidad bélica del ejercito norteamericano en procura de un golpe de Estado y/o apoyo internacional para acabar con nuestro proceso Bolivariano.
En este contexto la campaña majunche dirigida a gritar a los cuatro vientos que nuestros profesionales no sirven, que son jala bolas; complementada con las acciones contrarrevolucionarias internas que torpedean la gestión pública pretende imponer la duda o por lo menos neutralizar a los Funcionario, empleados y militantes (clase media) del proceso Bolivariano que puedan guardar sentimientos que los lleven a la pasividad. Evidentemente, la pasividad y el odio van de la mano para cualquier aventura golpista durante y después del proceso electoral. Con la estrategia de odio activan psicóticamente a los majunches y con la estrategia del resentimiento pretende crear en los Bolivarianos la pasividad, la falta de conciencia y la baja autoestima que anule toda acción de defensa del proceso bolivariano y con él la construcción del socialismo. La estrategia nuestra ha de ser la toma de las calles antes y después de las eleciones.